Redacción Centroamérica – México se ha convertido en el nuevo frente en la guerra contra el gusano barrenador, después de que lograra superar la barrera biológica que se estableció en la selva del Darién, la frontera natural entre Panamá y Colombia, y avanzara por Centroamérica hacia el norte, infectando sobre todo al ganado, pero también a otros animales de sangre caliente como mascotas, caballos o humanos, con varias muertes.
La hondureña Cristina Henríquez Funes, de 70 años, relató a EFE que contrajo la enfermedad luego de sufrir una pequeña herida en un pie causada por una espina, cuando recolectaba leña para encender el fogón en el que prepara sus alimentos.
Con dificultad para hablar, dijo que «llegó la mosca y me puso los animales», que le extrajeron cuatro larvas y que estuvo 40 días hospitalizada.
La anciana, viuda, no tuvo hijos, y su cuidado está a cargo de Evangelina Henríquez, una pariente cercana.
Según relató esta pariente, la anciana, que ya está recuperada, se fue a casa de una familiar y tras una inflamación en la pierna la llevaron a un centro de salud en Lepaterique, de donde fue enviada en una ambulancia al Hospital Escuela de Tegucigalpa, en el que estuvo ingresada durante un mes y medio.
Este no es el único caso de Honduras, donde las autoridades informaron de que unas 134 personas resultaron infectadas por el gusano barrenador, causando al menos cuatro muertes.
Conocida bajo el nombre científico de ‘Cochliomyia hominivorax’ o ‘Mosca en forma de tornillo devoradora de hombres’, este insecto busca animales de sangre caliente con heridas abiertas y allí deposita sus huevos. Luego, al eclosionar, sus larvas o gusanos comienzan a alimentarse del tejido. Si no se trata puede generar graves heridas, la pérdida de la función del órgano parasitado e incluso la muerte, especialmente si ataca a recién nacidos.
Aunque puede afectar desde humanos a perros, es en general el ganado el que se ve más golpeado por esta plaga, porque es un animal de gran tamaño, y el modelo de ganadería extensiva en Centroamérica y México, en el que se deja al animal pastar sin prestarle demasiada atención durante días, es más propenso a que cualquier herida puede resultar infectada por el gusano barrenador sin que sea tratada a tiempo.

Un avance imparable
En 2006 Panamá se declaró libre de gusano barrenador, estableciendo esa barrera biológica de control en la selva del Darién para evitar su entrada hacia el norte desde Suramérica, donde esta plaga es endémica.
Sin embargo, en 2022 se volvieron a identificar algunos casos en el país centroamericano, hasta los casi 50.000 de la actualidad, sobre todo ganado en un 85 %, pero también en perros, en un 6 %, o en humanos, con 161 casos, según datos recopilados por la Comisión Panamá – Estados Unidos para la Erradicación y Prevención del Gusano Barrenador del Ganado (COPEG).
A partir de ahí, el avance de la plaga hacia el norte fue imparable.
«Se pasó de una vez a Costa Rica porque los controles de movilización y todo eso la gente no cumple. Las leyes están, pero lamentablemente hay que ser sincero, a veces nos molestamos cuando la ley nos exige nuestros deberes, pero la gente quiere derechos, pero no cumplir los deberes. Y eso hizo que rápidamente ese foco se disparó», afirmó a EFE Víctor Peña, productor y segundo vicepresidente en Darién de la Asociación Nacional de Ganaderos (Anagan).
Según Peña, «igual pasa con los hermanos de los otros países centroamericanos. Ellos cuestionan que se nos fue la mosca, ¿pero qué han hecho ellos que eso pasó tan rápido? En menos de un año se cruzó todos los países centroamericanos».
Costa Rica detectó la presencia del gusano barrenador en julio de 2023 y el 7 de febrero del 2024 declaró la emergencia sanitaria. Según los datos más recientes del Servicio Nacional de Salud Animal (SENASA) y el Ministerio de Salud, hasta el primer semestre de 2025 se registraron 22.124 animales infectados en el país y 96 casos en humanos, falleciendo al menos dos personas por esta enfermedad el año pasado.
En su avance hacia el norte, el 5 de abril de 2024 el Gobierno de Nicaragua declaró alerta sanitaria animal en todo el país y activó un sistema de 122 técnicos sobre los siete puntos de control cerca de la frontera con Costa Rica, por donde habría ingresado el parásito tras 25 años de no tener presencia en su territorio tras erradicarlo en 1999.
Desde entonces, según datos del Instituto de Protección y Sanidad Agropecuaria (IPSA) de Nicaragua, el país registró 18.059 casos de gusano barrenador, en su mayoría en ganado (12.440), pero también 117 casos de parasitosis en humanos, con algunos casos graves, con larvas alojadas en el rostro, los genitales y el busto.
Tampoco Honduras pudo frenar al insecto, confirmando su presencia en septiembre de 2024 tras haberse declarado libre de esta plaga en 1996, con 1.984 infecciones en animales; o Guatemala, que adoptó la alerta nacional en octubre de 2024, contabilizando hasta el momento alrededor de 1.400 casos en animales y 20 en humanos, según datos recientes del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Alimentación.
En diciembre de 2024, el vecino El Salvador identificó también con gusano barrenador a un bovino y a un perro, según reportes del Organismo Internacional Regional de Sanidad Agropecuaria (OIRSA), para sumar hasta abril 1.171 casos, tres en humanos.

México, frente de batalla
No se había detectado aún en El Salvador cuando en noviembre de 2024 localizaron los primeros casos de gusano barrenador en México, con casi 2.100 animales infectados hasta ahora.
Precisamente México reportó la semana pasada la primera muerte en el país en humanos por la infestación parasitaria causada por el gusano barrenador. La fallecida, que se infectó por una herida en la cabeza, fue una mujer de 86 años que padecía ya un cáncer de piel y otras comorbilidades, según un boletín de la Secretaría de Salud.
Hasta el momento el país registró 33 casos de miasis por ‘Cochliomyia hominivorax’ en humanos, de ellos 31 en el estado de Chiapas y otros dos en el de Campeche, del que procedía la mujer fallecida.
En un intento de detener la plaga, Estados Unidos ha cerrado al menos tres veces sus fronteras para el ganado mexicano en apenas ocho meses, y se aprobó remodelar la planta para la producción de moscas estériles del gusano barrenador en Chiapas, valuada en 51 millones de dólares, de los cuales Estados Unidos pondrá 21 millones.
Esta técnica del insecto estéril, clave en el éxito desde el siglo pasado para detener la plaga, implica la cría en masa y la esterilización, por medio de la radiación, de moscas del gusano barrenador que al soltarlas en zonas afectadas impiden su reproducción. Hasta ahora solo está en funcionamiento una planta de este tipo en Panamá operada por COPEG y se trabaja en habilitar también una tercera en Estados Unidos.
«¿Y cuál es la prioridad ahorita? México», subraya a EFE el Dr. Carlos Moreno, director general para Panamá de COPEG, con el envío al país de la totalidad de la producción de moscas estériles de la planta panameña, 100 millones semanales, con más de 30 vuelos por semana.
«La prioridad del programa siempre es contener el avance de la enfermedad hacia su punto más lejano», detalla el Dr. Moreno, y esperan «que la producción panameña, más la producción que pueda dar México, más la producción que pueda generar Estados Unidos tenga el volumen suficiente para darle el golpe contundente a la plaga». EFE
(vc)