Miami, (EEUU) – El exilio cubano es contrario al restablecimiento de relaciones de Estados Unidos con Cuba y ve con impotencia que su poder de presión e influencia en Washington ya no cuenta como antes.
Tras el encuentro del presidente Barak Obama con el líder cubano Raúl Castro en la Cumbre de las Américas en Panamá no se ha celebrado en Miami, cuna del exilio cubano, ninguna manifestación de protesta.

Salvo algunas declaraciones contrarios al acuerdo, aquí en Miami el exilio tradicional está viendo que sus más de 50 de años de espera de un cambio en la dictadura de los hermanos Castro en la isla han sido estériles.
El senador cubano-americano Marco Rubio, que está a punto de anunciar sus aspiraciones presidenciales por el Partido Republicano, dijo que era “ridículo” que Estados Unidos esté pensando en eliminar a Cuba de la lista de los países que patrocinan el terrorismo.
“No tiene sentido que Obama esté pensando en eliminar a Cuba de esa lista, salvo por su deseos de dejar el legado de haber sido el presidente que se abrió a Cuba y rompió con una política de más de 50 años”, dijo Rubio, en una entrevista con el sitio de internet “Breitbart”.

En las negociaciones entre Washington y La Habana, un requisito de los cubanos para restablecer las relaciones era que su país fuera eliminado de esa lista, que no le permite, entre otros, solicitar créditos internacionales.
Otro requisito no se verá cumplido por ahora, como es el levantamiento del embargo económico y comercial contra Cuba, que solo lo puede hacer el congreso, controlado ahora en las dos cámaras por los republicanos, que se oponen a cualquier acercamiento al régimen comunista de la isla.
Los republicanos, como Rubio y la congresista cubana americana Ileana Ross-Lehtinen, estiman que Obama ha hecho muchas concesiones a Castro sin que este ofrezca a cambio nada sustancial.

Analistas políticos estiman que Cuba ha decidido acercarse al “imperio” ante la inminente bancarrota de Venezuela, quien la sustenta económicamente con cerca de 100,00 barriles de crudo diariamente, prácticamente gratis.
El presidente socialista venezolano, Nicolás Maduro, según estos analistas, debe sentirse traicionado por los hermanos Castro, que lo han dejado solo en la furibunda política de acusar a Estados Unidos de todos los problemas internos.
No hay que descartar que el Secretario de Estado norteamericano, John Kerry, esté presente en La Habana cuando se establezca la embajada en esa capital y aún más impactante, una visita del mismo Obama antes que finalice su segundo y último mandato en dos años.

Hasta ahora, los cubanos no han respondido a una de las demandas de Washington: que sus diplomáticos tengan libertad de viajar por toda la isla y de contactar libremente a sus ciudadanos.
El acercamiento entre Washington y La Habana, dos enemigos desde el triunfo de la revolución cubana en 1959, podría ocasionar el fin de la Ley de Ajuste Cubano de 1966, que concede unos privilegios preferenciales a los inmigrantes cubanos, que no tienen otros latinoamericanos.
Una encuesta en Florida del diario “Sun Sentinel” de Fort Lauderdale revela que un 37 por ciento de los encuestados estaría a favor de eliminar esa ley, mientras un 27 por ciento en mantenerla y casi un tercio no saben cómo responder.

Mientras tanto, se espera un gran flujo de visitantes norteamericanos a La Habana antes que esta cambie y se “americanice” con McDonalds y Burger Kings, aunque todavía no está permitido viajar como simple turistas.