La ceremonia se llevó a cabo en la Casa Presidencial, en presencia de los secretarios de Relaciones Exteriores y Gobernación, Ángel Edmundo Orellana y Víctor Meza; el director de la organización humanitaria Casa Alianza, José Manuel Capellín, y familiares de los menores.
También participaron representantes de instituciones de derechos humanos y del Centro por la Justicia y el Derecho Internacional (CEJIL), organismo que junto con Casa Alianza demandaron al Estado de Honduras por el asesinato de los jóvenes.
Las víctimas por las cuales Zelaya pidió hoy perdón eran Marco Antonio Servellón García (16 años), Rony Alexis Betancourt (17), Diómedes Obed García (19 años) y Orlando Álvarez Ríos (32), asesinados a mediados de septiembre de 1995.
La Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), con sede en Costa Rica, condenó a Honduras el 21 de septiembre de 2006 y le obligó a dar una indemnización económica a sus familiares.
Zelaya dijo que hoy, además de solidarizarse con los familiares de las víctimas, cumplía con el deber del Estado de pedir perdón por el crimen de cuatro hondureños en 1995.
«Pero no olvido, porque el olvido es el que crea la impunidad y la falta de castigos», aclaró.
También recordó otras matanzas y desapariciones forzadas de decenas de hondureños y extranjeros en las décadas de los 70 y 80 del siglo pasado, y abogó por la promoción de la vida, no solo por la existencia misma del ser humano, sino por «una vida con dignidad».
Manacel Betancourt, padre de Rony Alexis, habló a nombre de los familiares de los cuatro jóvenes asesinados, y le recordó a Zelaya que la justicia, la violencia y la indiferencia permitieron la muerte de cuatro hondureños que «tenían derecho a que se les respetara su vida».
Agradeció la solidaridad de Casa Alianza, CEJIL, y otras personas e instituciones por «rescatar del olvido» el caso de los cuatro jóvenes, que aparecieron muertos en distintos sitios de la capital hondureña, por lo que el caso fue conocido ante la justicia como «El asesinato de los cuatro puntos cardinales».
Betancourt también expresó que 13 años después del asesinato no ha sido castigado ninguno de los responsables, a pesar de que aseguró que «se conocen nombres, apellidos y direcciones» de sus autores, «pero no se ha hecho nada».
En ese sentido, exigió que se haga justicia al castigar a los responsables «con todo el rigor de la ley».
Dijo, además, que «los míseros centavos» que recibieron las familias» de los cuatro jóvenes como indemnización, no son suficientes, porque, a su juicio, ningún dinero puede comprar la vida de un ser humano.
«Con que nos hayan dado esos centavos no quiere decir que nosotros hayamos olvidado a nuestros hijos y que ya no tienen ningún valor», aclaró Betancourt.
En memoria de los cuatro jóvenes, el 12 de noviembre de 2007 la Alcaldía de Tegucigalpa inauguró un puente en el centro de la capital hondureña con el nombre «Cuatro puntos cardinales», en cumplimiento a un mandato de la CIDH.