Tegucigalpa – Luego de cumplir 17 meses en el gobierno, el secretario de Defensa, José Manuel Zelaya Rosales dijo que el crimen y su arsenal “estaban bien protegidos” en las cárceles.
El funcionario reaccionó luego de los hallazgos esta semana en las cárceles hondureñas, donde se incautó un poderoso arsenal, municiones, granadas, drogas y varios objetos prohibidos, que retratan la ingobernabilidad en estos espacios que deberían ser de rehabilitación.
Como si recién iniciara el actual periodo de gobierno, el ministro Zelaya Rosales se jactó que siguen demostrando que las estructuras criminales junto a sus fuertes arsenales tenían la protección de quienes les permitían tener estos privilegios.
La publicación se acompaña con un video que muestra el impresionante decomiso tras las requisas en los módulos de la cárcel de Siria en El Porvenir, Francisco Morazán.
La matanza de 46 privadas de libertad el pasado 20 de junio en la Penitenciaría Nacional Femenina de Adaptación Social (PNFAS), obligó al gobierno a replantear las estrategias para recobrar la gobernabilidad en los presidios hondureños calificados como “escuelas del crimen”.
Previo a la cruenta masacre de reclusas en Támara, se había declarado emergencia en el sistema penitenciario a raíz de balaceras múltiples en las principales cuatro cárceles hondureñas. La designada para llevar a cabo la intervención fue Julissa Villanueva, quien a lo largo de 70 días tuvo un tibio desempeño que se acompañó con una decena de sucesos violentos en el interior de las ergástulas carcelarias.
Ante la gravedad de los acontecimientos la medida gubernamental más significativa fue asignar el control de los recintos carcelarios a las Fuerzas Armadas, a través de la Policía Militar del Orden Público (PMOP), un cuerpo élite creado en la administración gubernamental anterior y que incluso fue calificado como la oposición de aquel entonces -pero que hoy gobierna el país- como la guardia pretoriana de Hernández. JS