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El cerebro reconoce más rápido el rostro propio y activa un «efecto Narciso»

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Un equipo de neurocientíficas españolas ha descubierto mediante experimentos de reconocimiento facial que el cerebro es capaz de reconocer el rostro propio más rápidamente que otros y que retiene la atención en una especie de «efecto Narciso».

Las investigadoras Elisabet Alzueta, María Melcón y Almudena Capilla, del grupo de Neurociencia Cognitiva de la Universidad Autónoma de Madrid, idearon en colaboración con Ole Jensen, del grupo de oscilaciones neurales de la Universidad de Birmingham (Reino Unido) un estudio para conocer qué mecanismos cognitivos se activan en el cerebro cuando una persona percibe su propia cara.

Reconocimiento de tres caras

Según ha informado la Universidad Autónoma, los participantes del estudio tuvieron que realizar una tarea de reconocimiento facial en la que debían identificar su cara, la de un amigo y la de un desconocido tan rápido como fuese posible.

Simultáneamente, se fueron registrando los tiempos de respuesta y la actividad cerebral de los participantes mediante un sistema de electroencefalografía (EEG), para determinar posteriormente en qué momento y de qué manera se producían los reconocimientos.

Los resultados, que se han publicado en la revista NeuroImage, muestran dos hallazgos fundamentales: que existe una ventaja en el autoreconocimiento (la propia cara, en comparación con otras, se reconoce más rápidamente), y que esto puede atribuirse a la puesta en marcha de una serie de mecanismos de atención que operan rápidamente en nuestro cerebro.

Los experimentos han demostrado que una vez que se reconoce el propio rostro, el cerebro tiene la capacidad de capturar la atención y de retenerla durante más tiempo en comparación a otras caras.

Mito de Narciso

El estudio muestra que a nivel cerebral la propia cara no es una simple cara conocida más, sino que se procesa de manera «única» en el cerebro, y han señalado que al igual que en el mito de Narciso, cuyo protagonista queda atrapado por su propio reflejo, el propio rostro captura y retiene la atención del que lo percibe.

Aunque el concepto del «yo» ha sido ampliamente estudiado a lo largo de la historia, durante los últimos años -impulsado por el auge de las técnicas de neuroimagen- ese estudio ha ganado relevancia por la relación que parece guardar con diversas patologías psiquiátricas y neurológicas.

En personas sanas se ha comprobado que la información relacionada con uno mismo se procesa en el cerebro de manera prioritaria; es lo es lo que se llama el «sesgo hacia el yo».

Sin embargo, este sesgo puede verse acentuado o mermado en pacientes que sufren enfermedades psiquiátricas, como la depresión o la esquizofrenia.

En el caso de la depresión, por ejemplo, se ha establecido un vínculo entre la hiperfocalización en uno mismo y la «rumiación», un síntoma depresivo que aparece cuando el foco de atención se queda «enganchado» a un pensamiento o elemento, real o imaginario, que produce un gran malestar.

Estudio del «yo»

Este presente trabajo abre por lo tanto, según las investigadoras, nuevas puertas al estudio del «yo» desde la investigación neuropsiquiátrica, y puede ayudar a entender, por ejemplo, si un mal funcionamiento de los mecanismos de atención podrían estar detrás de esa «rumiación» en personas con una patología depresiva.

Abre también nuevas cuestiones en el campo de la psicología y la neurociencia social, ya que, según las investigadoras, sería interesante conocer hasta qué punto este «sesgo hacia el yo», que evidencia el estudio en personas sanas, está relacionado con ciertas conductas «autoorientadas», como los selfies, muy típicas de la sociedad actual. EFE

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