El Día del Padre en Honduras, se celebra el 19 de marzo, con el objetivo de honrar la paternidad y la influencia del hombre en la vida de los hijos. Este día es inspirado según la tradición católica de la festividad de San José, esposo de la Virgen María y padre terrenal de Jesús.
Según rasgos generales, los padres podríamos clasificarlos en cuatro tipos: los padres permisivos, los padres autoritarios, los padres indiferentes y los padres democráticos. Los padres autoritarios tienen valores bajos en cuanto a afecto pero alto en cuanto a control. Piden mucho de sus hijos, ejerciendo un fuerte control sobre su conducta y reforzando sus demandas con miedos y castigos. Sus hijos muestran cambios de humor, agresión y problemas de conducta. Los padres permisivos son aquellos que tienen valores altos en cuanto al afecto, pero bajos en control. Son cariñosos y emocionalmente sensibles, pero ponen pocos límites a la conducta. Sus hijos son con frecuencia impulsivos, inmaduros y descontrolados.
Los padres democráticos tienen valores altos en cuanto al afecto y al control. Cuidan de sus hijos y son sensibles hacia ellos, pero colocan unos límites claros y mantienen un entorno predecible. Los hijos de estos padres son los más curiosos, los que más confían en sí mismos. También podemos encontrar aquel padre que ha fracasado económicamente o el que ha enfermado y sigue esforzándose, está el padre que adopta a aquellos que han sido abandonados por sus padres biológicos, que puede ser un magnífico padre de corazón. ¡Y está mi padre!, Un héroe que nunca dejó de acompañarnos y cuidarnos. Su amor lo demostraba trabajando a diario para que no faltara nada en casa, aunque su cansancio se triplicara, nunca bajó la guardia.
Ser padre es un arte sin caducidad, donde nunca se deben esperar reconocimientos, ni premios, porque eres padre hasta la muerte, aunque los hijos no te quieran. En ninguno de los casos los padres son criaturas perfectas. Están hechos de errores que han cometido o heredado, o visiones del mundo que creíamos ciertas, confundiendo principios con prejuicios. Pero en todos los casos, también se ha emprendido utopías de buena fe, intentando sembrar un bosque con una semilla bajo el brazo. Y los hijos, por supuesto, no son una réplica de nosotros. Son únicos e irrepetibles, y con una huella dactilar del alma que no se parece sino a la de ellos mismos. Con sus aciertos o desatinos, son moldeados por Dios que no juzga ni castiga, por una naturaleza maravillosa que nos sobrepasa en inteligencia y sabiduría sin que nos demos cuenta, y por un misterio breve e inigualable: la vida.
Feliz Día Papi, gracias por estar en mis pruebas de vida y nunca dejarme sola. Te Amo