Tegucigalpa/San Salvador/Washington – Menos de 24 horas le tomó al presidente salvadoreño Nayib Bukele hacerse con todos los poderes de las instituciones del país, luego que la Asamblea Legislativa recién instalada y con mayoría de su partido Nuevas Ideas y aliados, destituyeran al presidente de la Corte Suprema de Justicia, José Armando Pineda, y al resto del pleno de magistrados de la Sala Constitucional del Poder Judicial.
– Oposición le llama golpe de estado y Bukele pide a la comunidad internacional no entrometerse.
Y si eso no fue suficiente, seguidamente hicieron lo mismo con el fiscal general Raúl Melara, los incómodos funcionarios que servían de dique de contención a las derivas autoritarias de Bukele en sus primeros años de gobierno.
Al unísono Washington reaccionó en contra de la medida, tanto la Casa Blanca, el Departamento de Estado y parte del Congreso estadounidense que manifestaron su preocupación.
El domingo el secretario de Estado norteamericano, Antony Blinken, habló al presidente Bukele para manifestar su “profunda preocupación” por la destitución de parte de la Asamblea Legislativa de los jueces constitucionales y del fiscal Melara.
El partido Nuevas Ideas de Bukele, junto a sus aliados de GANA y otros dos históricos minoritarios como la Democracia Cristiana y Conciliación Nacional, controlan 64 de las 84 bancas del parlamento salvadoreño.
En una conversación telefónica, Blinken señaló que «un Poder Judicial independiente es esencial para la gobernabilidad democrática» y defendió que Melara está «luchando contra la corrupción y la impunidad» y «es un socio eficaz» para combatir el crimen «tanto en Estados Unidos como en El Salvador», según un comunicado difundido por el portavoz del Departamento de Estado, Ned Price.
Blinken -agregó la nota- destacó «el compromiso de Estados Unidos para mejorar las condiciones en El Salvador», mediante el fortalecimiento de las instituciones democráticas y la separación de poderes, la defensa de una prensa libre y una sociedad civil vibrante y el apoyo al sector privado.
La noche del mismo sábado, el principal asesor del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, Juan González, se pronunció sobre la situación, al igual que la subsecretaria interina para Asuntos del Hemisferio Occidental, Julie Chung.
“Así no se hace», escribió en español González en su cuenta de Twitter.
Chung, por su parte, indicó en la misma red social que «la existencia de una relación fuerte entre Estados Unidos y El Salvador dependerá de que el Gobierno de El Salvador apoye la separación de poderes y de que sostenga las normas democráticas».
Rechazo de la OEA
Por su lado la Organización de Estados Americanos (OEA) rechazó el domingo la destitución de los jueces constitucionales y del fiscal general Melara, así como las acciones del ejecutivo liderado por Bukele “que guiaron estas decisiones”, según un comunicado del organismo continental.
«En la democracia las mayorías tienen la responsabilidad de ser garantes fundamentales para asegurar el respeto a los derechos humanos y las libertades fundamentales; el acceso al poder y su ejercicio con sujeción al estado de derecho; el régimen plural de partidos y organizaciones políticas; y la separación e independencia de los poderes públicos», señaló la Secretaría General de la OEA en un comunicado.
“Cuando las mayorías eliminan los sistemas de pesos y contrapesos en el marco institucional están alterando la esencia del funcionamiento del mismo», agregó el pronunciamiento.
Desde la tarde noche del sábado, cuando los acontecimientos se desarrollaban en la Asamblea Legislativa, Bukele anticipó la reacción internacional e indicó en su cuenta de Twitter que “estaban limpiando la casa” y le adelantó a sus socios internacionales que “no era de su incumbencia” lo que ocurría en el país.
Igualmente rechazó las críticas de la comunidad internacional y señaló que deben dejarse de hipocresías, horas después de la comunicación con el secretario Blinken.
Control
Bukele ahora tiene el control del poder ejecutivo, el legislativo y judicial, así como de la Fiscalía general, herramienta crucial para controlar a sus detractores y opositores.
Pero el domingo dio a entender en otro tuit que todavía faltan más cambios.
La Fiscalía General de El Salvador ha procesado y encarcelado a tres de los últimos cuatro presidentes salvadoreños. El primero fue Francisco Flores del ahora opositor partido Alianza Republicana Nacionalista (Arena), que fue detenido por corrupción. Falleció en prisión el 31 de enero del 2016.
Posteriormente encausaron al también exgobernante por Arena, Elías Saca, preso y condenado a 10 años de cárcel por corrupción.
Igualmente está acusado por corrupción Mauricio Funes, expresidente del izquierdista partido FMLN, la exguerrilla salvadoreña, también por apropiarse de más de 200 millones de dólares de las arcas estatales. Se encuentra prófugo en Nicaragua, donde adquirió la nacionalidad nicaragüense.
El rechazo popular a la corrupción de los grandes partidos FMLN y Arena permitió a Bukele ganar ampliamente los comicios presidenciales y luego que en marzo de este año su partido Nuevas Ideas y sus socios de GANA lograrán el control de la Asamblea legislativa, debido a que los electores tenían hartazgo con la clase política tradicional.
Golpe de Estado
Mientras diversos miembros de la sociedad civil salvadoreña, universidades, empresarios y otros, junto a parte de la prensa y partidos políticos opositores coincidieron que lo ocurrido el sábado fue un “Golpe de Estado”.
Pero Bukele adelantó en un tuit que lo ocurrido en la primera jornada de trabajo de la Asamblea Legislativa fue un éxito y dijo que el pueblo salvadoreño espera ansioso los resultados de la segunda jornada.