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EEUU: ¿Quiénes son los responsables del fulminante ascenso político de Donald Trump?

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Miami, (EEUU) – El empresario y millonario neoyorquino Donald Trump está a punto de conseguir la candidatura presidencial republicana para las elecciones de noviembre y es hora de preguntarse quienes son los responsables (o culpables) de este fulminante ascenso político.

 
Para empezar, habría que echar la responsabilidad (o culpa) a dos factores:
 
Al ala ultraconservadora del Partido Republicano, el llamado “Tea Party”, que creó el caldo de cultivo para capitalizar el descontento de la clase trabajadora blanca que buscaba a un líder que supiera decir en voz alta lo que Trump está diciendo ahora al quejarse del “mal gobierno federal de Washington”, a quien hacen responsable de todos sus males.
 
Y, en segundo lugar, pero no menos importante, a los medios informativos que han hecho de Trump un fenómeno de masas en menos de un año y que le han dado publicidad gratis valorada en más de 1,900 millones de dólares, según los expertos.
 
trumpi1Pero también el propio Trump se merece lo que ha logrado gracias a su personalidad extrovertida, su exagerada ambición y a decir lo que le venga en gana, sin importar a quien ofende o que controversia provoquen sus groseros comentarios o insultos.
 
Nicholas Kristof, el prestigioso columnista del “The New York Times”, escribe que los republicanos van a nominar como candidato presidencial a un hombre que “se burla de las mujeres, insulta a los latinos, respalda crímenes de guerra y propugna impedir el ingreso a los Estados Unidos a personas por su religión”.
 
“Por lo tanto, el principal candidato del partido de Lincoln es uno mal informado, inexperto, lleno de perjuicios, xenófobo, sexista y no es un conservador de corazón, simplemente un oportunista consentido”, agrega Kristof.
 
Para este columnista, el Trump actual es la consecuencia de “politiquería irresponsable” de los líderes republicanos y la culminación de décadas de estar cultivando expectaciones no realistas dentro de la política del resentimiento.
 
Para James W. Ceaser, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Virginia, el ascenso de Trump se debe más que todo a una tendencia y no a un “ismo”: “Sus seguidores tienen ahora un líder que ha sabido articular y exponer sus quejas”.
 
El diario “The Washington Post” argumenta que el ascenso de Trump es el resultado lógico de décadas de esfuerzos del Partido Republicano de desacreditar al gobierno federal y más recientemente, cuando los líderes republicanos han hecho la vista gorda a la virulenta, y en algunos casos racialmente inspirada, oposición al presidente Barak Obama.
 
trumpi2Aunque Trump no es el candidato del “establishment” del Partido Republicano, todo parece indicar que ya es muy tarde para frenarlo y que tendrán que tragarse su descontento y apoyarlo finalmente.
 
Es mucho lo que arriesga el Partido Republicano con Trump, sabiendo que tiene pocas posibilidades de ganarle a Hillary Clinton, la ex Secretaria de Estado y más que posible candidata presidencial demócrata.
 
No solo perdería la Casa Blanca por tercera vez en ocho años, sino que es posible que la derrota de Trump arrastre la pérdida de las dos cámaras del Congreso, que actualmente cuenta con mayoría republicana.
 
El 8 de noviembre, además de las presidenciales, habrá elecciones para los 435 escaños de la Cámara de Representantes y 34 de los 100 del Senado.
 
Los medios en los Estados Unidos han sido también responsables del inédito ascenso político de Trump, especialmente por comentaristas radiales ultra conservadores como Rush Limbaugh y los que aparecen en la cadena de televisión Fox News.
 
En general, las cadenas de televisión americanas han primado la presencia de Trump, porque saben que su presencia significaba más audiencia.
 
En algunos casos, hasta el punto de cancelar debates, cuando eran más de diez los pre-candidatos republicanos, porque el billonario neoyorquino decidía no asistir, en protesta por las preguntas molestas de una periodista.
 
A la prensa estadounidense se le reprocha de haber sido un altavoz generoso del empresario inmobiliario sin haber investigado a fondo sus negocios y por no haber cuestionado los insultos de Trump contra los inmigrantes mexicanos y a los musulmanes en general.
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