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EEUU-ELECCIONES: Nadie ha ganado, la democracia ha perdido. (Análisis)

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Washington, (EEUU).- (Especial para “Proceso Digital”- Por Alberto García Marrder)

Ha sido el peor desenlace a las elecciones presidenciales de Estados Unidos.

Pero nadie debe extrañarse: era un guion escrito desde hace tiempo.

Lo que ha pasado esta madrugada del martes es un golpe duro a los cimientos de la democracia norteamericana. Y la pregunta que me ronda en la cabeza: “¿Ha sido un “pucherazo?”.

Todo un presidente, Donald Trump, dijo a las 2.25 AM de hoy que había ganado las elecciones (cuando no hay aún resultados electorales que lo avalen) y acusó (sin ofrecer pruebas) a sus rivales políticos, los demócratas, de tratar de robarle su “victoria”.

Y lo peor aún: Va a pedir al Tribunal Supremo que paralice el recuento de los votos, cuando aún falta por contar unos 20 millones emitidos por correo. Y ese trámite iba a durar varios días por ser manual y lento.

Trump y el candidato presidencial demócrata, el exvicepresidente Joe Biden, estaban hoy, prácticamente empatados, aunque con una ligera ventaja del segundo.

Biden tenía ganados 238 electores del decisivo Colegio Electoral y Trump 213. Son necesarios, como mínimo, 270 para ser presidente. Y el voto popular era muy apretado: 50.12  para Biden y un 48.26 para Trump.

En este país, los votos populares no eligen directamente a un presidente y a un vicepresidente. Es el Colegio Electoral, una reliquia nefasta de los tiempos de los fundadores de esta nación quien lo hace. Se puede perder el voto popular, pero si se gana el Colegio Electoral, también ya la presidencia. Cómo lo logró, en 2016, Trump al vencer a su rival demócrata, la ex Secretaria de Estado, Hillary Clinton, a pesar qué esta ganó el voto popular por casi tres millones.

El Colegio Electoral está formado por 538 electores, cifra que es igual al número de 435 congresistas y 100 senadores, que representan a los 50 estados y al Distrito de Columbia, por población. El candidato que gane el voto popular de un estado, se lleva todos sus electores.

Mi primera conclusión: no se ha producido la masiva victoria demócrata que los sondeos presagiaban. Un tremendo y vergonzoso fallo de las firmas de encuestas, tal como sucedió en las elecciones del 2016. Estas, al parecer, no pudieron detectar, por segunda vez, el llamado “hidden vote” para Trump. Es el votante oculto que al ser preguntado por quién va a votar, le da vergüenza o miedo, decir la verdad.

Y está todavía en al aire si los demócratas tendrán o no una mayoría en el Senado y si podrán mantener el actual control que tienen en la Cámara de Representantes.

Sorprendió el repunte de Trump, que ganó los importantes (por su número de electores) estados de Florida, Ohio y Texas. También logró Arkansas, Carolina del Sur, Dakota del Norte, Dakota del Sur, Kansas, Luisiana, Nebraska, Virginia, Virginia Occidental y Wyoming.

La cadena de televisión CNN declaró ganador a Biden en Arizona, California, Colorado, Nuevo México, New Hampshire y Nueva York.

Ahora, solo hay tres estados que van a ser claves y decisivos: Michigan, Pensilvania y Wisconsin. Trump solo lleva ventaja en Pensilvania.

Ha habido una participación electoral récord, que podía llegar a unos 160 millones de votos, ya sea por correo o personalmente en las urnas.

Antes que se abrieran ayer las urnas, ya habían votado, anticipadamente, 99,657,079 personas. Por correo, 63,936,249 y por urna, 35,720,830. Si ayer martes acudieron a las urnas unos 60, mas, habría un total de casi 160 millones, todo un récord.

Es posible que no fuera necesario que Trump se declarara hoy, anticipadamente, el vencedor, cuando hubiera sido mejor no interferir en el recuento democrático. Lento sí, pero formal. Y poder llevarse, eventualmente, una victoria legal para estar cuatro años más en la Casa Blanca.

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