spot_img

EE.UU. lanza la cápsula Phoenix hacia Marte

Washington – La cápsula Phoenix inició hoy su viaje de 679 millones de kilómetros hacia Marte, con el objetivo de convertirse en el primer artefacto que se posa en las cercanías de su polo norte para buscar señales de vida congeladas en el hielo.
 

El cohete Delta II, con la altura de un edificio de 13 pisos, se elevó a las 09.26 GMT rugiendo encima de una columna de fuego que iluminó la noche en la Estación Cabo Cañaveral de la Fuerza Aérea, en el sur de Florida.

Casi dos minutos después se desprendían los nueve propulsores de combustible sólido sujetos en torno a la base del cohete Delta, encima del cual va encaramada la cápsula Phoenix, que pesa unos 350 kilogramos.

Unos 90 minutos tras la partida, la nave alcanzó una órbita en torno a la Tierra, y Delta le dio un segundo empujón que la puso rumbo a Marte, a donde llegará, si todo sale bien, el 25 de mayo de 2008.

La cápsula se orientó hacia el sol, como estaba programado, y usará sus paneles solares para generar electricidad durante su periplo de nueve meses.

Su meta final es colocar sus tres pies en una zona del suelo marciano donde existe hielo a tan sólo unos 15 centímetros bajo la superficie, según descubrió recientemente la sonda «Odyssey».

El artefacto escavará con su brazo robótico, de 2,4 metros de largo, para obtener muestras del agua helada y la tierra que la rodea.

«¿Es ésta una zona habitable? Esa es realmente la pregunta fundamental para nosotros», dijo Peter Smith, el investigador de la Universidad de Arizona que lidera la misión, en una rueda de prensa el jueves.

Los expertos de la agencia espacial estadounidense NASA quieren determinar si en esa región se han dado alguna vez las condiciones para la existencia de microbios.

Durante por lo menos 90 días marcianos -que duran 24 horas y 40 minutos-, la cápsula tomará muestras de tierra, que diluirá en agua y analizará con sus propios microscopios.

También taladrará para acceder al hielo, que derretirá en sus ocho hornos para estudiar la composición del agua que queda y el vapor que se escapa.

Tan sólo podrá usar una vez sus hornos, que usarán probetas tan sólo del tamaño de un cargador de tinta de bolígrafo.

El momento clave de la expedición, que tiene un costo de unos 420 millones de dólares, será el descenso a Marte, que tendrá lugar en una zona desprovista de grandes rocas bautizada como «planicie de Kansas».

En 1999, por ejemplo, los cohetes de bajada del «Polar Lander» enviado por la NASA al Polo Sur aparentemente se desconectaron antes de lo previsto, lo que causó que el aparato se estrellase.

Sólo cinco de los 15 ingenios mandados por Estados Unidos y otros países al planeta rojo han logrado posarse en su superficie.

Los primeros en hacerlo fueron los dos aparatos de las misiones Viking de NASA, que tocaron polvo marciano en 1976.

Actualmente permanecen en la superficie los vehículos exploradores «Spirit» y «Opportunity», que llegaron al planeta en enero de 2004 y que han superado con creces los tres meses que inicialmente la NASA planeaba que funcionaran.

El Phoenix no tendrá tanta suerte, según los expertos, pues las condiciones meteorológicas en la zona ártica son mucho más duras. «Ciertamente no sobrevivirá al invierno», dijo Smith.

Precisamente la cápsula también aprovechará su estancia en el planeta para analizar el tiempo en esa región, pues cuenta con sensores de calor para medir las temperaturas atmosféricas y con una suerte de veleta que desplegará encima de un mástil de 1,2 metros para determinar la dirección del viento.

El nombre de Phoenix le viene del pájaro mitológico que renacía de sus cenizas, dado que la cápsula usa la estructura construida para la misión del «Mars Surveyor» en 2001.

Tras la pérdida del «Polar Lander» dos años antes, la NASA decidió que el «Mars Surveyor» se mantuviera en órbita y no intentara descender al planeta.

spot_img
spot_img

Noticias recientes

spot_img
spot_imgspot_img