Tras expresar su satisfacción por la fuga del ex congresista Óscar Tulio Lizcano, el diplomático dijo en Bogotá que «no hay ningún sistema legal, no hay ninguna religión, no hay ninguna ideología o filosofía que justifique el secuestro de seres humanos».
«Libérenlos ya», exclamó Brownfield ante la prensa, un día después de la asombrosa fuga de Lizcano junto al carcelero que lo custodiaba en las selvas del oeste colombiano.
El rebelde Wilson Bueno Largo, conocido con el alias de «Isaza», desertó el jueves pasado y escapó con Lizcano, quien fue secuestrado por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en agosto de 2000.
La decisión de «Isaza» de ayudar a Lizcano a escapar llevó al presidente colombiano, Álvaro Uribe, a prometerle una recompensa y a Francia a ofrecerle acogida.
En este sentido, Brownfield dijo que Washington desea contribuir con soluciones al conflicto colombiano, aunque no con alternativas de acoger a ex rebeldes.
«Cada país tiene su propio sistema legal, su propia Constitución, su propia política y, en ese sentido, tendríamos que pensar en el efecto de esos sistemas por parte nuestra», explicó el embajador.
A quien sí ha recibido Estados Unidos ha sido a ex guerrilleros de las FARC extraditados y procesados «por secuestro y terrorismo», declaró Brownfield, al descartar la posibilidad de otorgar acogida o asilo a ex miembros de ese grupo rebelde.
Cuando Lizcano fue secuestrado hace más de ocho años era congresista, por lo que los rebeldes lo colocaron en su lista de rehenes «canjeables», en la que también estuvieron la ex candidata presidencial Ingrid Betancourt, su compañera de fórmula Clara Rojas y tres estadounidenses, quienes ya se encuentran en libertad.
Aún queda una lista de 28 rehenes canjeables, entre ellos dos políticos, a quienes los guerrilleros entregarían a cambio de la liberación de sus compañeros presos.