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Educamos a los jóvenes para un mundo que ya no existe: Armando Euceda

Tegucigalpa  Verle en los campus universitarios es natural. Lleva cuatro décadas enseñando y luchando a brazo partido por la excelencia. Es un comprometido con la academia y su apuesta es con los jóvenes: su presente y su futuro. Es Armando Euceda, un educador como pocos y quien este agosto cumple 40 años de hacer docencia.

– “Las estrellas de mi aula son mis alumnos”

– “La Honduras de 2000 ya no existe, pero la escuela sigue intacta y los alumnos que llegan a la universidad siguen llevando esa carga histórica” reflexiona el maestro Euceda.

– La reelección no debe ser tema de agenda, es fundamental concentrarnos en la solución de los grandes problemas que aquejan Honduras, dice el doctor Euceda.

De modales suaves, su figura agradable discurre entre la Facultad de Ciencias, las aulas, los laboratorios de física, las bibliotecas y en los cafés universitarios donde conversa con estudiantes y profesores, rodeado siempre de proyectos e ideas: sueña con el estudiante del siglo XXI, capaz de encarar los retos del país.     

Es de los pocos docentes que no solo ha asumido los desafíos tecnológicos de punta, sino que los disfruta y los aprovecha al servicio de la educación.

Armando Euceda posee una maestría y un doctorado en Física y es un innovador en la educación con nuevas tecnologías. Su contexto educativo le hace enmarcarse en la realidad hondureña y global con reflexiones críticas y propuestas apremiantes para lograr la prosperidad de una Honduras mayoritariamente joven.

euceda catedratico

A propósito de sus 40 años de docencia, Proceso Digital invitó al doctor Euceda a conversar con la intención de que nuestros lectores puedan conocer parte de la vida de un ser humano y profesional que nació en un modesto hogar hondureño hasta llegar a ser profesor de la universidad de Austin, Texas, Estados Unidos; pero más allá de ello, con un profesional cuya apuesta es por Honduras y sus nuevas generaciones.

PD – ¿Dónde nació Armando Euceda y cómo fue su infancia?

En Amapala, Valle, pero a muy temprana edad mi madre se trasladó a Puerto Cortés, donde hice mi infancia y adolescencia. Fue una fortuna porque Puerto Cortés tenía escuelas completas. Mi madre hizo toda la primaria en una época donde la escolaridad del pueblo hondureña era primer grado. Mi infancia fue feliz, pegado a ver todos los días el amanecer del puerto, nadaba, jugaba y sobre todo estudiar porque mi madre me hizo ver que era muy serio estudiar, eso cambió mi vida.

PD – ¿Cuándo usted habla de su madre hace un vínculo tácito con el ideal de la educación, a que se debe?

La huella que una madre o un padre pueden dejar en la educación de un hijo es invaluable, tuve la suerte que mi madre era una convencida que educando a los hijos les cambiaba la vida. Desde pequeño me dio un estímulo fundamental, me aplaudió las cosas buenas que hacía y me insistió en que era capaz de hacer cosas. Recuerdo que siempre me decía, Armando, casi todo lo haces bien.

PD – ¿Qué significa cuando una madre le dice a un hijo que casi todo lo puede hacer?

El hijo cree en el discurso del padre, por eso si él le dice que es un fracasado o tonto se lo va creer. Los padres deben estimular a los hijos sin crearles fantasías que no van a poder realizar. Mi madre tuvo el cuidado de enseñarme que hacer la tarea todos los días, eso no era algo negociable, ni siquiera se podía discutir y, para salir a jugar la potra, primero tenía que hacer la tarea. Me sentaba en mi escritorio que no olvido: unas gradas que en una me sentaba y en la otra escribía. Con mi hermana teníamos que leer en voz alta para que mi madre nos escuchara.

Euceda UNAH

PD – ¿Cuál fue su recorrido en la formación académica?

Tengo amigos de primer grado, maestros que con sus limitaciones aportaban mucho aprecio y cariño. Fui a la primaria cuando era un lujo porque Honduras era un país con 60 o 70 por ciento de analfabetas, casi nadie podía leer y escribir. Mi madre me puso en un kínder privado y pagaba cinco lempiras cuando ganaba 15 mensuales, el 33 por ciento de su ingreso era para pagar un kínder. Luego tuve la suerte de ir a la escuela primaria. Recuerdo que tuve un maestro en quinto grado que cambió mi vida de manera excepcional, mi recorrido por el mundo académico nace en ese momento. Escribí un artículo de opinión, Mario mi maestro de quinto grado: Cuando tenía 11 años, me llamó el último día de clases y me regaló un libro, (La conquista de los incas), me dijo: Armando, has sido mi mejor alumno, pero tu familia es muy pobre y le ayudarás a salir de la pobreza si estudias todos los días, para eso tienes que leer todos los días y estar seguro que con eso saldrán de la pobreza. Me dijo que tenía que leer ciencias naturales y matemáticas porque era lo que más me gustaba.

PD – ¿Qué cree que miró el profesor Mario en usted?

Creo que descubrió que yo tenía alguna habilidad numérica, él hacía tarea conmigo y garantizaba que yo estudiara y desde ese momento no ha pasado ningún día que no tenga un tiempo de estudio. Eso me hizo ser un buen alumno en la secundaria y destacado en la universidad. Le creí al profesor Mario que era importante para mi vida.

PD – ¿Qué pasó con el profesor Mario?

Era un maestro que venía de Ocotepeque, llegó a Puerto Cortés y era el líder de la banda musical y de la escuela. Se frustró porque tenía para ser un gran matemático, ingeniero o pedagogo, pero se quedó con primaria y se hizo alcohólico, su vida golpeó duro. Una vez un amigo me pidió la copia de una tesis muy técnica que hice de una maestría y se la enseñaron a él cuando cumplió 10 años sin tomar alcohol, le mostraron un apartado que decía para Mario, mi profesor de quinto grado, me cuentan que se puso a llorar y yo le agradecí hasta el día de su muerte.

PD –  Ya como profesional ¿Cuál ha sido su aporte desde la educación?

Toma su tiempo entender lo que es la educación, lo que es el alumno, uno nace como profesor con una posición frontal, donde soy el que se para enfrente y soy el dueño del conocimiento, pero muy rápido me di cuenta que ese no era mi rol fundamental. Hay otro que se van al otro extremo de cuidar al estudiante. Pienso que el maestro debe ser guía, autoridad, pero no autoritario. Un maestro que llega al aula y dice cosas que no ha hecho en su vida como profesional, los alumnos lo sienten como autoritario, que viene a vender una verdad que no es suya. Yo creo en la inteligencia suprema y que los alumnos tienen un potencial.

PD – ¿Qué es lo que más disfruta de ser docente?

Yo no cambio el aula de clases, yo voy dando mi clase de manera natural, estar en el aula es un acto creativo, como estar en una obra de teatro, soy uno de los actores, pero no soy el mejor, las estrellas de mi aula son mis alumnos, yo no sirvo para mucho si mis alumnos no aprenden. No puedo conectarme con una generación de estudiantes y no saber quiénes son. Ellos no son ni mesas, ni sillas. Tengo que ver la tendencia de mis estudiantes para pensar.

PD – ¿Qué asignaturas enseña?

Disfruto todas las asignaturas que me toca dar, pero más los extremos, para innovar me encantan las asignaturas de primer nivel como la física introductoria para ingeniería. Para la reflexión madura de la ciencia me encanta mecánica cuántica porque hice un doctorado en Física de Estado Sólido que es una aplicación de mecánica cuántica.

PD – ¿Que representa un estudiante para el profesor Euceda?

Lo explicaré en una metáfora, cuando me llega un estudiante a la universidad y lo tengo en una clase general, tengo que tener la capacidad de detectar en ese estudiante la evolución, lo que significa que hablamos de genes y memes. Los genes son los propagadores biológicos, y los memes son los culturales, tengo que ver la propagación genética y memética,cuando un joven llega a mi aula miro la oruga y cuando sale de mi clase debe ser una mariposa con todos los colores y su belleza, ese es un alumno para mí.

Usted pudiera ser de la generación de los viejos textos con hojas amarillas, pero siempre se le ve rodeado de metodologías tecnológicas de punta, ¿Cómo asumió ese salto generacional?

Siempre fui un adicto al cambio tecnológico, pero nunca he dejado la hoja de papel, escribo unas notas, aunque he hecho una transición de las páginas amarillas a la tableta (Ipad), los libros no van a desaparecer, pero un artículo científico es más práctico leerlo en mi Ipad o computadora. Siempre he estado seguro que la tecnología educativa no es una moda, es una tendencia. Siempre traté de usar nuevas tecnologías, fui de los primeros que tuve calculadora científica y he invertido en un Ipad desde que salieron porque les doy una utilidad increíble para innovaciones educativas.

Armando Euceda catedratico UNAH

PD – ¿Cuál es su método de enseñar?

Tengo un plan de estructura y lo cambio cada año, todo depende del grupo, así adapto la metodología, cuando tengo grupos conservadores doy charlas magistrales para que sientan confianza y luego jalo a otra metodología.  Ahora estoy usando una metodología de moda en Estados Unidos que se llama aula invertida donde el profesor no se para frente al aula, no ocupo borrador y tengo el marcador por cualquier cosa, les digo que lo que voy hablar mañana ya está el video en internet. La clase de hoy, por ejemplo, fue apoyada en un video, donde se analiza el experimento, mi estrategia es que el mundo es el aula.

PD – ¿Cuándo piensa en el joven universitario hondureño, como lo define? ¿Cómo es el estudiante del siglo XXI?

Estoy viendo que hay una transición de las universidades al siglo XXI, no todas llegan a ese siglo y otras empiezan a repuntar cuando llegan a los grandes buscadores cibernéticos (YouTube o Google). Ahora todo mundo usa redes sociales, pero la educación va un poco atrás, somos conservadores, las 20 universidades del país tienen un modelo tradicional de educación porque así fuimos exitosos, pero ese modelo le venderá a la juventud la imagen de un mundo que ya no existe. La Honduras de 2000 ya no existe, pero la escuela sigue intacta y los alumnos que llegan a la universidad siguen llevando esa carga histórica. Si el alumno no aceleró su entrada a una visión competitiva y creativa lo voy a graduar con medallas de oro para desempeñarse en el siglo pasado, pero probablemente no estará preparado para vivir la tensión, demanda y cambios del siglo XXI, esa es mi preocupación.  

PD – Cuando hablamos de emigración siempre estamos planteando el tema en función de los indocumentados, pero se nos queda de lado otro éxodo, el de los talentos ¿A qué se debe esta fuga?

El país no está diseñado para retener a la gente de talento, el modelo económico que tenemos nosotros hay que reconocerlo que privilegia a unos pocos y sanciona a la mayoría. Si hay alguien de la clase media con mucho talento y se destaca en la universidad es probable que emigre porque los salarios que reciben los universitarios graduados con talento son ridículamente deprimentes. Es mayor la cuota que pagan los padres en una universidad privada que lo que recibirán de salario. Es una economía deprimida con una élite en el poder que tiene su esquema claro pero que no piensa bien a Honduras. Hay poco espacio para el desarrollo intelectual, todo el tema pasa por lo financiero y difícilmente el país va poder detener a la gente intelectual. Muchos se quedan fuera y tienen mucho éxito.

Armando Euceda catedratico UNAH 1

PD – ¿Cómo logramos desde la Universidad que esos cerebros noveles se queden en Honduras y asuman un compromiso de país?

Tenemos una agenda política muy trivial, el año lo estamos gastando en si hay o no reelección, es un tema más importante en este momento que la pobreza, si hay o no agua potable en muchas colonias, en el problema de la delincuencia, pero no, es la reelección el tema importante. Para que los talentos se queden acá un grupo de líderes debe imaginar cómo hacer para que el país crezca, nosotros somos demasiados ricos para ser tan pobres.

PD – ¿Cómo devolverle a Honduras la Universidad que fórmula propuestas y que incide en los procesos transformadores de la sociedad?

La universidad nacional ha hecho un gran papel durante siglo y medio, está pasando por un buen momento de reformas y sigue ubicada como la mejor universidad del país en el ranking internacional, pero muchas universidades de Centroamérica la superan. Necesitamos que la universidad formule propuestas que atraigan a los jóvenes y así estos talentosos se quedaran en el país.

PD – ¿Cuáles son los retos de Honduras en materia educativa de cara al milenio que recién se estrena?

Lo que más me duele en este momento es que el Estado tiene un menosprecio hacia los docentes, hace cuatro años no reciben un aumento o no les aprueban plazas. Muchos maestros talentosos están desempleados, de qué le sirve al país formar maestros si no los contrata y eso sucede porque la clase política que está en el Congreso Nacional está centrada en la reelección. Si nosotros no le damos seriedad a la pobreza no se erradicará la delincuencia, la solución no está en la reelección o en descalificar el partido A al B, el país no cambiará así, acá lo que ocupamos es que los políticos miren el país con altura y ya es tiempo que la nueva generación haga un alto y digan que ya no quiere más de lo mismo. Digo todo esto como un maestro universitario y más que ponerse a contar pobres, es mejor que los pobres puedan contar.

PD – ¿Cuáles son esos retos para la educación de Honduras?

El primero, no tenemos cobertura seria para el joven que está en el colegio. Tres de cada cuatro jóvenes no están en el colegio. La otra cosa que deben tener claro es que entre más sabio es el país, más gana el que invierte.

 

Preguntas Cortas:

Un Libro: “Ficciones” de Jorge Luis Borges, sobre todo el cuento que está en el libro llamado “El jardín de senderos que se bifurcan”

Una cátedra: La física moderna y la mecánica cuántica.

Un escritor: El argentino Jorge Luis Borges, también un poeta hondureño, conocido como Jaime Fontana (Víctor Eugenio Castañeda).

Una Universidad: Universidad Nacional Autónoma de Honduras, Universidad Pedagógica Nacional Francisco Morazán y la Universidad de Texas.

Un físico: Richard Feynman

Un lugar agradable: Es estar en la playa de Puerto Cortés en el momento que el sol está entrando al mar en el atardecer.

Un hecho histórico: El Mitch me impactó (nacionalmente) y como ciudadano de este planeta fue el momento que los rusos mandaron el primer satélite, entonces se transmitió por primera vez una señal electromagnética del espacio con rumbo a la Tierra.

Un profesor: Mario, mi maestro de quinto grado.

Un amigo: Amigos con vida tengo tres que conocí cuando entré a primer curso. Son: el doctor Pedro Saavedra, el periodista Rodrigo Wong Arévalo y el coronel retirado César Zaldívar. Son mis amigos de la adolescencia y todavía almorzamos juntos cada dos meses.

Una anécdota: Tengo una historia que por primera vez la cuento: cuando era joven en la universidad de Texas, recuerdo que estaba estudiando en la biblioteca y se me acercó un anciano para pedirme una estampilla, me dijo que quería mandar una postal a Ciudad México, me pregunto qué estaba haciendo y le dije estaba estudiando un trabajo original del profesor Eugene Wigner, por el que ganó el premio Nobel de Física: El anciano se fue y regresó con un libro de modelos matemáticos y me dijo que lo explicaba mejor, le dije gracias y de nuevo se fue. A los 10 minutos regresó y miró que estaba con el libro original, entonces me preguntó de nuevo que estaba haciendo, que en el otro libro estaba original, le contesté que aquel era el libro original de Eugene Wigner y me dijo, yo soy Eugene Wigner.

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