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Economía informal reta a COVID y predomina en barrios capitalinos

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Tegucigalpa – Pese al toque de queda absoluto impuesto por el gobierno para evitar la propagación del COVID-19, la economía informal no se ha detenido en la ciudad, ya que sus protagonistas señalan que deben obtener dinero para llevar alimentos y cubrir otras necesidades en sus hogares, donde padres, parejas e hijos esperan.

A lo largo de la capital se observa el movimiento del comercio informal, pero su presencia es mayor en las colonias y barrios densamente poblados.

Proceso Digital hizo un recorrido por la colonia 21 de Febrero y zonas aledañas, localizada en Comayagüela, ciudad gemela de Tegucigalpa, a inmediaciones del bulevar Fuerzas Armadas. “La 21” como se le conoce, es una inmensa colonia, parte de ella sólo es accesible a pie, sus empinadas cuestas y estrechos callejones, muchos con gradas y otros un tanto maltrechos, muestran la vulnerabilidad de la tierra frente a las fallas geológicas y los riesgos que allí son superiores en época de invierno.

venta informal

La colonia 21 de Febrero también hace frente, como casi todos los sectores populosos del Distrito Central, a la presencia de las maras y pandillas. Allí, por ejemplo, el territorio es regido por la MS 13. “Los chicos” como les llaman los pobladores, han mantenido un papel discreto frente a la pandemia, sus “banderas” observan” y avisan. Los cabecillas quieren que la paz se mantenga y que la Policía permanezca lejos del sector.

En épocas de COVID y de confinamiento en “La 21”, desde tempranas horas los vendedores instalan sus negocios en los alrededores de un centro de ventas formal, donde se concentra la actividad económica que sigue fluyendo, muchos de los protagonistas usan medidas de protección, otros no lo hacen.

venta de huevos

Hay que ganarse la vida

Lucia Canales (26), una revendedora de huevos, dijo a Proceso Digital que pese a la ordenanza del toque de queda, ella junto a su mamá buscan la forma de cómo conseguir el sustento diario.

Relató que tiene dos hijos a los cuales tiene que buscar la forma de cómo alimentar ya que es madre soltera.

“Hay que ganarse la vida de cualquier forma, sabemos que este virus es malo, pero buscamos protegernos para que no se nos pegue, lo bueno que acá en la colonia no hay casos positivos”, comentó.

Sostuvo que se turnan en el puesto ya que no pueden dejar los niños solos, por lo que su mamá vende en la mañana y ella en la tarde.

venta de verduras

“Hay que hace para los frijoles”

Otra de las personas que ha puesto su venta de verduras en dicho lugar, es don Julio Gómez quien comentó que, pese a la enfermedad, tiene que trabajar para alimentar a su familia.

“Acá tratamos de hacer la fuerza, vender lo que podamos y así llevar los frijolitos, el arroz y los huevos a la casa”, manifestó.

Al ser consultado sobre si no tiene miedo a ser contagiado de la enfermedad, dijo que “todas las mañanas me encomiendo a Dios, que no me vaya a pegar eso y que me dé, aunque sea para los frijoles”.

venta de sandiass

Vendedores de sandías y su historia

En el lugar se han instalado tres hermanos, jóvenes, quienes en su vehículo venden frutas de temporada como sandias, plátanos y mangos.

Uno de los jóvenes, identificado como José López, dijo que ellos se han instalado en el lugar ya que normalmente venden en los alrededores del mayoreo Zonal Belén.

“Nos venimos para acá porque en el sector del Zonal Belén está lleno de policías y militares donde no lo dejan vender a uno y tenemos que ganarnos el pan de cada día para sostener a nuestros viejitos”, relató.

Dijo que residen en la colonia Israel Norte, los tres hermanos viven con sus abuelos. La madre de estos jóvenes emigró a los Estados Unidos y aunque regularmente les ha mandado dinero, por ahora ella también ha tenido dificultades para trabajar y eso le impide contribuir con su familia.

Al consultarles por su padre, relató que él murió atropellado también vendiendo sandías.

venta de enceres proceso

“La situación es crítica”

Frente al bulevar Fuerzas Armadas se ha instalado un joven que vende una variedad de electrodomésticos y productos tecnológicos básicos; el muchacho se identificó como Jorge Méndez él también es vecino de “La 21”.

Relató que ante la prohibición de abrir el mercado La Isla en el centro histórico de Tegucigalpa, donde él tiene su puesto, trajo parte de la mercadería para ofrecer a los transeúntes que caminan por la zona.

“La situación es crítica, tengo a mi madre, mi esposa y un niño de tres años a los que hay que alimentar y no puedo quedarme con los brazos cruzados y esperar que me den alimentos”, expresó.

Jorge instaló su venta en unas improvisadas cajas de refrescos que le sirven de base a una tabla rústica en la que ha colocado algunas linternas de mano, cargadores de teléfonos móviles, raquetas para combatir insectos, extensiones y regletas para electricidad y un sinfín de productos que se complementan con otro estante, también improvisado, casi a nivel del piso, donde la oferta pasa por golosinas y snacks populares.

La figura delgada de Jorge, no parece cansarse y, bajo el sol indolente de abril, espera con paciencia a sus compradores, que por cierto, no son pocos.

llantero

“El alimento de la familia es primordial”

En “La 21” también hay una llantera que no ha parado de brindar el servicio a los pobladores.

El negocio es administrado por Manuel Peña (40), quién dijo que “no podemos darnos el lujo de cerrar el negocio porque hay que pagar alquiler de casa, alquiler de local, mantener a mi mujer que está embarazada y a mi hijo de dos años”.

Peña indicó no ha parado de trabajar desde que inició el toque de queda, solo los sábados y domingos tengo cerrado porque es poca la afluencia de clientes y porque hay militares en la zona resguardando que uno esté encerrado, detalló.

“El alimento de nuestras familias no puede faltar, tengo un menor de dos añitos y hay que comprarle leche y hay que hacer el esfuerzo por ganarse la vida”, apuntó.

Así, en la colonia 21 de Febrero y otras aledañas, la actividad económica se mueve constantemente. De un lado los ambulantes e informales y de otro el comercio formal. Las farmacias, clínicas, centro de almacenamiento de gas LPG, ferreterías, pulperías y supermercados parecen atender cotidianamente y son restricciones.

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