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Duterte declara Marawi «liberada» tras cinco meses de guerra con el EI

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Manila – El presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte, declaró hoy en Marawi que la ciudad ha sido «liberada», tras casi cinco meses de combates contra un grupo afín al Estado Islámico (EI) y a falta de que el Ejército elimine el último reducto de la resistencia yihadista.

«Señoras y señores, por la presente declaro que la ciudad de Marawi ha sido liberada de la influencia terrorista, lo que marca el inicio de la rehabilitación», dijo el mandatario en un discurso televisado desde Marawi, a unos 800 kilómetros al sur de Manila.

La declaración de Duterte significa que la guerra en esta ciudad al noroeste de la isla de Mindanao se ha decantado definitivamente del lado del Ejército, aunque autoridades militares advirtieron de que aún es pronto para declarar la victoria de forma oficial.

El presidente proclamó la liberación de Marawi «sabiendo que la resistencia enemiga en estos momentos ya no es una fuerza a tener en cuenta», matizó a Efe el portavoz de las Fuerzas Armadas, Restituto Padilla, que calcula en «algo más de veinte» el número de yihadistas armados que permanecen en la ciudad.

El portavoz advirtió de que, por si el reducto insurgente decide seguir luchando, el Ejército ya tiene preparadas sus «operaciones de limpieza» para acabar con todos los guerrilleros y poner punto y final a la que ya se ha convertido en la batalla más larga en Filipinas desde la II Guerra Mundial.

El conflicto iniciado el pasado 23 de mayo suma más de un millar de muertos: 847 rebeldes, 163 soldados y 47 civiles, según los últimos datos ofrecidos hoy por el Ejército, que en este tiempo también ha recuperado 846 armas de fuego y ha rescatado a 1.770 residentes de las zonas de combates.

En su séptima visita a Marawi desde el inicio del conflicto Duterte, ataviado con gorra y gafas de sol, recibió fuertes ovaciones de sus tropas, a las que pidió redoblar los esfuerzos para acabar con los últimos yihadistas y rescatar a los rehenes que éstos aún tienen en su poder.

El conflicto se decantó definitivamente del lado del Ejército en la madrugada de ayer, cuando en una ofensiva planeada al detalle los soldados mataron a los dos líderes del remanente yihadista en la ciudad, Isnilon Hapilon y Omar Maute.

Hapilon, nombrado por el EI emir del Sudeste Asiático, estaba buscado a nivel internacional y por su captura el Buró Federal de Investigación (FBI) estadounidense ofrecía cinco millones de dólares.

Omar Maute, líder del Grupo Maute que inició la rebelión, era el único del clan familiar que quedaba libre después de que sus parientes cercanos resultaran muertos o arrestados durante el conflicto.

El presidente, que impuso la ley marcial en toda la región de Mindanao el mismo día en el que estalló la rebelión, no ha aclarado si tiene intención de levantar esta medida de excepción, aunque todo apunta a que no lo hará ya que hoy el Ejército ha recomendado mantenerla.

El reto de las autoridades es ahora iniciar los trabajos de reconstrucción de la ciudad y organizar el regreso de los desplazados por el conflicto, tareas cuya puesta en marcha ya ha sido preparada por el Gobierno de Lanao del Sur, provincia cuya capital es Marawi.

En este momento hay 395.000 desplazados internos alojados en campamentos y polideportivos de localidades cercanas que esperan regresar cuanto antes a sus hogares en Marawi y alrededores, según indicó a Efe el portavoz del Gobierno provincial, Zia Alonto.

Por su parte, la directora general del Banco Mundial, Kristalina Georgieva, mantuvo hoy una reunión en Washington con autoridades de Filipinas, a las que prometió esfuerzos de la organización financiera internacional para ayudar a reconstruir la ciudad.

La tarea, en cualquier caso, podría llevar un largo tiempo ya que varias zonas, especialmente las barriadas centrales y del sur donde los combates fueron más intensos, han quedado devastadas tras casi cinco meses de intercambio de fuego.

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