Tucson- La activista salvadoreña Dora Rodríguez considera que el segundo gobierno de Donald Trump es «el mejor momento» para contar las historias de sobrevivencia de migrantes como ella, por lo que publicó ‘Dora, la hija de un terreno implacable’, un libro con el que espera reivindicar a su comunidad.
La defensora de los derechos humanos establecida en la frontera de Arizona con México lanzará en julio la obra que relata las duras pruebas a las que se enfrentan los inmigrantes para perseguir una mejor vida, hiladas con su propia historia.
«Quiero que la gente se dé cuenta de que (los inmigrantes) somos seres humanos, que no somos los peligrosos criminales que están tratando de hacer creer a la gente», dice a EFE sobre las motivaciones para escribir su propuesta literaria.
La activista, quien se ha convertido en un símbolo de la lucha inmigrante en Arizona, al haber estado al frente de varias organizaciones como Fronteras Compasivas y Salvavisión, insiste en que este tipo de relatos contrarresta la retórica antiinmigrante del presidente Trump.
La historia de todos
Rodríguez escapó a los 19 años de la guerra civil de El Salvador, tras convertirse en un blanco de los escuadrones de la muerte, lo que la obligó a buscar refugio en «el norte».
La salvadoreña cuenta que, al igual que cientos de miles de inmigrantes, tuvo que aguantar hambre, cansancio y muchos peligros para llegar a la frontera sur de EE.UU. Sin embargo, en dos ocasiones fracasó en su intento al ser arrestada por la Patrulla Fronteriza y después deportada a su país.
El asesinato de monseñor Oscar Arnulfo Romero en 1980 empujó a Rodríguez a intentar el cruce nuevamente en julio de ese año.
«Nunca habíamos sentido un calor similar», relató la activista sobre su llegada al desierto de Arizona.
Los traficantes de inmigrantes les aseguraron que en menos de una hora estarían en su destino final, por lo que nadie se preparó. Recuerda que muchas de las mujeres iban arrastrando sus maletas, otras incluso llevaban zapatos de tacón.
«Íbamos como si fuéramos a viajar al aeropuerto», detalla.
Pero las ilusiones de llegar rápido a Estados Unidos se convirtieron en una pesadilla.
«Creo que desde un principio el ‘coyote’ se perdió, en vez de guiarnos a la carretera, cada vez más nos internamos en el desierto», rememoró.
El grupo de 26 inmigrantes en el que iba Rodríguez caminó por cinco interminables días por el desierto, en el primero se les acabó el agua, y en el tercero ya estaban bebiendo su propia orina.
«El cuarto día, el ‘coyote’ (traficante) salvadoreño ya se había vuelto loco, comenzó a violar y matar a las mujeres, incluyendo a tres hermanitas de 12, 14 y 16 años que viajaban solas», lamentó la centroamericana.
Rodríguez se vio obligada a fingir su muerte para salvar su vida, algo que no pudieron lograr 13 de sus compañeros de viaje.
«Siempre digo que fallecieron 14, porque una de las mujeres estaba embarazada», dijo.
El rescate de los inmigrantes provocó una fuerte reacción de grupos religiosos en Arizona e impulsó el nacimiento del Movimiento Santuario organizado por miembros de la Iglesia Presbiteriana del Sur en Tucson.
Una vida de lucha
Rodríguez ha pasado gran parte de su vida trabajando en favor de los migrantes en la frontera de Arizona, colocando agua y dando comida a los extranjeros que se arriesgan a ingresar por el desierto.
La activista recorre una y otra vez ese mismo camino donde ella estuvo a punto de morir una vez. «Este libro es la historia de los migrantes que han venido, que están llegando y que seguirán viniendo», aseguró.
Cree que es importante contrarrestar con estas historias de lucha la guerra psicológica y la persecución que viven los migrantes bajo la segunda administración de Trump.
Rodríguez también expresó preocupación ante lo que vive El Salvador, bajo el Gobierno del presidente Nayib Bukele, ya que considera que las libertades civiles están en peligro en ese país.
«Esta colaboración que vemos ahora entre Bukele y Trump puede llegar a ser muy peligrosa», puntualizó la activista.
El libro saldrá a la venta el próximo 5 de julio, cuando se conmemora el 45 aniversario del rescate y la muerte del grupo de migrantes salvadoreños con los que ingresó Rodríguez. EFE/lb