¿Diálogo o confrontación? Intereses en juego e interesados en movimiento…

Por: Leticia Salomón

Tegucigalpa.- La coincidencia y avances de las dos partes en conflicto en la UNAH en torno a la necesidad del diálogo ha sido una excelente noticia

que ha venido a llenar de tranquilidad y una buena dosis de esperanza a muchos sectores internos y externos de la UNAH que ven en ello la posibilidad de alcanzar acuerdos que mejoren la gobernabilidad de la institución y restituyan la calma para construir y reconstruir la vida académica correspondiente a una universidad pública del S.XXI.

Pero no todos han recibido la noticia de la misma manera: a muchos, la posibilidad de diálogo les tomó por sorpresa, por diversas razones: a un sector, porque se preparaba para la gran batalla dentro de la anunciada guerra a muerte de la cual esperaban salir vencedores y “tomar el poder” en la UNAH; a otro, porque crece en el ataque y la confrontación pero se desvanece en el debate y la propuesta; a más de uno porque sienten que el diálogo les quita el dinamismo que habían adquirido y los devuelve a la sombra en la que ha estado durante mucho tiempo; a los que han estado ahí, agazapados e insidiosos, atacando desde adentro y desde afuera la reforma universitaria, acumulando odio y organizando ataques frontales o encubiertos; y también aquellos sectores externos (con fuertes raíces internas) que han resurgido del pasado y se creen los únicos poseedores de la capacidad y la experiencia para “recuperar” la universidad y retrotraerla  al pasado en el cual fueron protagonistas.

La posibilidad de que estudiantes y autoridades se sienten a dialogar con el propósito de encontrar soluciones universitarias a la crisis universitaria ha pasado a constituirse en una verdadera amenaza para los sectores señalados quienes han comenzado a moverse con celeridad, astucia, mucho oportunismo y escasos escrúpulos, y han comenzado a autoproclamarse “partidarios de un cambio” en la universidad,” “luchadores por el rescate institucional”, “defensores” de la democratización”, guerreros de la “no privatización” y abanderados de” la calidad” de la educación. En sus movimientos no han tenido reparo en acudir sigilosa y disciplinadamente a los dueños de los partidos, a esas figuras tenebrosas que han manejado las relaciones entre los partidos políticos, los arreglos vergonzosos en el congreso nacional, el reparto descarado de los ámbitos institucionales, el silencio cómplice, el apoyo al golpe de Estado, el reparto de influencias y el “cariño” gubernamental hacia sus intereses personales y corporativos; tampoco han tenido reparos en juntar los extremos políticos e ideológicos y menos en crearse un aura de salvadores de la UNAH desde las componendas, zancadillas y malabares a los que están acostumbrados.

Tampoco los ha perturbado acudir o entusiasmar a otros para que acudan a poderosas embajadas, fundaciones e instituciones nacionales e internacionales a clamar por “el cambio” y suplicar la intervención externa para resolver un asunto interno de la universidad y del país, clamando ahora lo que siempre han condenado. Mucho menos se inmutan al recibir dinero para construir imagen, intensificar ataques, elaborar pancartas, repetir consignas, traspasar límites y lanzar acusaciones temerarias.

Es indudable que las últimas horas han expresado un tiempo político de gran intensidad y para ello juegan con todo lo que pueden y con toda la suciedad a su alcance: repiten una y otra vez que en la universidad se mandan a matar a los opositores y acuden sin ningún sonrojo y a la mayor desfachatez a la impunidad que se esconde bajo el manto de la libertad de expresión para señalar la muerte de dos sindicalistas universitarios y hasta el reciente crimen de dos estudiantes de medicina, dejando entrever que no han sido crímenes por delincuencia común u organizada sino crímenes relacionados con la crisis universitaria.

Que juegan sucio, juegan sucio, hay que reconocer que lo hacen con maestría y que le hacen honor a aquel símil que hoy rescato por oportuno: “acuden con un machete a un combate de esgrima”… Y ahí están: en reuniones secretas, encerronas políticas, movimientos clandestinos, visitas vergonzantes, reencuentros con el pasado, negociaciones turbias y esa sensación de estar muy cerca de conseguir lo que siempre han querido: “recuperar” la universidad para restaurar el pasado, re politizarla, re ideologizarla , saquearla y manipularla hoy en un contexto electoral en que el control de la UNAH se vuelve fundamental para las viejas y oscuras fuerzas responsables de su descalabro y hundimiento.

Ahí se funden en un solo e inmenso sector retrógrado y anti reformista, conscientes o no del papel que están jugando, los corruptos dirigentes y militantes del ex sindicato de trabajadores de la UNAH; la deslegitimada y caduca asociación de docentes universitarios, los profesores opositores a la reforma (en particular los obligados a respetar la jornada laboral por la cual reciben un sueldo); los desplazados de las planillas fantasmas que permanecieron presentes durante muchas administraciones universitarias; los beneficiarios de los grandes negocios corruptos; los que gozaban de dos, tres y hasta cuatro contratos simultáneos y hasta tres tiempos completos en instituciones públicas o privadas; los que ya no reciben “cariño” de las autoridades universitarias; organizaciones de sociedad civil que atacan la institución y la reforma por razones personales o simplemente “por la osadía que provoca la ignorancia”; algunos periodistas que resienten que la UNAH no les da el “inmenso amor” que se merecen y aquellos que reciben consignas de ataque de dudosa procedencia; algunos maestros jubilados que pasaron y salieron de la universidad sin pena ni gloria; profesionales frustrados que resienten que no los hayan llamado a ocupar puestos estratégicos en la UNAH; diputados, militantes o dirigentes de partidos políticos que no tienen ni idea de lo que ocurre en la universidad pero que la miran por su enorme potencial de votos; dirigentes o empleados de ONGs internacionales que justifican su papel en la crisis universitaria creyendo que de esa forma apoyan la democracia, los derechos humanos o la revolución; ex rectores de la UNAH que siguen añorando el pasado y que creen que fueron los mejores conductores de la universidad que entregaron en bancarrota, desprestigiada y sin legitimidad, con cuotas diferenciadas de responsabilidad (mismos que generaron la gran crisis de la UNAH y que pretenden resolver una crisis menor); y tantos otros que están ahí, felices de contribuir a la destrucción de la reforma universitaria amparados en consignas tan trilladas como lamentables.

A ninguno de ellos le interesa realmente la UNAH y menos les interesa aceptar que esta es una crisis universitaria que debe ser resuelta por los dos sectores confrontados: estudiantes y autoridades, estimulados ambos por un ambiente de tranquilidad, pluralismo, tolerancia y visión de la universidad inclusiva, moderna, pluralista, tolerante y respetuosa que debemos construir. Y están ahí, queriendo colarse por las rendijas de la crisis para recuperar visibilidad; adherirse a la movilización estudiantil para ver si consiguen algo; y reclamar sin mayor descaro un espacio que no les pertenece porque son otros los que se lo han ganado.

Identificar los nombres de estos sectores y personajes oscuros es relativamente fácil: basta ver quiénes están obstaculizando el diálogo en el que coinciden ambas partes; quiénes siguen con un lenguaje confrontativo y quienes están ahí creando un ambiente hostil al entendimiento. Ellos son los abanderados de la contrarreforma en la UNAH que persiguen sus propios objetivos, diferentes a los que parecen ser los intereses de la movilización estudiantil universitaria… Empecemos a observar y a sacar conclusiones porque, como dijo alguien: “en política, lo real es lo que no se ve”.

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