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Detractores de Evo Morales, aún sin poder unirse con miras a los comicios

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La Paz – El nuevo proceso electoral en Bolivia ya está en marcha con los políticos detractores del expresidente Evo Morales nuevamente divididos, como ya ocurrió en los fallidos comicios de octubre, a pesar de los reclamos ciudadanos e incluso del Gobierno interino para no «dispersar» el voto.


CANDIDATURAS ANUNCIADAS

El lanzamiento de la convocatoria para los nuevos comicios, previstos para el próximo 3 de mayo, estuvo seguido por el anuncio de la postulación del expresidente boliviano Jorge Quiroga.

La de Quiroga se suma a otras candidaturas ya anunciadas, como la del también exmandatario Carlos Mesa, el principal contendiente de Evo Morales en los comicios que fueron anulados, o el exlíder cívico Luis Fernando Camacho.

También han manifestado su interés de volver a postular otros candidatos que ya lo fueron en octubre, como el pastor presbiteriano Chi Hyun Chung, el gobernador de La Paz, Félix Patzi, y el político Israel Rodríguez.

Entre los candidatos anunciados, los únicos que tienen sigla confirmada son Mesa, Patzi y Rodríguez, mientras que Quiroga, Camacho y Hyun Chung aún no han confirmado con qué partido irán.

El órgano electoral ha señalado que las organizaciones políticas que participaron en las elecciones de octubre y otras que tienen personalidad jurídica vigente están habilitadas para concurrir a los comicios de mayo, con el 3 de febrero como plazo final para inscribir candidaturas.



LOS ANTECEDENTES

El Movimiento al Socialismo (MAS) de Evo Morales también está habilitado para participar, pero no el exmandatario ni quien fue su vicepresidente, Álvaro García Linera, que aspiraron a un cuarto mandato consecutivo en las elecciones anuladas.

La ley para convocar a los nuevos comicios establece que los ciudadanos reelegidos «de forma continua a un cargo electivo durante los dos periodos constitucionales anteriores» no podrán postular nuevamente, como establece la Constitución vigente desde 2009.

El intento de Morales de buscar la reelección pese al límite constitucional de dos mandatos consecutivos y a los resultados del referendo de 2016 que le negaron la posibilidad de volver a presentarse fue el detonante de unas protestas que se intensificaron tras los comicios de octubre.

Antes de las elecciones fallidas, estos sectores instaron varias veces a unificar una candidatura para enfrentar a Morales, pero aquello no ocurrió y terminaron presentándose ocho postulantes de la entonces oposición.

Las manifestaciones posteriores al 20 de octubre fueron inicialmente protagonizadas por los detractores de Morales en contra del denunciado fraude a su favor y, luego de su renuncia el 10 de noviembre, fueron sus aliados quienes tomaron las calles en contra del Gobierno transitorio de Jeanine Áñez.

VOTO DISPERSO

Tras la anunciada candidatura de Quiroga, la presidenta interina escribió en Twitter que «los bolivianos hemos luchado por una causa: salir de la tiranía; lo que hemos conseguido fue gracias al patriotismo de jóvenes, mujeres y hombres que salimos a la calle por una Bolivia libre».

«Dispersar el voto sería menospreciar nuestra lucha», advirtió Áñez, quien también quiere convocar a una cumbre política para formar un frente común contra el Movimiento al Socialismo (MAS) de Evo Morales.

El politólogo Franklin Pareja dijo a Efe que construir un solo frente «va a resultar inviable» porque la unidad en sí misma «es compleja de construir», pero además los políticos «no tienen visión compartida» y «anteponen intereses personales, corporativos o regionales que inviabilizan un proyecto de unidad».

Mientras el MAS aparece como la única fuerza de izquierda, «del centro a la derecha está empezando a aparecer más de una opción», lo que significaría que «pueden debilitarse notablemente», sostuvo.

Por ahora la situación es prematura, pues recién se están construyendo los binomios y no hay favoritos plenamente visibles como en octubre.

Lo que sí está claro es que el beneficiado con la atomización en la centroderecha es el MAS que si no logra la Presidencia, al menos tendrá «una bancada opositora muy cohesionada» que hará difícil la labor de quien llegue al Gobierno, vaticinó Pareja.

¿MASISMO O EVISMO?

La «gran incógnita» de momento es quiénes serán los candidatos del MAS a la Presidencia y Vicepresidencia, que será despejada el próximo 19 de enero en la reunión en Buenos Aires que organiza Morales como jefe de campaña de su partido.

El conocer estas candidaturas «va a dar una claridad para saber qué línea está adoptando el MAS, si se relanza como MAS o si prevalece el Evismo» que «siempre ha sido superior al masismo», consideró el politólogo.

Será la primera elección que el MAS encarará sin Morales como candidato, algo que había logrado evitar hasta ahora con recursos legales que le permitieron presentarse a los comicios de 2014 y 2019 pese al límite constitucional de dos mandatos continuos.

Aunque el rostro de Morales ya no aparecerá en la papeleta de votación, Pareja recordó que el MAS conserva presencia en al menos el 66 por ciento de los municipios y serán los alcaldes de ese partido quienes, a su juicio, amainarán la ausencia del líder.

El que Morales no esté directamente involucrado en la elección puede generar un «desconcierto» que, sumado al crédito perdido por su partido, «también puede restar alguna potencia al MAS, consideró el politólogo.

Aunque, advirtió, ese partido «está erosionado, pero no está desplomado». 

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