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“Daría mi vida por esta lucha”: el liderazgo indomable de Mabel Robledo, una mujer garífuna

Tegucigalpa (Por Kenny Castillo Fernández /WA-DANI-Honduras) – “Soy una escogida de mis ancestros”, afirma con convicción Mabel Robledo. Su voz no sólo reclama justicia; es el eco de una lucha centenaria. A pesar de contar con credenciales académicas que le podrían haber abierto puertas en otros ámbitos, esta mujer garífuna eligió el riesgo de encabezar la recuperación de los territorios que le fueron arrebatados a su pueblo en Nueva Armenia, Atlántida.

Su camino hacia el activismo nació de una doble experiencia: crecer, distinguir las desigualdades que sufren los garífunas y, posteriormente, formarse dentro de la misma institución que ahora le representa una amenaza.

Robledo fue inspectora de la Policía Nacional de Honduras, graduándose con honores. Además, es licenciada en Investigación Criminal y en Derecho, y cuenta con una maestría y tres diplomados. Sin embargo, en 2018, fue separada de la institución mediante un cuestionado proceso de depuración.

Mujeres entonan y danzan un canto ancestral en Barauda, Nueva Armenia.

Medidas de la CorteIDH

Su activismo y el alto riesgo para su existencia llevó a la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH) a ordenar recientemente al Estado de Honduras medidas provisionales urgentes para proteger su vida.

Y es que, la peligrosidad de su lucha es una realidad compartida por muchas defensoras, como contextualiza Yéssica Trinidad, de la Red Nacional de Defensoras, “estamos viviendo una situación crítica de persecución y violencia… en un contexto marcado por el racismo estructural y la connivencia del Estado con los intereses capitalistas”, señala.

La existencia vital del pueblo garífuna está garantizada en la misma medida que preserve sus territorios, si estos se pierden, todo lo demás está perdido. En Barauda consideran que la recuperación de los territorios es una acción legítima.

Una lucha sin cuartel

Habíamos mencionado su pasado en la institución policial, luego, tras una fallida incursión en la política, realizó en marzo de 2019 su primer plantón en los Cayos Cochinos, protestando contra el régimen que, denuncia, atenta contra las libertades de los garífunas del archipiélago.

Su regreso a la comunidad marcó el inicio de su verdadera misión: la defensa de los derechos humanos, centrada en el territorio ancestral.

¿Pero contra quienes lucha? La Fundación Cayos Cochinos es una organización compuesta por poderosos empresarios de Honduras que se unieron para usufructuar el archipiélago bajo la mampara de una organización sin fines de lucro. Desde sus inicios en 1994, la Fundación tiene la meta de sacar del lugar a los garífunas, pero se ha encontrado con la fuerte resistencia de estos.

Barauda está destinada a un modelo comunitario de existencia acorde a la cosmovisión garífuna.

Aun cuando se define como un ente conservacionista, la Fundación cuenta en su haber con decisiones contradictorias como haber aprobado la filmación de un programa de telerrealidad europeo de nombre Supervivientes. Mientras están grabando los supervivientes, las libertades de los garífunas están restringidas.

En ese sentido, los dólares que recibe la Fundación anulan, por ejemplo, el derecho a la movilización de los garífunas, algo que inquieta a Mabel Robledo y a su equipo. Igualmente, se vulnera el derecho a la alimentación, mediante prohibiciones a la pesca.

Barauda: el sueño comunitario hecho realidad

Viniendo a tierra firme el fruto más tangible de la lucha se llama Barauda, un asentamiento ubicado en tierras recuperadas y nombrado en honor a la histórica matriarca garífuna.

En este lugar, donde Robledo concede la entrevista bajo la protección de tres soldados, hay unas 30 viviendas de concreto que la comunidad construye colectivamente. Barauda no es un simple asentamiento; es el embrión de una zona que busca vivir bajo el modelo comunitarista de la cosmovisión garífuna, donde «el bien de unos sea el de todos».

Este proyecto se erige sobre 264 manzanas de tierra confirmadas por el Instituto Nacional Agrario como parte del título ancestral de Nueva Armenia, pero que estaban siendo explotadas por la empresa Palmas Atlántida. Recuperarlas ha convertido a Robledo en un blanco.

Mabel Robledo visita el sitio de una construcción en Barauda. Reivindica que las tierras pertenecen a la comunidad garífuna de Nueva Armenia y no a la empresa aceitera que las explotó por más de 3 décadas.

Palmas de Atlántida, es una empresa dedicada a la explotación de palma africana. Fabrica aceite y sus derivados. Actualmente, la rectoran herederos del extinto rico empresario Reynaldo Canales. En el grupo empresarial están también, el político Saro Bonano y otro hombre a quien la entrevistada identificó como Paco Vedas.

El nivel de amenaza sobre la vida de Mabel Robledo es inminente, “Aquí no peleamos con gente pobre; peleamos con personas con poder económico y poder político”, advierte. Su historial lo confirma: en 2023 le dispararon, en 2024 sufrió dos persecuciones y en 2025 ha recibido nuevas amenazas. El mismo día en que la comunidad tomó la decisión de recuperar el predio, se produjo un ataque nocturno del que dos hombres se salvaron milagrosamente.

El legado: una semilla de valor e inteligencia

A pesar del peligro, Robledo no alberga temor. “La muerte es parte del ciclo de la vida”, reflexiona. “Tal vez uno de los temores que podría tener es que no me mataran y me dejaran incapacitada. Ese es el peor temor”.

Su valor, combinado con su conocimiento, es lo que inspira a su comunidad. Carolina Castillo, una mujer de más de 70 años, destaca su honestidad y espíritu incorruptible. Mientras que para el joven Eduard García, “luchar al lado de una guerrera vale la pena… cuando va una persona que no siente temor, entonces agarras más valor”, resalta.

La frase de David Johnson sintetiza el impacto de Robledo en su comunidad: “Es digna de admirar, una persona que te motiva a descubrir ese potencial que hay en ti”. Mabel Robledo es, en esencia, la encarnación de una lucha que trasciende la recuperación de tierra: es la semilla de un liderazgo que busca germinar en una nueva generación de jóvenes valientes y comprometidos con el cambio.

Es una pugna cuesta arriba, Trinidad apunta que, “Entre 2020 y septiembre de 2025 hemos documentado 2,076, agresiones contra la OFRANEH y las defensoras que la integramos, el 63 por ciento se perpetraron en los dos últimos años”.

Debido a que el conflicto por las tierras garífunas es de larga data, el trabajo de Mabel Robledo enlaza con figuras históricas como Barauda y su esposo Satuyé. Ambos defendieron con sus vidas la libertad y dignidad de su pueblo durante la era en la isla de San Vicente.

De igual manera con el accionar de su contemporánea Miriam Miranda, una valiente mujer, heroína de la resistencia garífuna, defensora de tierras ancestrales frente a proyectos extractivos. «Necesitamos líderes que nos ayuden a salir adelante y que garanticen el futuro de nuestras venideras generaciones, porque si no tenemos tierras no hay cultura, sin tierras ¿A dónde vamos a ir? finalizó. PD

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