– Lo que los pueblos de Estados democráticos esperan de sus gobiernos y de América
Acorde con los principios americanos de la democracia, con nuestra situación diversa pero generalizada por las múltiples crisis que experimentamos, y ante la urgencia de superarlas: los pueblos americanos esperamos la vitalización de nuestros Estados democráticos y del continente americano, con compromisos idóneos y recursos complementarios adecuados para ejecutarlos eficaz y eficientemente.
Para los pueblos, el éxito de la Cumbre de las Américas deberá traducirse principalmente en compromisos seguros y de cumplimiento verificable que fortalezcan la democracia, el respeto y la protección de los derechos humanos y el Estado Constitucional de Derecho. Compromisos aparejados con una funcional estructura complementaria de cooperación interamericana eficaz y eficiente, para el desarrollo sostenible de los pueblos americanos.
De los Estados Unidos de América, así como de Canadá y de otros Estados y organizaciones: esperamos adicionalmente su equitativo aporte técnico – financiero e impulso a esa estructuración participativa de cooperación interamericana eficaz para el desarrollo sostenible de los pueblos americanos, basada y a implementarse de conformidad con la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.
Esperamos que los gobiernos cumplan de buena fe los compromisos asumidos y, para ello, que sepan gestionar gobernabilidad y gobernanza interna y buena vecindad interamericana, sobreponiendo (al razonamiento ideológico impregnado de odio, intolerancia, confrontación, discriminación y violencia) la protección y respeto de la dignidad humana, como fin supremo de su gestión democrática, en cada Estado; y de sus relaciones de buena vecindad en las Américas.
Las expectativas que hemos anteriormente expresado son, más que un sueño, un deber y una responsabilidad de cada uno y de todos los Estados americanos, porque la democracia en América es derecho de los pueblos y deber de inexcusable cumplimiento para sus gobiernos, por ser modo de vida digna en libertad y forma de gobierno al servicio del pueblo, cristalizada en los Estados constitucionales de Derecho y parte inseparable del desarrollo, la libertad y la paz.
En suma, la democracia es instrumento indispensable para la buena administración pública, respeto y cumplimiento del estado de derecho y de los derechos humanos. Es asimismo instrumento adecuado para superar las causas de la pobreza, la injusticia social y el deterioro progresivo de los ecosistemas y medio ambiente sano.
Como se consigna sistemáticamente, por los Estados Americanos, en la evolución y vigente normativa interamericana: los pueblos americanos han dignificado la persona humana y nuestras constituciones como dicha normativa americana, lo han reflejado ininterrumpidamente, caracterizando la protección, promoción y defensa de la vida con dignidad, como el fin supremo de las instituciones jurídicas y políticas de cada Estado y sociedad, y de las relaciones interamericanas.
En suma, en América, la legitimidad constante de los gobiernos y la democracia genuina en los Estados americanos, sólo se acredita con la sujeción imperiosa al Estado constitucional de Derecho y con su real aplicación, evidenciada con la satisfacción constante de las necesidades y con el mejoramiento progresivo de la calidad de vida de toda la población.
En efecto, en América, los pueblos somos los titulares del derecho a la democracia y los gobiernos sólo tienen la obligación de promoverla y defenderla, siendo esencial para el desarrollo social, político y económico de los pueblos, en paz, libertad y seguridad humana, en el continente americano.