Tegucigalpa – La Organización No Gubernamental Cristosal anunció hoy su cierre de operaciones en El Salvador, ahora solo operará en Guatemala y Honduras.
La ONG argumentó que El Salvador vive una escalada de criminalización de defensores de derechos humanos.
A continuación Proceso Digital reproduce el comunicado de Cristosal en el que anuncia el cierre de operaciones en El Salvador:
Tras 25 años de defensa de los derechos humanos en El Salvador, Cristosal anuncia la suspensión de sus operaciones en el país ante la escalada de criminalización de defensores y defensoras, la imposición de la Ley de Agentes Extranjeros (LAEX) y la debilitación de la independencia institucional. Su trabajo continuará reorganizado y comprometido desde sus sedes en Guatemala y Honduras.
El régimen de los hermanos Bukele ha desmantelado los principios básicos de la democracia. Bajo un estado de excepción permanente y con control casi absoluto de todas las instituciones, El Salvador ha dejado de ser un Estado de derecho. Expresar una opinión o exigir derechos básicos hoy puede costar la cárcel. La libertad de expresión, la protesta pacífica y la participación ciudadana se han convertido en conductas castigadas y limitadas por el poder.
Según la última encuesta del Instituto Universitario de Opinión Pública de la UCA, cerca del 60 % de la población teme opinar o protestar por miedo a represalias. Esta cultura de miedo —alimentada por rumores de listas negras, vigilancia, visitas policiales intempestivas y detenciones arbitrarias— funciona como un mecanismo de control social. Como advierte el cardenal Gregorio Rosa Chávez: «El miedo está instalado en el país.
«La detención de nuestra compañera Ruth López, abogada y defensora, no es un caso aislado, sino parte de una estrategia castigada ejemplar para intimidar. Ruth está presa por exigir transparencia y denunciar la corrupción. Como ella, muchas otras personas han sido criminalizadas por su labor o forzadas al exilio.
Cristosal ha enfrentado acoso legal y administrativo, espionaje, vigilancia de sus actividades y hogares, así como campañas de difamación. Aunque este contexto adverso no es nuevo, es la primera vez que en El Salvador no existen garantías de defensa. A esto se suma la LAEX, que es un instrumento de control autoritario. Impone sanciones discrecionales, impuestos punitivos y vigilancia estatal para censurar y castigar a las organizaciones independientes.
Ante este escenario de consolidación autoritaria, nos vemos obligados a tomar la dolorosa decisión de suspender nuestras operaciones en El Salvador. Lo hacemos para proteger a nuestro equipo —personas que han tenido que dejar su país para guardar nuestra labor y mantener viva la defensa de los derechos humanos. Nuestra misión continúa.
Cristosal no renuncia a su personería jurídica ni a su compromiso con El Salvador. Hemos presentado nuestra inscripción en el Registro de Agentes Extranjeros porque la defensa de derechos humanos es irrenunciable.
Nos estamos reorganizando para seguir nuestra labor y aportar para que la defensa de los derechos humanos se mantenga viva, libre y al servicio de las víctimas. Llevamos más de 25 años acompañando a quienes enfrentan abusos del poder y seguimos haciéndolo. Por Ruth López, por Alejandro Henríquez, por José Ángel Pérez, por Enrique Anaya, por cada víctima del régimen, por cada persona silenciada o desaparecida, por cada madre que aún espera justicia: Cristosal no se detiene. Sigue. Más libre. Más firme. Más necesaria que nunca. (RO)