Tegucigalpa – Los excesos palpables de la población hondureña en el inicio de la Semana Santa ante las aterradoras historias que deja la pandemia de COVID-19, son tan solo extremos de una realidad que podrá contarse a finales de este abril o a inicios de mayo cuando los contagios alcances niveles dramáticos, prevén los expertos sanitarios.
Pese al llamado desesperado de los médicos que atienden casos de COVID-19, con el agregado de las salas abarrotadas de pacientes, los hondureños han salido masivamente a los sitios turísticos para “aprovechar” las vacaciones de verano.
La gravedad de la pandemia parece no tener eco en la conciencia de los hondureños, quienes por ahora han olvidado que el virus circula y se han desbocado en este largo asueto.
Al menos así se colige mediante videos que circulan en redes sociales sobre centros de recreación en los que se aprecia a miles de vacacionistas sin ni siquiera portar una mascarilla.
Otro hecho real es el del párroco Rolando Peña, asentado en Corquín, Copán, quien fue visto oficiando la misa del domingo de ramos en vía pública con decenas de feligreses y a quienes les pedía que se retiraran la mascarilla e incluso usando palabras soeces.
Este mismo lunes, la encargada del Instituto Nacional Cardiopulmonar El Tórax, Suyapa Figueroa denunció en sus redes sociales que muchos jóvenes están llegando contagiados por el virus.
“Esta no es una imagen radiológica de COVID. Es un paciente joven con COVID-19, cáncer de pulmón e infarto del miocardio. Aun con todas las carencias nos toca pelear. Ayúdenos”, escribió la galena en su red social de Twitter al difundir la placa de los pulmones de un paciente.
En otro escrito remató: “Así nos están llegando los jóvenes. Pulmones blancos. La mortalidad será altísima. ¿¿¿Como es que dicen que el Coronavirus no afectara la Semana Santa??? Cuanta gente no regresará a sus casas. Créanme. Sentimiento de impotencia el luchar contra quien no desea salvarse”.
Y así, entre los llamados angustiosos de los médicos y las miles de historias dolorosas que se cuentan en Honduras, Proceso Digital abordó los casos de dos mujeres que fueron golpeadas de diferentes formas por el coronavirus, que deja hasta ahora 4 mil 557 muertos y 187 mil 015 contagios en 380 días de pandemia.
La COVID se llevó a su padre, dos tíos y la abuela
Leyla Perdomo, una joven profesional, vital y alegre, de esas que usan las redes sociales para transmitir alegría y esperanza, le contó a Proceso Digital cómo en un lapso de 16 días perdió a cuatro seres de su familia, incluido su padre, quien se cuidó por nueve meses, pero un descuido le bastó para morir.

Relató que desde que comenzó la pandemia del COVID-19 en Honduras -en marzo de 2020- siempre estuvo al margen y bien cuidada para evitar contagiarse, al igual que su padre Saúl Perdomo (78), que permanecía en una hacienda en San José de Colinas, Santa Bárbara.
Sin embargo, el 24 de diciembre su papá le informó que iría a visitar a su madre a San Luis, siempre en Santa Bárbara, porque no la miraba desde marzo, fue en ese momento que le rogó que no fuera porque podía llevarle el virus a la señora de 102 años.
Don Saúl solía usar mal la mascarilla y casi siempre la portaba en la barbilla. Era un señor muy platicador y aunque tenía conciencia del virus, tuvo un descuido que le costó la vida.
“No fue así, fue él -se refiere a su padre- el que se fue a contagiar donde mi abuela. Por más que hice para detenerlo, se fue y luego llegó el 31 de diciembre y todo normal, pero la primera semana de enero mi tía presentaba algunos síntomas”, narró.

Tras practicarse los exámenes, los tres hermanos y la señora centenaria resultaron positivos, por lo que empezaron a tomar medicamentos.
“Mi tío tuvo que ser internado porque presentaba serios problemas en sus pulmones, en tanto mi papá que estaba un poco mejor, de repente, necesitaba alto flujo de oxígeno. Llamé a varias ambulancias y no había disponibles, entonces me lo traje en un carro paila desde San Luis hasta San Pedro Sula. Él venía sentado en la parte de atrás con el oxígeno puesto, me costó conseguir un cupo en el Hospital Mario Catarino Rivas, pero al fin lo ingresamos”, detalló.
La primera que murió -siguió su relato- fue mi abuela – 6 de enero-, siguió mi tía – 8 de enero – luego mi papá -10 de enero- y finalmente mi tío -19 de enero-.
“Me arrepiento de haber venido, esas palabras me resuenan y no quisiera que nadie tuviera que pasar por esto que yo pasé. Es difícil ver partir a uno de la familia, pero no digamos a cuatro. Esto ha sido tan doloroso que ni siquiera sé si alguna vez podré ir al pueblo de ellos”, dijo con la voz entrecortada.

Leyla, es una de las dos hermanas del matrimonio entre don Saúl Perdomo y Osminda Baide. Ella, a pesar de que cuidó a su padre en su lecho de enfermo y al estar rodeada de familiares con el virus, milagrosamente no fue contagiada.
“Yo no estaba preparada para esta avalancha. La partida de mi papi ha sido muy dolorosa, él siempre fue un hombre sano”, dijo con profundo sentimiento.
Remarcó que “la partida de papi fue inesperada, ahora él no está. Murió con las botas puestas y se fue en paz”.
Reveló que quisiera elaborar una manta gigante con la leyenda: “Me arrepiento haber ido…” y colocarla en una parte visible en San Pedro Sula.
La entrevistada hizo un llamado a la población para que tomen conciencia de su ejemplo y no se desboquen en esta Semana Santa.

“Cuando veo tanta gente en las playas, me preocupa, me molesta, me indigna y me enoja. Estamos en Semana Santa y es la época en que se puede repetir una historia similar a la mía, donde puede haber otro como papi, que no tenga cuidado, que vaya al lugar donde no tenía que ir y luego diga: me arrepiento de haber venido”, clamó.
Concluyó su devastador testimonio afirmando: “Este es el momento de hacer patria, de ser sensatos, de ser prudentes, no es el momento de hacer fiestas, reuniones y ser irresponsables, hoy más que nunca debemos cuidarnos y nunca dejar de usar la mascarilla”.
La historia de los Uclés Estrada

Otro relato conmovedor es el que le tocó vivir a la abogada Selma Estrada, una reconocida abogada capitalina. Ella ha compartido sus testimonio para hacer conciencia y alertar a la sociedad de las complicaciones que llegan con el coronavirus.
Contó que el primer momento duro es cuando se recibe la noticia que es positivo de la COVID-19.
Doña Selma Estrada está casada con el reconocido psiquiatra Javier Uclés, ambos fueron contagiados por el virus en un pequeño descuido. Antes que ellos el virus afectó a una hija del matrimonio.
Aunque desde un inicio sabían dónde iban a ir cuando fueran contagiados, la situación se complicó porque la enfermedad se alargó más de lo previsto.

La pareja fue internada en una clínica privada de la capital, siendo don Javier Uclés el que presentó más complicaciones en su salud.
La entrevistada dijo que cuando salió del hospital perdió peso y estuvo muy afectada de la voz.
“Yo salí primero y luego salió mi esposo. Ahora aquí estamos en casa, ambos con terapias de rehabilitación”, detalló.
Apuntó que la alimentación es fundamental después de padecer el virus y que todos los que pasaron por la enfermedad deben hacer énfasis.
Recomendó a los hondureños que tengan un plan en el caso que logren adquirir el virus. “Es importante ordenar las finanzas, hay que arreglar papeles y comunicar a la familia sobre el patrimonio para que después no queden los problemas”, dijo.
La abogada Estrada reflexionó que “hay que ser mejores personas y más solidarios con todos. Al que viene a dejar las cosas del UBER hay que saber retribuir su esfuerzo”.

Lamentó que la pandemia no ha sido manejada de la mejor manera por parte de las autoridades, al tiempo que criticó que apenas 800 mil personas están aseguradas bajo el régimen de seguridad social cuando hay más de 9 millones de habitantes en el país.
Agradeció a los médicos y enfermeras que todos los días tienen que lidiar con pacientes con COVID-19, asimismo hizo un llamado al decano de Medicina de la UNAH, Jorge Valle, para que otorgue los títulos a los médicos que ya egresaron y que hicieron su servicio social.
Sugirió a los hondureños no salir de casa si no es necesario y si lo tienen que hacer -pidió- evitar las aglomeraciones que son un foco de contagios del virus.