Miami, (EEUU).– La convención republicana terminó con un partido dividido y con su candidato presidencial, Donald Trump, tratando de convencer a los escépticos que está preparado para ocupar la Casa Blanca.
Durante cuatro días en Cleveland (Ohio), la convención republicana ha tenido varios sobresaltos: protestas internas, acusaciones de plagio, un senador que se negó a apoyar públicamente a Trump y el discurso final de este tratando de despejar las dudas de que es el candidato presidencial apropiado.
Ante el inmenso desafío de unificar a su partido y de impresionar a una audiencia de más de 40 millones por televisión, el magnate neoyorquino no decepcionó en su discurso final, previamente presentado por su hija Ivanka Trump con la intención de darle una imagen más humana.
Trump concentró sus críticas contra el gobierno del presidente Barak Obama y, sobre todo, de su próxima rival en las elecciones de noviembre, la próxima candidata presidencial demócrata, la ex Secretaria de Estado Hillary Clinton.
Hizo referencia a los recientes asesinatos de policías blancos a manos de negros y dijo que esta situación está poniendo en peligro la vida americana y que bajo su gobierno, “esto se va a poner fin, ya que no podemos seguir siendo políticamente correctos”.
Mencionó los asesinatos cometidos por inmigrantes indocumentados, que una vez deportados, regresan al país “para seguir cometiendo crímenes”: “Vamos a recuperar el control de nuestras fronteras”.
Volvió a insistir en su promesa electoral de que va a construir un muro a lo largo de la frontera de más de dos mil kilómetros con México, “para que no se cuelen más los inmigrantes indocumentados y el tráfico de drogas”.
Trump fue interrumpido constantemente por los delegados de la convención que coreaban letra por letra, el “U-S-A” y U-S-A.
Sobre su próxima rival política, dijo que la corrupción nunca había llegado tan alto en Estados Unidos cuando esta se libró de una acusación formal por haber borrado miles de correos electrónicos enviados desde un servidor personal, cuando era Secretaria de Estados, “para no dejar huella de sus actos delictivos”.
Criticó sin cesar los tratados comerciales que, según él, solo han creado desempleos en Estados Unidos: “Todo eso va a terminar el 20 de enero, cuando tome posesión como presidente de este país”.
Advirtió que su gobierno va a poner fin al terrorismo del Estado Islámico y que no se va a dejar entrar a Estados Unidos a aquellos musulmanes extremistas que puedan poner en peligro la seguridad y paz de este país.
Como una muestra más de la división dentro del partido, ninguno de los dos últimos ex presidentes republicanos han estado presentes en la convención ni han apoyado a Trump: George H.W Bush y su hijo George W. Bush.
Ni tampoco Jeb Bush, hijo y hermano de los dos anteriores, quien también aspiraba a la candidatura presidencial republicana, a quien Trump ha despreciado públicamente como “irrelevante”.
Prácticamente ya se ha olvidado el traspiés de la esposa del magnate, Melania Trump, cuando en su discurso del lunes pasado plagio varios párrafos del pronunciado en 2008 por la Primera Dama, Michelle Obama, en una convención demócrata.
Pero el gran bombazo de esta convención fue el de la noche del miércoles cuando el senador cubano-americano Ted Cruz, de Texas, se dirigió a los asistentes de la convención para pedirles que votaran “según su conciencia” y se abstuvo de apoyar públicamente a Trump.
Cruz fue abucheado al negarse a dar su apoyo a Trump y su esposa, Heidi, tuvo que salir del podio de invitados en primera fila, escoltada para evitar males mayores.
El día después, Cruz defendió su posición, alegando que él no es un “perrito faldero” de Trump y que nunca podría apoyar públicamente a alguien que ha hablado mal de su esposa y de su padre.
Durante las agrias primarias, Trump reenvió un mensaje por Twiter donde se comparaban las dos esposas por su presencia física: en la foto Melania, un ex modelo de Eslovenia , aparecía radiante y Heidi con cara de enfadada y alterada.
Pero antes, un grupo afín a Cruz había enviado por internet un mensaje donde aparecía una antigua foto de Melania semidesnuda, de sus tiempos de modelo con este lema: “Esta es su futura Primera Dama o si no, voten por Ted Cruz”.
En la campaña electoral de las primarias, Trump y Cruz fueron fuertes contendientes por la nominación presidencial republicana y cuando el último abandonó la contiende, prometió apoyar al candidato que eligiera al partido.
Al parecer, el senador ultraconservador no le perdona a Trump haber acusado a su padre, el exiliado cubano Rafael Cruz, de haber ayudado, supuestamente, a Lee Harvey Oswald, el asesino del presidente John F. Kennedy en 1963.
Según el tabloide sensacionalista “The National Enquirer”, existe una fotografía donde aparece Rafael Cruz con Oswald repartiendo panfletos anticastristas en Nueva Orleans, antes del atentado presidencial en Dallas.
La prensa americana especula hoy que es posible que Cruz se esté posicionado a las elecciones del año 2020, en el caso que Trump pierda ante Clinton en la contienda presidencial de noviembre.
