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Contracrónica del Mundial Brasil 2014

Tegucigalpa – Alemania hizo sentir su poderío futbolístico en Brasil y al final, venciendo por 1-0 a Argentina, se coronó, por cuarta vez, campeón mundial.
 

Un triunfo sin discusión de los alemanes, que además se convirtieron en los primeros europeos en ganar una copa mundial en el continente americano.

La vergüenza terminó siendo Brasil, los anfitriones del mundial, que finalizaron en cuarto lugar después de ser favoritos por su condición de local, aunque en la competición no mostraron lo mejor de otros mundiales.

Recibir diez goles en dos partidos, siete de ellos contra Alemania, y tres ante Holanda, nunca se lo imaginaron los brasileños, que ahora deben recuperar su orgullo y «jogo bonito» en el Mundial de Rusia 2018.

Honduras

Esta crónica, que en principio estaba previsto que se publicara antes de iniciar el Mundial de Brasil, decidimos dejarla para después a raíz de muchas cosas que comenzaron a trascender sobre la selección nacional, que lamentablemente no pudo ganar ni un partido de los tres que disputó contra Francia (3-0), Ecuador (2-1) y Suiza (3-0).

La mesa de edición de Proceso Digital reunió a pocos días de que iniciara el mundial a tres selectos amigos para hablar del máximo evento futbolístico, las posibilidades de Honduras, los cuatro favoritos a ganarlo, evocar el papel de la «H», no de Holanda, en su tercera cita en una copa mundo, y el papel de los hondureños en España 1982 y Sudáfrica 2010.

Los tres amigos que compartieron con Proceso Digital son Ramón Enrique Maradiaga («Primitivo»), el analista y maestro universitario Matías Funes y Héctor Zelaya («Pecho de Águila»).



El encuentro con los amigos fue de lo más exquisito, quedando al final la sensación que las dos horas que duró habían sido poco tiempo, pero ya habrá otra ocasión para volver a compartir con ellos y otros amigos que nos honran a diario leyendo Proceso Digital.

Ramón Enrique, Matías y Héctor coincidieron en que lo mínimo que tenía que hacer Honduras en Brasil era ganar un juego. La potencial «víctima» para eso sería Ecuador. Mejor si se lograba un empate con Suiza, que se creía posible por el que se logró con el mismo país europeo en el Mundial de Sudáfrica 2010, en un juego que finalizó sin goles.

En la mesa también se vaticinó una derrota contra Francia, por la tradición futbolística de los galos, ante los que Honduras se había defendido bien hasta que Wilson Palacios cometió el penalti que además representó que el árbitro lo extrañara de la cancha.

Honduras estuvo a punto de cerrar el primer tiempo empatando sin goles contra Francia, que fue eliminada en octavos de final.

A manera de consuelo, lo único destacable de Honduras en Brasil fue el gol que anotó Carlo Costly contra Ecuador, rival al que se le pudo vencer, pero resulta que la «H» sigue teniendo el problema que no sabe definir en el marco rival.

Por qué Honduras no pudo anotar ni un gol en Sudáfrica, fue uno de los temas analizados con los invitados de Proceso Digital.

Matías respondió que quizá la falta de buenos resultados en Sudáfrica 2010 pudo obedecer a la falta de un mejor trabajo en equipo y recordó que en una ocasión le preguntaron al gran Alfredo Di Stefano, quien falleció pasado 8 de julio, «qué aspecto pondría él como relevante en el fútbol y qué fue lo que más le llamó la atención».

La respuesta de Di Stefano fue que «lo más grande en el fútbol es el compañerismo», enfatizó Matías, un apasionado del deporte más popular del mundo y seguidor del Vida, aunque él es capitalino.

«Tomando en cuenta la naturaleza del fútbol, que es un juego colectivo, pueden brillar las individualidades pero en esencia el fútbol es colectivo», agregó.

Matías, seguidor del Vida porque siempre prefiere «apoyar a los más débiles», considera que «los jugadores extremadamente individualistas a veces afectan a un equipo por el afán de sobresalir, de ser los héroes, perdiendo de vista la naturaleza colectiva».

«Creo que el compañerismo es lo más sobresaliente», comentó el invitado, quien con su fino humorismo hizo más agradable el encuentro.

Una explosión de hilaridad se produjo en la mesa cuando Funes dijo que él pudo haber sido «un excelente futbolista» de no haber sido por «dos problemas que tuve: mi pierna derecha y mi pierna izquierda».

Los tres mundiales

Por aquello de que «las comparaciones son tediosas», nadie habló de cuál de las tres selecciones que han clasificado a un mundial ha sido la mejor, aunque por los resultados, es obvio que la de España 1982, no tanto porque fue la primera en lograr tal hazaña, sino porque debutó empatando con el país anfitrión y luego con Irlanda del Norte, en ambos juegos 1-1. La H fue la revelación en ese mundial.

La única derrota, dolorosa porque llegó en el peor momento del partido, fue contra la antigua Yugoslavia, por marcador de 1-0.

No obstante, sí hubo comentarios sobre las condiciones, a veces precarias, con las que trabajó la selección que clasificó al Mundial de España 1982 y las múltiples facilidades que tuvieron las que sellaron boleto para Sudáfrica 2010 y Brasil 2014.

¿Qué tenía la selección de 1982 que no se le vio a las de 2010 y 2014?

Cada hondureño aficionado al fútbol tendrá la suya.

Maradiaga resaltó en la plática la importancia del factor mental en cualquier jugador de fútbol y el entrenador.

El capitán del equipo nacional en España’82 evocó su asistencia a una charla con el estratega serbio Bora Milutinovic, quien fue un «ave de paso» en la selección de Honduras, en la que preguntó a un grupo de técnicos hondureños «en qué orden» pondrían «los cuatro aspectos que se manejan en el fútbol: mental, físico, técnico y táctico».

«Nosotros dijimos que el técnico, el táctico y el físico, muy pocos o nadie dijo el mental», agregó Maradiaga señalando además que Bora les dijo que respetaba lo que habían respondido, pero que el primero es «el mental» y «borró» lo que estaba escrito en la pizarra.

«Lo primero es lo mental, cuando yo agarre a un jugador y lo convenza y sé que está preparado, exento de problemas de familia, a este jugador lo tengo listo porque tengo que hacer poco con él en la parte técnica y en la parte táctica. No digamos en lo físico, si él está convencido eso se arregla», indicó Maradiaga.

También recordó que lo mental pasa además por el nivel educativo, lo que evidenció el colombiano Francisco Maturana cuando estuvo una vez dirigiendo a Costa Rica, donde dijo que su trabajo sería «más fácil porque todos los jugadores estaban preparados académicamente».

Héctor Zelaya destacó la importancia que también tiene el aspecto psicológico y en ese sentido elogió el trabajo que hizo el doctor Teodosio Mejía con el equipo que clasificó al Mundial de España 1982.

«Él nos enseñó muchas formas de comportarnos, a jugar entre nosotros, a bromear, a compartir la mesa, a asimilar mejor el triunfo y la derrota, a controlar las emociones. También nos transmitió su humildad dentro de su gran sabiduría», añadió.

Mucho de lo que Mejía le enseñó a aquella selección, en la que «Pecho de Águila» jugó lesionado, «le ha hecho falta a algunos jugadores de las últimas selecciones», señaló el autor del primer gol de Honduras en un mundial, quien con «Primtivo» Maradiaga y el resto de aquel equipo de 1982 son glorias vivientes del fútbol nacional.

Héctor y Ramón Enrique anhelaban sin mezquindad que Honduras pasara a la segunda fase o que al menos ganara un partido en Brasil 2014 por el nombre del país y para que la afición hondureña deje ya de seguir viviendo del recuerdo de España 1982 y del primer gol de «Pecho de Águila».

Ambos señalaron que aunque es muy grato seguir recibiendo el reconocimiento de los aficionados, incluso de generaciones que no habían nacido en 1982. Ese afecto de la afición lo atesoran como lo más hermoso que han recibido gracias al fútbol.

Ese honor lo siguen compartiendo con el entrenador de aquella primera selección mundialista, José de la Paz Herrera («Chelato»), de quien Héctor y Ramón Enrique expresaron los mejores conceptos como estratega y por las múltiples enseñanzas que recibieron de él.

Aquella selección de Honduras de 1982, cuyos jugadores no fueron concentrados en hoteles de lujo, ni peleaban por jugosos viáticos, ni se preparó en el exterior, era de unos verdaderos guerreros con un sueldo que el más alto llegó a ser de 1.800 lempiras, aunque el primero de Héctor en el Motagua fue de 75.

El primer sueldo de Maradiaga fue de 125 lempiras.

Cuando Héctor recordó su primer sueldo, Matías se sintió como privilegiado, pues su primero fue de 154 y se «remiraba en aquel cheque».

Reclamos

De los jugadores de las selecciones que asistieron a los mundiales de Sudáfrica 2010 y Brasil 2014 han surgido muchas cosas, algunas que riñen con la moral, de lo que no han informado las autoridades de la Federación Nacional de Fútbol de Honduras (FENAFUTH).

También han trascendido pleitos internos por ejercer la capitanía en el equipo, actitudes racistas y exigencias de 2.000 dólares diarios de viáticos, y que, estando a 20 minutos del estadio donde Inglaterra y Ecuador jugaron un partido amistoso, en Estados Unidos, cuando los hondureños estaban concentrados en Miami, no lo fueron a ver.

Resulta que el siguiente partido de fogueo de Honduras en Miami era contra Inglaterra, mientras que Ecuador sería su rival directo en Brasil. Pero al parecer eso no era importante, según lo que ha trascendido.

Ha sucedido, además, que una parte de la prensa deportiva ha tratado con «guante blanco» a los dos cuerpos técnicos colombianos que han dirigido a la selección nacional, cosa distinta con los entrenadores hondureños y jugadores, quienes han sido tildados de «vendidos» y «mercenarios» en otros momentos.

A la selección que participó en el Mundial de Brasil 2014 se le pagó una buena suma de dinero por una charla corta «motivacional» brindada por el argentino Jorge Valdano, cuyo mensaje parece que llegó tarde por los resultados cosechados en la tierra de Pelé o los jugadores no entendieron al filósofo del fútbol cuando les dijo que había que ir a morirse en la cancha para pasar a un cuarto juego.

Finalistas

En la plática con Héctor, Ramón Enrique y Matías se habló del fútbol en el cine, de música, del lenguaje bélico en sentido figurado que utilizan algunos narradores deportivos, de anécdotas, la humildad de los seleccionados de 1982 hasta la firma de contratos con los jugadores, intimidados con una pistola en la mesa de un dirigente de la FENAFUTH que era militar.

Se recordaron goles históricos de varios mundiales, a jugadores como Pelé, Puskas, Cruyff, Maradona, a nacionales como el «Campeón» Amaya que integró el Vida de La Ceiba, a Gilberto Yearwood que era el único que jugaba en Europa cuando la selección de Honduras clasificó al Mundial de España en 1982 y José Enrique «Coneja» Cardona, fallecido en enero de 2013.

En contraste, las selecciones que fueron a Sudáfrica 2010 y Brasil 2014 la integraron jugadores que en su mayoría estaban ligados a equipos en el exterior.

En el ambiente prevalecieron las selecciones de Brasil, Argentina, Alemania y España como favoritas a ganar el recién pasado Mundial, aunque el único que acertó fue Héctor Zelaya, quien siempre apuesta por los alemanes.

Se habló de la fe de los aficionados, su cariño a la selección, de las actuaciones de dirigentes de la FENAFUTH para las eliminatorias del Mundial de Corea del Sur y Japón 2002 al poner a la venta, a pocas del partido contra Trinidad y Tobago, los boletos de palco del Estadio Olímpico Metropolitano en el mismo hotel donde estaba el equipo que dirigía Ramón Maradiaga. Eso provocó un descomunal desorden en el hotel.

Matías Funes también recordó cuando jugaba al fútbol con uno de sus primos, Ventura Ramos, hijo del periodista del mismo nombre, salpicando sus anécdotas con el fino humor que se gasta.

«Yo en mi vida solo metí un gol y lo fallé en la repetición», dijo el también escritor que cerró su intervención obsequiando un libro de su padre, Matías Funes Cárcamo, titulado Rosa Naútica, escrito hace más de 50 años.

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