El titular del CNA, Juan Ferrera, recordó que el pensamiento de unidad y honradez de Cabañas, quien fue presidente de Honduras de 1852 a 1855, deben imitarlo las actuales y futuras generaciones de este país, donde la corrupción tiene profundas raíces.
«Cabañas es uno de los hombres más honrados que Honduras ha dado al mundo y que gobernó con las manos puras», recalcó Ferrera al exaltar la imagen del prócer en una tertulia auspiciada por el CNA, la Academia Hondureña de Geografía e Historia, el Instituto Morazánico y el Instituto de Investigación y Acción Cívica.
Instituciones como el Colegio de Periodistas, la Secretaría de Educación y la Escuela «José Trinidad Cabañas», entre otras, también rindieron homenaje a Cabañas frente a un busto suyo en el centro de la capital hondureña.
Escritores e historiadores como Noé Pineda, Roberto Herrera, Livio Ramírez, Matía Funes y el general Luis Alonso Maldonado, entre otros, exaltaron a Cabañas, quien a los 22 años formó parte del Ejército de la República Federal de Centroamérica.
Como soldado, luchó por la unión de Centroamérica con el general Francisco Morazán, quien murió fusilado en San José de Costa Rica el 15 de septiembre de 1842.
Después de la muerte de Morazán, junto a quien Cabañas luchó durante 15 años, lo siguió haciendo por 23 años más, aunque sus últimas batallas las perdió.
Obligado por las circunstancias de su tiempo, Cabañas conoció el exilio, que le llevó a Panamá y El Salvador.
En El Salvador fue uno de los ministros del presidente Gerardo Barrios (1858-1863), según apuntes históricos.
Además, en ese país su memoria fue honrada con un departamento que lleva el nombre de «Cabañas».
La historia registra que Cabañas abogó siempre por la educación como único camino para la superación de los pueblos, y en lo que respecta a su honradez, entre muchas otras demostraciones rechazó una pensión vitalicia que el Estado de Honduras le ofreció por sus aportes al país.
Los expositores que hoy disertaron sobre Cabañas coincidieron en que en Honduras aún no se le ha reconocido en toda su dimensión el valor de este prócer que, aunque venía de una familia con algunos recursos, murió en la pobreza.
José Trinidad Cabañas nació en Tegucigalpa el 9 de junio de 1805 y murió el 8 de enero de 1871 en Comayagua, ex capital de Honduras, donde están sepultados sus restos, en la iglesia San Sebastián.