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Congreso debe cambiar estilo antidemocrático y redefinir agendas claras hacia la población

Tegucigalpa.- La nueva Cámara Legislativa que entró en funciones bajo el liderazgo de su presidente, Juan Orlando Hernández, tiene frente a sí dos retos fundamentales que van desde una profunda reforma interna que pasa por la modificación al Reglamento, rendición de cuentas y toma de decisiones colegiadas, entre otras acciones, así como la definición de agendas claras hacia la ciudadanía que no se centren solo en la entrega de reconocimientos, sino que en la concentración de propuestas atinentes a los principales problemas de la realidad nacional.
 

Al instalarse la nueva legislatura en el hemiciclo, en donde el Partido Nacional, tiene el control absoluto del mismo, Proceso Digital efectuó una serie de consultas entre expertos que conocen el funcionamiento de ese poder del Estado y que han venido proponiendo desde hace varios años una mayor democratización interna en el Legislativo.

A nivel interno, el Congreso se afirma que es “orgánicamente obsoleto”, una vez que se conoce por dentro “uno se da cuenta que es una institución antidemocrática, manejada de forma autoritaria; es un órgano ineficiente que no cumple las tareas para las cuales ha sido creado y las que cumple con poca calidad y con gran lentitud”, dijo uno de los ex parlamentarios consultados.

Internamente, el cambio debe comenzar por una reforma a fondo del Reglamento Interno para hacer del Congreso un centro de debate y propuestas más democrático y más eficiente. Los poderes del Presidente y del Secretario “deben ser limitados a favor de una dirección más colegiada y de un mayor poder en las Comisiones, cuyo número ha crecido al punto de la ridiculez”, confió otro de los actuales parlamentarios reelectos.

El número de Comisiones en el Congreso se ha elevado a 60 y cada una de ellas tiene una Presidencia y Vicepresidencia de Comisión para cada uno de los diputados, lo cual es un enorme absurdo, además de que vuelve engorrosa su función. Las comisiones se convierten así en un fiasco, no funcionan y su nivel de influencia y poder se ha visto disminuido.

Organizaciones civiles que monitorean la Cámara Legislativa como el Centro de Investigación y Promoción de los Derechos Humanos (CIPRODEH) y la Fundación Democracia sin Fronteras, han advertido de estas deficiencias legislativas, mostrado en documentos cómo opera y se toman las decisiones en el hemiciclo, así como la opacidad frente a asuntos claves para el Estado y la población en general.

De sus reportes se infiere, que en el caso de las Comisiones, hay redundancia en muchísimas de ellas, su trabajo no está debidamente regulado y no tienen tiempo para discutir los asuntos que se someten a su conocimiento.

Muchas de ellas, engavetan o simplemente olvidan las iniciativas de ley y tienen nula capacidad técnica. En este sentido, los consultados proponen la necesidad de crear un cuerpo técnico profesional que las asesore.

La comprobación del quórum debe ser electrónica y la conducción de las votaciones debe ser modificada para hacerse de manera electrónica y pública a fin de que pueda llevarse un récord de cómo vota cada diputado o diputada en los distintos temas de interés nacional o para su circunscripción electoral, se explicó.

En este período legislativo, el presidente Juan Orlando Hernández, anunció que instalará las pizarras electrónicas y transmitirá las sesiones del congreso por Internet, esto último en mandato a lo que estipula la ley de transparencia y acceso a la información pública.

Otra de las modificaciones que a lo interno debe efectuar el Congreso es lo relacionado con sus instalaciones que ya resultan inadecuadas, además de revisar los salarios y formas de compensación a los parlamentarios porque muchas veces se presta a acciones discrecionales incompatibles con la transparencia.

El sistema de subsidios debe ser igualitario, no discrecional y con absoluta transparencia. Lo ideal, afirman los expertos, es que la sesiones del Congreso no solo se transmitan por Internet, sino que se cree un medio de comunicación propio del legislativo para pasarlas también por esa vía, ya sea televisiva o radial para que se conozca lo que los diputados proponen, dicen o votan. En México, para el caso, la Corte de Justicia tiene un canal televisivo en donde transmite sus sesiones en forma abierta.


A nivel externo, en sus relaciones con la ciudadanía y la institucionalidad, la Cámara Legislativa debe tener clara una agenda legislativa, la cual debe respetarse. Esta agenda debe tener una relación directa con los problemas reales y urgentes del país.

“No es con dar medallas y reconocimientos a otros para ganar simpatías y sentirse bien que se legisla o se es un buen poder del Estado. Debe haber una coordinación estrecha entre con los otros poderes del Estado para apoyarlos en el cumplimiento de sus funciones y de sus metas”, dijo uno de los ex parlamentarios.

El diálogo debe ser una de las metas esenciales del Congreso a fin de lograr consensos y debates constructivos en torno a las principales demandas nacionales, en particular este diálogo debe efectuarlo constantemente con la ciudadanía.

El Congreso debe procurar su reforma más importante: la elección de los diputados por distrito electoral para mejorar la representación política dentro de su sistema democrático. El Congreso debe trabajar de cerca con el programa de racionalización y de integración de las leyes que se comenzó hace un par de años en el Ministerio de Gobernación y que ha continuado, en alguna medida, el Comisionado Nacional de los Derechos Humanos quien presentó un informe en el que indica que existen en Honduras un poco más de cuatro mil leyes.

Legislar, según los expertos, no consiste en promover y aprobar leyes, ha llegado el momento de revisar y adecuar la legislación a acciones concretas que demanda el país. En el caso de la corrupción, por ejemplo, el país tiene solo en el área de contrataciones y adquisiciones cerca de 12 leyes relacionadas, lo que vuelve discrecional cualquier lucha en este sentido.

La nueva fórmula de integración que tiene actualmente el nuevo congreso, con la incorporación en su directiva, de diputados de cuatro de los cinco partidos políticos legalmente inscritos, indica que el partido en el poder, ha emitido una primera señal de querer trabajar en armonía y de llevar a cabo su visión centro humanista que no es solamente una interpretación social y económica del mundo.

Es también una posición política que comprende la organización democrática del Estado. El relevo generacional que hoy asume posiciones de poder en el Congreso por parte del Partido Nacional, debe tener claro que el centro humanismo también concibe un poder del Estado descentralizado de distintos órganos complementarios y con independencia unos de otros. Ese es el gran reto en general a demostrar por el nuevo partido en el poder, El Nacional, que ha comenzado a mostrar nuevos rostros como parte de una sustitución natural de cuadros cronológicos de antaño en esta estructura bipartidista de Honduras.

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