La tercera etapa del programa fue clausurada por las autoridades municipales con la entrega de diplomas a 525 ciudadanos procedentes de distintos sectores del Distrito Central, que aprendieron a leer y escribir mediante este método.
La entrega de los diplomas se llevó a cabo en el Colegio Profesional Superación Magisterial de Honduras (COLPROSUMAH) con la participación del alcalde capitalino Ricardo Álvarez, representantes de la Secretaría de Educación, dirigentes del magisterio y el representante de la Embajada de Cuba, Celio Luís Acosta.
En los actos de clausura el edil estimó que la diferencia se marca cuando las cosas se hacen a favor del pueblo, dejando de lado los intereses particulares, prueba de ello es que distintos sectores se han unido con el propósito de llevar el “pan del saber” a centenares de capitalinos que por su condición de pobreza no tuvieron acceso a la educación durante su niñez.
“Que diferente es cuando las organizaciones y las personas de diferentes partidos, de diferentes ideologías y de diferentes pensamientos, se unen para lograr beneficios a favor del pueblo”, reflexionó.
Las autoridades deben gobernar para las mayorías, esto es lo que permiten alianzas como la que desde el año pasado formaron la municipalidad capitalina y los maestros para brindar educación a los pobres de la ciudad a través de las jornadas de alfabetización, agregó.
“Tenemos que altamente reconocer la solidaridad del magisterio, un magisterio responsable, no como algunos lo quieren catalogar, de irresponsable, que cree en su pueblo, de la solidaridad de sus maestros que han apoyado desinteresadamente el programa de alfabetización”, señaló
También agradeció el aporte solidario del gobierno cubano y las autoridades de la Secretaría de Educación, pues con el esfuerzo unificado de todas estas organizaciones se demuestra que “sí podemos trabajar unidos, que sí es posible que el pueblo hondureño sea uno grande, que es necesario vencer la desconfianza para sacar adelante nuestro país”.
Para vencer la pobreza, el miedo y la ignorancia es preciso contar con todos los ciudadanos, “que necesitamos creer en nosotros mismos para seguir adelante, que necesitamos creer en los otros para construir un país, que necesitamos creer en todos para compartir un futuro”, aseveró.
Refirió que quienes culminaron el proceso de alfabetización ya no sólo podrán llamar a sus hijos, sino que leer y escribir su nombre pero, sobre todo, tendrán la oportunidad de dar lectura a la Biblia porque la palabra de Dios es la que da la fe y la esperanza para lograr la prosperidad.
Es la fe la que precisamente ha logrado que las instituciones que se han integrado en el programa, mantengan su empeño y su compromiso por llevar la educación a los sectores más desprotegidos del país y de la capital, dijo.
La viceministro de Educación, Ada Serrano, consideró el acto de clausura como histórico y trascendental porque al escuchar el testimonio de las personas que recibieron la instrucción dan un mensaje a Honduras, de que se puede vencer el analfabetismo.
De ahora en adelante quienes concluyeron el proceso de enseñanza ya no tendrán que poner su huella en los documentos, sino que estamparán su firma, además de que podrán leer y escribir una carta, entres otras cosas, declaró la funcionaria.
“Quiero hacer un público reconocimiento al señor alcalde del Distrito Central, por esta labor, por ese gesto de honor que él tiene a través de este apoyo solidario que está dando a un grupo de colegas nuestros, de maestros y maestras, para que puedan llegar a dar la enseñanza a todos y a todas las que lo necesitan”, continuó.
Añadió que “ojalá que continúe con esta labor, porque esos son los acaldes que queremos en Honduras, así como el alcalde Ricardo Álvarez, también mi reconocimiento a todos esos alcaldes y alcaldesas que en sus municipios están apoyando el programa nacional de alfabetización”.
Además reconoció la labor realizada por los educadores y el aporte del país caribeño para llevar a cabo el proyecto de enseñanza dirigido a quienes no habían tenido la posibilidad de educarse.
En similares términos se expresaron el coordinador del programa de alfabetización en el DC, Juan Carlos Contreras, el representante de la FOMH, Saturnino Sánchez, Laura Gálvez de la Dirección Departamental de Educación y el delegado de la diplomacia cubana, quienes destacaron que la educación es el mejor legado que se le heredará a los capitalinos.
Dentro de los graduados de la tercera etapa del “Yo si Puedo” está María del Tránsito Baquedano, una humilde vendedora de tortillas que con una manifestación de alegría en su rostro, dio lectura a una carta que como ella misma dijo, fue escrita con su puño para demostrar que sí aprendió lo que le enseñaron.
También hay 11 guardias de seguridad de la empresa Uniformados de Honduras, quienes también se mostraron satisfechos porque lograron traspasar las barreras del analfabetismo que los atrapó por muchos años.
Los pobladores declarados libres de analfabetismo proceden de 43 comunidades del municipio, y en su mayoría son personas solteras que no tienen un empleo estable para sostener y dar educación a su familia.
Los pobladores beneficiados en la tercera etapa del programa en su mayoría son originarios del interior del país y residentes en el DC, su instrucción duró tres meses, tiempo que fue suficiente para que aprendieran a leer y escribir mediante este efectivo método de enseñanza.
Hasta el momento la cantidad de alfabetizados llega a los mil 500 capitalinos, a lo que se suman 25 internas del Centro Femenino de Adaptación Social (CEFAS), quienes en un acto realizado en el reclusorio recibieron su certificado de participación el año pasado.
La propuesta de las actuales autoridades municipales es erradicar el analfabetismo en los próximos cuatro años, para que a más tardar en el 2012 no exista en la capital ningún ciudadano que no pueda leer y escribir.
Entre las comunidades beneficiadas en la tercera etapa están las colonias Brisas de Olancho, Buenas Nuevas, Campo Cielo, Gracias a Dios, Policarpo Paz García, San Martín, Nueva Capital, Alemania, Las Pavas, Rosalinda, y los barrios El Pastel y El Chile, en Comayagüela.
La Sosa, La Esperanza San Miguel, San Ignacio, Santa María, La Trinidad y la 30 de Noviembre, en Tegucigalpa, así como las aldeas Mateo Santa Elena, Suntule, Zambrano, La Puerta y Casa Quemada.