Tegucigalpa – Cigarrillos, arepas, y dulces figuran entre los productos que varios venezolanos ofrecen a sus propios connacionales y migrantes de otras nacionalidades para poder generar fondos en Honduras y así continuar con su travesía migratoria.
Ese es el caso de Juan Carlos Matos, quien decidió vender cigarrillos para poder ajustar el pasaje y la alimentación diaria.
Solo para el pasaje debe ajustar 120 dólares ya que viaja con dos hijos, aparte debe tener un excedente que le permita comprar al menos los tiempos de comida, declaró a Proceso Digital.
No se queja del trato en Honduras, pero sí de otros países, de hecho dijo ha podido emprender en el país centroamericano.
No se trata de un negocio, apuntó, solo de un mecanismo de sobrevivencia para continuar con su meta de llegar a Estados Unidos.
Vende los cigarrillos a cuatro por un dólar, con ello pretende comprar otra cajetilla de cigarros y las ganancias son destinadas para el pasaje y la comida del día, narró.
Insistió que solo es un mecanismo de sobrevivencia y con ello ha podido avanzar por varios países, ahora se encuentra en Honduras, pero su meta sigue siendo llegar a Norteamérica.
Enfatizó que debe dar de comer a sus hijos y por ello emprendió con los cigarrillos.
La misma situación pasa el migrante Junior de origen venezolano quien decidió vender arepas para costear el pasaje de su esposa y dos hijos.
Este migrante prevé ajustar lo suficiente como para poder concluir su viaje hasta EEUU, por lo que su estancia en Honduras se ha prolongado.
Al mismo tiempo, ayuda a sus connacionales ya que dijo que quienes no pueden ajustar para la bebida él les regala agua.
De momento permanece en Honduras, donde espera ajustar lo necesario para garantizar el traslado de su esposa e hijos hasta EEUU.
Otro migrante que solo quiso identificarse como “el colombiano” por su procedencia confió que inició vendiendo agua en Honduras y el negocio ha progresado y ahora se asoció para vender arepas y toda clase de refrescos.
Confesó que salió de Colombia porque en su país mandan las guerrillas y le querían reclutar a su hijo, algo que no permitió y tuvo que huir.
Al igual que estos migrantes quienes ofrecen sus productos en la ciudad de Danlí, oriente de Honduras, en la capital es común ver a venezolanos vendiendo dulces en los semáforos, otro emprendimiento con el que pretenden reunir el dinero de su pasaje y la alimentación diaria.
En este último caso se trata de migrantes que trasladan directamente desde el oriente hasta el occidente ya que no pueden pagar los dólares que cuesta ese traslado, en cambio avanzan en tramos más cortos caminando y a aventón. (RO)