Esta cita, de un solo día, ha reunido en la capital salvadoreña a los presidentes Álvaro Colom (Guatemala), Ricardo Martinelli (Panamá), Laura Chinchilla (Costa Rica) y Porfirio Lobo (Honduras).
El vicepresidente de la República Dominicana, Rafael Alburquerque, y el viceprimer ministro de Belice, Gaspar Vega, participan en representación de sus países.
El gran ausente del encuentro es el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, quien envió en su lugar a un funcionario de su Cancillería.
En la reunión también participan el presidente del Banco Mundial (BM), Robert Zoellick, y el titular del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Luis Alberto Moreno, organismos financieros interesados en apoyar la reactivación del proceso de integración.
Según Funes, esta Cumbre debe marcar «un antes y un después» en el proceso de unión de los países centroamericanos, que permitirá «dar soluciones» a los «demandas más urgentes» de las sociedades centroamericanas.
Además de los gobiernos, precisó el mandatario, este proceso debe contar con la activa participación de los actores sociales y económicos de la región, ya que al final de cuentas «la integración real la hacen los hombres y mujeres que invierten, comercian, trabajan y se movilizan».
«Es hora de que la unión regional sea mucho más que un proyecto de gobiernos y de élites y se convierta en un movimiento de nuestros pueblos, que responda a sus necesidades y que ponga en el centro de sus objetivos el bienestar de los hombres y mujeres centroamericanos, con sus intereses comunes y su diversidad», subrayó.
La estrategia del relanzamiento de la integración que discuten los mandatarios, según el gobernante salvadoreño, se basará en el combate a la «vulnerabilidad» de la región respecto a los fenómenos naturales y el cambio climático, así como frente a la inseguridad y la delincuencia generados por el crimen organizado y el narcotráfico transnacional.
Otros pilares serán la lucha contra la pobreza, la exclusión y la injusticia social que afectan a más de la mitad de sus habitantes, así como el «indispensable» desarrollo económico que permita a los países poner fin a la dependencia con los Estados Unidos y fortalecer sus posiciones en los mercados internacionales.
El éxito del proyecto integrador, advirtió Funes, dependerá «de la estabilidad» de las democracias regionales, las que, denunció, están siendo amenazadas por «sectores políticos, económicos y militares que justifican las prácticas golpistas».
Durante la reunión está prevista la participación del secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), el chileno José Miguel Insulza, quien presentará a los mandatarios el informe elaborado por una misión de ese organismo sobre Honduras.
Tras conocer y discutir el informe, se prevé que los jefes de Estado acepten la definitiva reincorporación de Honduras al SICA, suspendido tras el golpe de Estado del 29 de junio de 2009 contra el entonces presidente Manuel Zelaya.
Ese sería el primer paso para que se acepte la reincorporación del Estado hondureño a la OEA, organismo que también le suspendió tras el derrocamiento de Zelaya.
El canciller hondureño, Mario Canahuati, expresó el optimismo de su Gobierno sobre la reintegración del país en la OEA y dijo que con el SICA no tienen «ningún problema» y que de este encuentro puede salir una declaración en la que se aclare que «Honduras está participando» en este organismo de integración centroamericano.
Se prevé que la reunión de mandatarios concluya con la firma de una declaración que resuman los principales logros del encuentro, los cuales serán dados a conocer por Funes, Vega y Zoellick en una conferencia de prensa.
