Según las autoridades municipales, la iniciativa tiene como propósito “promover la integración familiar, como valor fundamental de la sociedad, y consolidar el compromiso entre las parejas capitalinas por la vía legal”.
En la histórica ceremonia, que se llevó a cabo en la Plaza Los Dolores o Plaza de la Cultura, contrajeron matrimonio civil 183 parejas de enamorados que por falta de recursos financieros, no habían formalizado su condición civil.
Las parejas, que aprovecharon el regalo que la comuna capitalina ofrece durante el mes de agosto, con la ejecución de la campaña “Bodas Gratis”, se ahorraron 350 lempiras que es el costo de la boleta por servicios matrimoniales que se cancela a la alcaldía para contraer nupcias.
El acto se inició aproximadamente a las 10:30 de la mañana con el ingreso del alcalde y su esposa Lucrecia de Álvarez, quienes recorrieron la plaza sobre una alfombra roja, hasta llegar al estrado principal, que fue ubicado de espaldas al atrio de la Iglesia Los Dolores, seguidos de algunos miembros de la Corporación Municipal.
La Plaza de la Cultura resultó insuficiente para albergar a las parejas, testigos y centenares de amigos y curiosos, que se hicieron presentes para participar de la inusual y atractiva, actividad.
Una vez instalada la mesa principal, la señora de Álvarez elevó una oración al Creador, para que bendijese la unión de parejas que estaba por efectuarse.
Seguidamente el jefe de la comuna, expresó su mensaje y de inmediato la secretaria por ley de la municipalidad, Perci Sevilla, procedió a dar lectura al acta matrimonial correspondiente.
Luego el jefe de la comuna formuló la tradicional pregunta y declaración de “acepta a este hombre, esta mujer, como su legítimo esposo (a), al obtener la respuesta del sí, los declaro unidos en matrimonio”.
El alcalde instó a los nuevos esposos a consolidar la unión mediante la bendición del matrimonio religioso.
En su mensaje a los recién casados el alcalde Álvarez manifestó que la familia es la estructura social más importante que registra la historia, “es la comunidad más relevante que el género humano haya podido experimentar, es una unidad indivisible e indestructible”.
Refirió que la familia del tercer milenio, afronta desafíos en todos los ámbitos, en lo económico, social, tecnológico, religioso y moral, y éste último, a su criterio, es el más delicado y el más necesario porque es el basamento de toda la estructura social.
“Hoy nos percatamos de que es imperativo recuperar a la familia, siendo que fue, es y será siempre, la reunión de personas unidas por lazos de consanguinidad y afinidad”, añadió el jefe del gobierno local.
Consideró que a pesar de que los indicadores estadísticos son negativos no hay que perder la esperanza de rescatar la familia como valor social, pues “hay avenidas que los hondureños y hondureñas podemos transitar”.
Para el alcalde del Distrito Central, hay razones poderosas para seguir creyendo que aún se puede constituir familias estables, unidas, con el fundamento moral y espiritual suficiente como para que dentro de 20 o 30 generaciones más, se puede seguir pensando que los valores de la familia son determinantes e imperecederos.
La pareja símbolo de este matrimonio colectivo fue la conformada por Miguel Pineda y María del Carmen Cruz, quienes después de cincuenta años de convivir en unión libre decidieron legalizar su matrimonio.
“A mis nietos los aconsejo que no vayan a ser como uno que al tiempo se casa, que salgan de su casa ya casados es bonito hacer su matrimonio”, recomendó doña María del Carmen que luego de 50 años de convivencia con don miguel formó una familia de seis hijos y dieciséis nietos.
En las dos primeras semanas del presente mes contrajeron nupcias 83 parejas, que sumadas a las que se unieron este día, alcanzaron la cifra de 266, por lo que la municipalidad ha dejado de percibir un poco más de 93 mil lempiras.
Las bodas gratuitas no sólo se han realizado en el perímetro urbano, sino que se han extendido a la colonia Ciudad España, en el Valle de Amarateca, a donde se trasladó el Álvarez para unir civilmente a tres parejas, una de las cuales estaba formada por adultos mayores que tenían de convivir juntos, en unión libre, más de 60 años.
