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Casi 20,000 guatemaltecos exigen la renuncia del presidente Otto Pérez Molina

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Guatemala – Unos 20,000 guatemaltecos exigieron hoy la renuncia del presidente de la nación, Otto Pérez Molina, ante las recientes acusaciones de corrupción en su gobierno que provocaron la dimisión de su vicepresidenta, Roxana Baldetti, y del ministro de Energía y Minas, Erick Archila Dehesa.

«Que devuelva todo Baldetti», «#RenunciaYa Pérez Molina» y «Nos robaron», rezaban las mantas exhibidas por manifestantes, que en su mayoría llevaban pancartas, pitos y banderas para apoyar la causa.

Estudiantes universitarios, maestros, músicos, comerciantes, amas de casa e incluso una caravana de motoristas y alrededor de 300 ciclistas, atendieron a la convocatoria en la Plaza de la Constitución, en el centro histórico de Ciudad de Guatemala, según constató Efe.

Las principales consignas lanzadas por los manifestantes, quienes marcharon desde diversos puntos de la capital hasta el centro histórico, se centraron en exigir la renuncia de Pérez Molina y acabar con la supuesta corrupción de su gobierno.

«El pueblo está unido porque no se puede más. Qué Pérez Molina se vaya y se reformen las leyes para acabar con esta cultura de corrupción», reclamó a Efe Aníbal Santos, uno de los asistentes a la manifestación, quien llegó junto con sus dos hijos y esposa.

La marcha también aglutinó de manera masiva a estudiantes de la estatal Universidad San Carlos de Guatemala (USAC), y de las privadas Rafael Landívar y Del Valle. Entre las tres suman casi 200.000 alumnos, quienes históricamente nunca se habían organizado en conjunto.

«Se ve, se siente, el pueblo está presente» y «el pueblo, unido, jamás será vencido» fueron algunos de los gritos lanzados en conjunto por los universitarios, quienes además portaban una manta gigante con el lema «USAC es pueblo».

Los manifestantes se hicieron escuchar pese a la lluvia que cayó durante el inicio de la protesta, y aunque no hubo una organización física al frente del movimiento, los asistentes se unieron para cantar al unísono el himno de Guatemala tras 60 minutos de plantón.

El gobierno de Pérez Molina es señalado por corrupción desde hace un mes, cuando una comisión de la Organización de Naciones Unidas en Guatemala y el Ministerio Público desarticularon una supuesta estructura millonaria de estafa fiscal y aduanera.

La red, que ingresó al menos 500 contenedores de manera ilegal al país, presuntamente era dirigida por el secretario privado de la exvicepresidenta Baldetti, Juan Carlos Monzón Rojas, prófugo de la justicia desde ese 16 de abril.

El escándalo provocó la creación de un movimiento social denominado #RenunciaYa, que convocó a una primera manifestación masiva el pasado 25 de abril y que decidió repetir el llamado para este sábado.

La investigación de la red de corrupción duró 11 meses y se saldó con 29 arrestos entre funcionarios y civiles, tras el análisis de 66.000 escuchas telefónicas.

Tras múltiples demostraciones de calle, y la solicitud de la cúpula empresarial, Baldetti renunció a su cargo el pasado 8 de mayo para, según dijo, enfrentar las investigaciones en su contra por parte de las autoridades.

Pérez Molina también sufrió esta semana la dimisión de su ministro de Energía y Minas, Erick Archila Dehesa, quien, como Baldetti, era investigado por una comisión del Congreso tras un supuesto caso de corrupción por la sobrevaloración de estudios hidroeléctricos.

La única marcha histórica similar en los últimos 20 años se registró en 2009, cuando el presidente del país en aquel momento, Álvaro Colom Caballeros (2008-2012), fue acusado falsamente por el abogado Rodrigo Rosenberg de mandar a asesinarlo.

Las manifestaciones de este sábado se replicaron en varias provincias del país, incluida la segunda ciudad en importancia de la nación, Quetzaltenango, donde unas 2.000 personas se aglomeraron bajo la misma causa.

A las 6:00 hora local (12:00 GMT) un centenar de creyentes cristianos realizaron otro tipo de manifestación en la misma Plaza de la Constitución, donde oraron por el fin de la corrupción y la solución pacífica a la que consideran una crisis de Estado.

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