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La candidatura única y los “egos interpartidarios”

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Tegucigalpa – La propuesta de una candidatura única en la oposición para contrarrestar al Partido Nacional, es una cábala que en este momento muestra escollos y heridas abiertas, por las divisiones internas, los egos interpartidarios y el tiempo que corre en contra. Libertad y Refundación (Libre), lanzó inicialmente la propuesta; pronto tuvo la primera respuesta en la figura de Salvador Nasralla del PAC: que sea el más popular.

Este domingo mientras Libre anuncia una asamblea donde además de plantear las condiciones de una posible alianza interpartidaria, serán juramentadas las nuevas autoridades de ese instituto político. Nasralla, dicen fuentes del PAC, amaga con asistir, pero no se sabe si su presencia será para claudicar a sus aspiraciones.

Antes él había manifestado que la forma de aceptar una candidatura única es que se vayan a una consulta para elegir al más popular. Así de simplista se ha vuelto la política. Y esa es la óptica del principal líder del Partido Anticorrupción (PAC), la cuarta fuerza política opositora según los resultados de los últimos comicios generales.

En tanto, el coordinador de Libre, Manuel Zelaya, sin ahondar en el reto de Nasralla, ha dicho que está dispuesto a dar cualquier paso para lograr la unidad de la oposición, de cara a los comicios generales de noviembre de 2017 cuando se elija o reelija un nuevo o el actual gobierno.

Mel y xiomara

Esa unidad, según Zelaya pasa por la búsqueda de una candidatura única presidencial construida desde la oposición, pero de momento, a la oposición parece no interesarle tanto la propuesta si no son sus líderes quienes encabecen la candidatura presidencial.

Salvador Nasralla, líder del PAC, ha dicho que quiere repetir en la contienda de noviembre de 2017 para enfrentarse nuevamente al actual presidente, Juan Orlando Hernández, y tanto él como sus seguidores no se les ve convencidos de ceder la oportunidad de ser presidenciable.

Los liberales, de momento, no parecen estar interesados en unirse con Libre y PAC en una propuesta de candidatura de consenso, en especial con Libre, de quien resienten insultos y acusaciones de reparto del poder, cuando ellos ya entraron al mismo juego del sistema político.

La fuerza opositora de una candidatura única si bien es un escenario posible, incluso para el mismo partido en el poder, El Nacional, permitiría aplicar en el país la figura de las alianzas, que hasta ahora se han producido en las internas, pero la intención es llevarla a las generales.

De esta suerte, es más factible que la candidatura única de consenso prospere, si se lo propone, el Partido Nacional con otros partidos políticos como el recién creado VAMOS, Faper, Democracia Cristiana y Unificación Democrática, por citar un posible escenario. Algo de esto dejó entrever el propio presidente Juan Orlando Hernández al adelantar que su partido buscaría alianzas, incluso con gremios y grupos de sociedad civil organizada.

La apuesta de la oposición política que concentra dos de los tres principales partidos políticos son el PAC, Libre, a la que se sumaría el PINU, en tanto el partido Liberal dista por principios, aunque tampoco es un escenario imposible. El partido Alianza Patriótica aún no se percibe a que potencial alianza se sumaría en caso de una candidatura de consenso, aunque a ninguno de los posibles constructores de estas coaliciones parece interesarle más allá de sus delegados. Su coordinador, el general en retiro, Romero Vásquez, también tiene aspiraciones presidenciales.

Así están los partidos

Mauricio Oliva, presidente del parlamento hondureño, recién dijo que la candidatura por consenso en el lado de la oposición sería poco factible a causa de la vanidad personal de algunos de sus dirigentes. Los egos personales van impedir que se unan, dijo Oliva en palabras más o palabras menos.

Ese sin duda es un factor que por ahora aleja las posibilidades de una candidatura única presidencial en la oposición política, pues todos se sienten con posibilidades. Son los llamados “egos interpartidarios”.

Libre, PAC y el Partido Liberal, tienen también otros obstáculos que obedecen a sus intereses intrapartidarios, es decir a lo interno de sus partidos. Serán las elecciones primarias las que dirán si después de marzo de 2017 estos partidos saldrán fortalecidos o con más divisiones de las que aparentan.

En el caso del Partido Liberal, las corrientes internas que compiten por obtener la candidatura presidencial, tienen también otro propósito: el control del Central Ejecutivo en poder ahora del ex presidenciable Mauricio Villeda. Las fuerzas más enérgicas son las de Gabriela Núñez y Luis Zelaya, último a quienes muchos ven como alguien que pudiera aglutinar una candidatura única si resultase electo en las primarias liberales, pero no termina de encantar al resto de sus posibles aliados en Libre especialmente.

Los liberales tienen una lucha interna entre nuevos y viejos cuadros. Las nuevas autoridades del partido que resulten electas tras las elecciones primarias deberán definir no solo la conducción del partido, también la representatividad legal y la vocería para las negociaciones políticas que se produzcan una vez terminados los comicios generales. Los liberales tienen el desafío de sacar una candidata o candidato presidencial capaz y convincente que impida ser relegados a una fuerza política sin potencia. Deben evitar la muerte súbita del partido.

Los liberales tienen fresco el recuerdo del acompañamiento hecho con Libre y PAC en la llamada “Declaración de Toncontín”, en donde Libre incumplió los compromisos y los dejaron tirados en la lona con sus discursos dubitativos anti reeleccionistas.

JOH en campaña

¿Dará la sorpresa el PN?

Para una candidatura única de consenso habrá que zanjar esas divergencias cuando un amplio sector del liberalismo cree que Libre quiere desaparecerlos como fuerza política dentro del mapa político del poder.

En el caso de Libre, las fricciones también son evidentes y se reflejaron en sus comicios para elegir autoridades de partido en octubre pasado. Se impuso la línea del coordinador y los impasses no han sido superados. Las elecciones primarias de marzo del otro año dirán también como quedará ese partido y las posibilidades claras de que prospere o no una candidatura presidencial de consenso de la oposición.

El Partido Anticorrupción, PAC, enfrenta también serios problemas internos. En mayo van a elecciones partidarias para definir el presidenciable de noviembre de 2017 que todo indica será Salvador Nasralla, pero tiene atravesada en el camino a una contrincante dispuesta a hacerle difícil esa candidatura que se ha dado por descontada. Se trata de la diputada Marlene Alvarenga. El PAC no ha podido a lo interno limar asperezas ni con sus diputados ni con algunos de sus dirigentes. Los ataques e insultos son la norma.

Mayo dirá también cómo será la víspera del PAC. El escenario de la candidatura única está ahí instalado, pero en el corto tiempo, no parece tan factible, suena más a un efecto distractor para descolocar a quienes buscan reunificar sus partidos y movimientos. La sorpresa con la candidatura presidencial por consenso la podrían dar los nacionalistas, que, por ahora, siguen poniendo la agenda a la oposición.

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