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Cambio climático: podar la vid para retrasar maduración de uvas

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Una investigación recomienda podar la vid para retrasar la maduración de la uva y contrarrestar el adelanto de la vendimia provocado por el cambio climático.

Este trabajo, liderado por el catedrático de Vinicultura de la Universidad de La Rioja Fernando Martínez de Toda, es uno de los doce seleccionados entre más de un centenar de investigaciones para optar al II Premio SIVE Internacional “Oenoppia”, que se fallará durante la novena edición del simposio Enoforum, que tendrá lugar en Vicenza (Italia) del 5 al 7 de mayo.

Debido al cambio climático que conlleva un aumento de las temperaturas, se produce una maduración muy rápida en la uva, por lo que el incremento de azúcares conlleva la presencia de mucho alcohol probables pero poco color, lo que “reduce la calidad” de la uva.

Entre las técnicas que recomienda esta investigación, ha citado el despunte para disminuir la superficie foliar (que consiste en quitar hojas) y la poda mínima o no poda (se dejan más yemas para retrasar el ciclo vegetativo).

De este modo, se logra retrasar la maduración de la uva casi un mes, para no tener que vendimiar en agosto y poder hacerlo en un período más fresco, desde finales de septiembre a principios de octubre, ha añadido.

Este problema se produce en zonas cálidas, como Andalucía, Extremadura o Castilla-La Mancha, aunque en la Rioja Baja también se pueden apreciar diferencias de temperatura respecto al resto de la región, ha detallado.

Ha explicado que durante toda la historia de la viticultura el objetivo principal ha sido el de incrementar el grado de alcohol, ya que la uva se ha valorado y pagado siempre en función de este parámetro.

Sin embargo, en los últimos años, se está produciendo un cambio sustancial en el concepto e importancia del grado probable de la uva, ha agregado.

El viñedo riojano produce fácilmente uva con un elevado grado de alcohol probable, de modo que la selección clonal ha procurado clones más adecuados para ese objetivo, ya que es uno de los principales criterios con los que se ha seleccionado tradicionalmente el material vegetal.

Las últimas tendencias hacia vinos más estructurados y potentes ha hecho que se retrase la fecha de vendimia, a veces excesivamente, con el objetivo de conseguir una maduración fenólica más completa, ha indicado.

Así, durante las últimas décadas, existe una tendencia a vendimiar en la fase de sobremaduración, fruto de una política de calidad que llevan a cabo las empresas para obtener vinos más concentrados y con aromas más expresivos.

Esta tendencia, que afecta a todos los viñedos del mundo, conduce a la elaboración de vinos con mayor contenido en alcohol y cuyos pH son cada vez más elevados, ya que una proporción significativa de los vinos tintos alcanza 14-16º de alcohol y con valores de pH en torno a 4.

Por otro lado, este incremento paulatino del grado alcohólico de los vinos empieza a encontrar reticencias por parte del consumidor y no sólo por los recientes controles de alcoholemia sino, también, por el papel clave del alcohol en la percepción del vino.

En su opinión, los niveles elevados de alcohol generan sensaciones más pesadas y cálidas si no están adecuadamente compensados con el resto de componentes sensoriales de un vino equilibrado.

Ante esta situación, se buscan soluciones tecnológicas para enfrentarse al cambio climático y, más concretamente, para conseguir vinos con menor contenido alcohólico.

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