El voto inicialmente estaba programado para ayer miércoles pero, a raíz del tiroteo en Tucson (Arizona) el pasado día 8, los republicanos suspendieron todas las actividades legislativas, incluyendo el voto sobre la revocación de la reforma sanitaria.
El tiroteo dejó seis muertos y 14 heridos, entre ellos la legisladora demócrata Gabrielle Giffords, que permanece en cuidados intensivos pero sus médicos aseguran que ha registrado avances en su recuperación.
La portavoz de Cantor, Laena Fallon, dijo a los periodistas que «tal como lo hizo notar la Casa Blanca, es importante que el Congreso reanude sus labores, y con ese fin reanudaremos la cuidadosa consideración del proyecto de ley» sobre la reforma de salud la próxima semana.
Fallon reiteró las preocupaciones de los republicanos sobre la reforma de salud, que fue aprobada por el Congreso el año pasado sin apoyo de la oposición.
«Esperamos que el debate continuará centrándose en las diferencias sustanciales en torno a la nueva ley», señaló Fallon.
Los demócratas promovieron la reforma de salud como una respuesta a los altos precios de los seguros médicos, la falta de acceso de millones de estadounidenses a cobertura de salud, y otras restricciones de las compañías aseguradoras.
Pero los republicanos insistieron durante toda la negociación y debate de la reforma sanitaria de que ésta era una costosa injerencia del Estado y agravaría el déficit.
De hecho, para promover su revocación de la reforma, siguen argumentando que ésta no crea sino que elimina empleos en el país.
No obstante, un análisis reciente de la Oficina de Presupuesto del Congreso dijo que la revocación de la reforma, como proponen los republicanos, aumentaría el déficit en la próxima década.