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Bolivia sigue sin presidente

Tegucigalpa/La Paz – Bolivia continúa sumida en la crisis política, al sumar este martes el segundo día sin que alguna persona asuma la Presidencia del país, tras la renuncia el domingo del presidente Evo Morales y de sus posibles sucesores constitucionales.

Una reelección mal recibida por la población, que ya había rechazada en un referéndum convocado por el propio Morales, provocó una rebelión en las principales ciudades del país y que al final se convirtió en estallidos violentos que provocaron el domingo la renuncia de Evo Morales y de toda la cúpula del Movimiento al Socialismo (MAS), el grupo político de Morales de extracción indígena.

Justamente la renuncia de Morales, la de su vicepresidente Álvaro García Linera, la de la presidente del Senado, Adriana Salvatierra, el de la Cámara de Diputados, Víctor Borda, y el del primer vicepresidente del Senado, Rubén Medinaceli, todos miembros del MAS, cerraron el paso a una sucesión presidencial, ya que todos en la línea para asumir la Presidencia renunciaron.

La única que queda en la línea de mando sería la segunda vicepresidente del Senado boliviano, Jeannine Añez Chávez, pero su elección para que asuma la jefatura de Estado debe ser realizada por la Asamblea Legislativa, el parlamento boliviano.

Hasta el lunes el Senado, la segunda cámara del parlamento, apenas había recibido la renuncia de Evo, mientras el exmandatario anunciaba su partida a México, país que le ofreció asilo.

De manera que Bolivia llega a este martes sin tener una persona a cargo de la Presidencia del país andino, mientras la comunidad latinoamericana insta a que se encuentre una salida que permita mantener la institucionalidad a flote.

El actual mandato presidencial terminaba el 20 de enero del 2020 y a partir de ahí debía iniciar un nuevo mandato.

En las pasadas elecciones Morales ganó la misma, según el tribunal electoral que sus datos rechazaron una segunda vuelta, lo que provocó que la oposición primero exigiera la otra vuelta, luego repetir las elecciones y por último la renuncia del mandatario indígena de origen aymara.

Las protestas, combinadas por las  clases urbanas y rurales, en especial de los indígenas quechuas, el otro grupo indígena boliviano y que se sintieron de segunda en el mandato de Morales, un aymara, fueron en ascenso hasta desembocar en la violencia descontrolada.

Además de la oposición política tradicional, Morales perdió en los últimos días el apoyo de la poderosa Central Obrera Boliviana (COB), lo que significó una derrota moral para el exgobernante que se había apoyado en la misma en su lucha para llegar al poder.

De hecho Evo en su intervención donde anunció su renuncia, hizo referencia únicamente a la petición de la COB para que abandonara el cargo y dejo por lado las peticiones de la oposición política, civil y de las Fuerzas Armadas, así como la Policía Nacional.

Trump: Falta Ortega y Maduro

El presidente estadounidense Donald Trump reaccionó a la partida de Morales señalando que se preserva la democracia boliviana y elogio a los militares por su papel.

«Estados Unidos aplaude al pueblo boliviano por exigir libertad y a los militares bolivianos por acatar su juramento de proteger no solo a una sola persona», dijo el líder estadounidense.

«La renuncia ayer de Morales es un momento significativo para la democracia en el Hemisferio Occidental (…). Ahora estamos un paso más cerca de un Hemisferio Occidental plenamente democrático, próspero y libre», señaló Trump.

Pero Trump aprovecho el momento para advertir a los gobernantes de Venezuela y Nicaragua, Nicolás Maduro y Daniel Ortega respectivamente, que la salida de Morales es una señal para ellos.

«Estos acontecimientos lanzan una fuerte señal a los regímenes ilegítimos en Venezuela y Nicaragua de que la democracia y la voluntad del pueblo siempre prevalecerán», aseguró Trump en un comunicado.

Izquierda herida

Tras disfrutar por un par de días de la salida de prisión del expresidente brasileño Lula da Silva, algo que demonizaban, así como del triunfo del bloque peronista en Argentina, la izquierda latinoamericana volvió a sentirse herida tras la salida de Morales de su cargo.

Ello le quita un punto en el control latinoamericano y todavía están en duda que pasará en la segunda vuelta electoral en Uruguay, donde el Frente Amplio, cuyo candidato Daniel Martínez, defenderá el poder frente al bloque conservador del Partido Nacional que postula a Luis Lacalle Pou.

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