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BBC se hace eco de niño hondureño que solo se sumó a la caravana de migrantes

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Tegucigalpa – La prestigiosa publicación BBC Mundo, se hace eco en su edición on line sabatina, del drama de un niño hondureño que sin pedir permiso a sus padres se sumó a la caravana de migrantes y cuya imagen cuando es afectado por el efecto de las bombas lacrimógenas y es detenido en la frontera de Tecún Umán entre Guatemala y México.

«Usted bien sabe cómo se siente una madre sin su hijo, si yo no me quito de este mundo es porque el único que nos puede quitar es nuestro padre celestial», manifestó Dilcia Murillo, la madre del menor Mario David Castellanos, quien decidió sumarse a la caravana sin el permiso y sin comunicarle a sus padres.

Se fue solo

La angustiada madre de 36 años quien junto a su marido habitan una humilde vivienda del sector Rivera Hernández de San Pedro Sula, norte de Honduras, relató que su hijo le pidió permiso al papá para ir a hacer un mandado y que en la tarde iba a regresar, pero nunca regresó y ahora llora en silencio por la suerte que corre su hijo por lo que pide a Dios que se lo proteja.

Mario se fue solo en la caravana de migrantes que buscan entrar a Estados Unidos, reveló David Castellanos, padre del menor.

Atrapado entre los disturbios

Mario, de 12 años, partió el sábado desde San Pedro Sula y en la tarde del viernes quedó en medio de los disturbios que se desataron en un puente en la frontera entre Guatemala y México por el que los caminantes intentaban cruzar a territorio azteca.

“Él salió quedito, no me dijo nada que se iba a ir mojado, yo no le hubiera dado permiso, yo me siento desesperado, no sé qué hacer, lo que más quisiera es que me lo devuelvan a mi hogar de nuevo”, expresó el padre de Mario.

Entre los cientos de migrantes, Mario de los primeros que intentó cruzar el puente.

Al igual que varios de los caminantes, al parecer Mario intentó tirarse al río.

Según cuenta, un policía lo tomó por el cuello y lo tiró al suelo. Eso le dejó un golpe en el hombro y un raspón. Además también le afectaron los gases lacrimógenos que lanzó la policía mexicana.

Después del incidente, Mario recibió atención en el puesto de inmigración.

Vida de sufrimiento

“En Honduras uno sufre“, le dice Mario a BBC Mundo. Según cuenta, en Honduras no iba al colegio. En cambio, algunas veces se iba al centro a vender chicles para llevar algo de dinero a casa.

“Me querían meter a una pandilla“, dice. “Me decían que me metiera, que me iban a pagar bien, pero yo no quería”.

Condiciones difíciles

Según cuenta su madre, viven en condiciones muy difíciles. El padre de Mario trabaja como vigilante y ella no trabaja.

“Yo le digo a Mario que cuando hay, hay que comer, y cuando no hay, hay que aguantar“, cuenta doña Dilcia.

Según ella, sin embargo, Mario se fue sin su permiso.

Dilcia dice que Mario le dijo a ella y a su padre que iba para el centro y regresaría en la tarde. Pero las horas pasaron y Mario no regresó.

“Unas amigas me avisaron, me llamaron por teléfono y me dijeron que lo habían visto por la tele”.

“Mejor no me estén enseñando eso que me voy a quebrar la cabeza“, es lo que dice Dilcia cuando le muestran imágenes de su hijo en las noticias.

La última vez que habló con Mario fue el lunes 15 de octubre. Dilcia extraña a Mario, pero no se opone del todo a que el siga en la caravana.

“Si el pudiera pasar sano, más bueno para uno, pero si no, que se venga para acá”, apuntó.

La travesía

Mientras tanto, Mario sigue empeñado en seguir adelante, aunque no se sabe si logrará atravesar México.

“Caminar es muy duro pero mi misión es llegar”, dice Mario. “Extraño mi casa, pero hay que seguir adelante“.

Según cuenta, en el camino se ha encontrado con mucha gente que lo ayuda. “La gente es buena, me dan comida“, dice.

“No empaqué nada. Me vine solo con la ropa que tenía puesta. En el viaje uso la ropa que la gente me va regalando. Yo me la voy poniendo y la voy botando, no puedo llevar mucha carga“.

También cuenta que en la caravana ya todos lo conocen. “Cada vez que me quiero regresar me echan para adelante”, cuenta y ríe.

Por ahora para Mario y su madre es todo incertidumbre. Hasta la tarde del viernes, no era claro si Mario iba a lograr continuar su camino más allá de México.

“En nombre de Dios, sé que Dios nos va a ayudar a pasar”, dice Mario.

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