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Barack Obama ya toca la candidatura presidencial demócrata con las manos

Washington – El senador Barack Obama alcanzó hoy lo que su campaña define como un «gran hito», al conseguir la mayoría de los delegados electos lo que, en la práctica, hace que tenga la candidatura presidencial demócrata al alcance de las manos.
 

Se convierte así en el primer afroamericano en la historia de EE.UU. con posibilidades reales de disputar la Casa Blanca.

El senador por Illinois, que ganó esta noche las primarias de Oregón y perdió por amplio margen frente a su rival Hillary Clinton en Kentucky todavía no tiene los 2.025 delegados necesarios para obtener la candidatura presidencial.

Pero tiene la mayoría de delegados, 1.627 delegados de los 3.253 elegidos en las urnas, y esto puede ayudarle a convencer a la elite del partido a que cierre filas definitivamente en torno a él.

Tiene, de alguna forma y muy a pesar de Clinton, la candidatura al alcance de la mano.

Bautizado por algunos como «la gran esperanza blanca», por encarnar el sueño de reconciliación en un país con profundas divisiones raciales, Obama ganó relevancia en el panorama político estadounidense durante la convención nacional del Partido Demócrata en Boston, en el 2004.

Fue allí donde pronunció el discurso programático en el que instó a cerrar las heridas raciales abiertas en el país.

«No hay un EE.UU. blanco y un EE.UU. negro, sino los Estados Unidos de América», dijo entonces.

Además de conciliatorio y unificador, el suyo fue también un mensaje de esperanza, ingredientes que impregnan desde entonces su inconfundible retórica.

Su esperanza, según él mismo proclama, «es la de los esclavos entonando cánticos de libertad frente a la lumbre, la de los inmigrantes que emprenden rumbo a costas lejanas» y, como no, la de Barack, «un niño delgaducho» de padre negro y madre blanca que confió en que en EE.UU. también había un lugar para él.

Obama está acostumbrado a navegar entre dos aguas.

El senador de 46 años es hijo de Barack Obama Sr., un economista keniano educado en Harvard, y de Ann Dunham, una mujer de Wichita (Kansas, estado incrustado en el corazón de EE.UU.), ambos fallecidos.

Nacido en Honolulú (Hawaii) y criado entre EE.UU. e Indonesia, conoce tanto los sofisticados pasillos del poder y el privilegio, como los barrios más desheredados de EEUU.

Ese ir y venir lo ha equipado, en su opinión, con las herramientas necesarias para tender puentes y forjar alianzas.

Su media hermana, Maya Soetoro-Ng, lo explicaba de otra manera a principios de este año en declaraciones a medios estadounidenses: «Se mueve entre varios mundos. Es lo que ha hecho toda su vida».

Su adolescencia en Hawaii estuvo marcada no solo por una destacada trayectoria escolar, sino también por años de rebeldía y escarceos con las drogas.

A esos años, le siguió una selecta formación en las universidades de Columbia y Harvard, la etapa como profesor y defensor de los derechos civiles en Chicago, su elección como senador estatal y su desembarco como senador en Washington en el 2004.

Ayudado por su carisma, Obama se ha ganado una popularidad similar a la de una estrella del rock.

Sus dos libros autobiográficos «The Audacity of Hope» (La audacia de la esperanza) y «Dreams from my father» (Sueños de mi padre) se han convertido en los más vendidos.

Los observadores mencionan con frecuencia que el secreto de su éxito obedece a un arma rudimentaria: el poder de la palabra.

Obama asegura no haberse percatado de su poder dialéctico hasta que participó en una marcha contra la segregación racial en la universidad y descubrió que había captado la atención de los asistentes tras empezar a hablar.

«Los congregados se quedaron callados y me miraban», recuerda en «Dreams From My Father».

Su carrera política arrancó, curiosamente, con discursos que no conectaban bien con el público y en los que abundaban los detalles sobre sus programas.

No sería hasta el 2004, durante su campaña al Senado, cuando introdujo los elementos de «esperanza, cambio y futuro» que tiñen la entusiasta retórica que tan buenos resultados le ha dado hasta la fecha.

Obama está casado con Michelle Robinson Obama. La pareja tiene dos hijas: Malia Ann y Natasha (Sasha).

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