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Avanzan modalidades del crimen organizado en Honduras y Guatemala

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Tegucigalpa – Honduras y Guatemala, dos de los tres países que conforman el triángulo norte de América Central, enfrentan actualmente una fuerte batalla contra la criminalidad organizada que se ramifica con fuerza en todas sus modalidades en la subregión, advirtieron expertos en un foro público promovido desde la sociedad civil en Honduras.
 

El delito se perfecciona en el norte del istmo y cada vez sus estrategias dejan a la autoridad con un rezago que muchas veces hasta se vuelve voluntariamente o no en cómplice del crimen.

En esa instancia, que reunió a diversos sectores sociales, humanitarios, policiales y de juventud, un grupo de panelistas abordó el tema del crimen organizado y la impunidad en Honduras, en donde se abordó este fenómeno desde una perspectiva histórica, su recorrido en los últimas cuatro décadas, las respuestas del Estado y las posibles alternativas para evitar que su avance se profundice y deteriore aún más la institucionalidad hondureña.

También se contó con la presencia de un experto de la organización internacional Impunity Watch, quien contó la experiencia en Guatemala y los tentáculos del crimen organizado, en especial el narcotráfico, en ese país centroamericano, que junto a Honduras y El Salvador comparten las cifras de violencia e inseguridad más altas de América Latina en materia de muertes violentas.

Promovido por el Centro de Investigación y Promoción de los Derechos Humanos (Ciprodeh), el evento sirvió para abrir el tema a la ciudadanía y las organizaciones de sociedad civil y de la academia, indiferentes hasta ahora del impacto de este fenómeno en el país, su institucionalidad y en la gente.

Wilfredo Méndez, director del Ciprodeh, dijo que el país vive un avance de la criminalidad organizada más allá de lo que se registra públicamente, haciendo preciso la búsqueda de sinergias entre la sociedad y la autoridad para comenzar a desmontar estas estructuras del crimen organizado.

A su vez, el subcomisionado de la Policía Nacional, Orlin Cerrato, es del criterio que sólo este tipo de articulaciones “nos ayudará a ser más efectivos en este tipo de luchas, es preciso construir conocimiento en estos temas cotidianos para saber cómo abordarlos más significativamente”, dijo.

Una historia ligada a la conquista

Para el historiador Jorge Amaya, al abordar el tema de las élites, la corrupción y el crimen organizado, la historia de Honduras desde épocas de la colonia está ligada a este fenómeno, en donde los conquistadores españoles se peleaban entre sí por el poder.

Honduras, dijo Amaya, se ha caracterizado a lo largo de su historia por las rivalidades entre grupos, las vinculaciones de las redes de corrupción con las élites políticas, la violencia militar, la resistencia indígena y el reparto del botín de guerra, entre otros.

Todos estos factores, dijo, afectaron el proceso de gobernabilidad y fue el de las rivalidades entre los propios conquistadores españoles, el que prolongó el proceso de Conquista territorial de Honduras por espacio de unos 80 años, entre 1523 y 1580.

Amaya hizo todo un rastreo histórico que permite comprender los conflictos históricos de Honduras y sus debilidades institucionales, mismas que son un caldo de cultivo para que florezcan las modalidades con que opera el crimen organizado actualmente.

En el evento se dijo que la historia del crimen organizado, en especial el narcotráfico en Honduras, data desde los años setenta y mediados de los ochenta, pero fue a partir del 2006, con la lucha antidrogas en Colombia y México, como nuevamente el tráfico de drogas ha copado la agenda pública nacional, regional e internacional, ante el desplazamiento de los carteles mexicanos y colombianos de la droga a Centroamérica, en especial los países del triángulo norte.

El uso de los mercados ilícitos

Una breve radiografía del narcotráfico en Honduras fue compartida en el espacio de reflexión al presentarse la ruta que tiene actualmente la droga desde el atlántico, el occidente, el centro, el nororiente y ahora una posible expansión al sur del país, luego que las autoridades destruyeran una supuesta narco pista en el departamento de Choluteca.

Cómo se mueven estas redes y lo que dicen los informes de las Naciones Unidas en sus investigaciones al respecto, fueron parte del debate, en donde también se abordó el tema del lavado de activos y su impacto en la economía.

Mauricio Díaz, del Foro Social de la Deuda Externa de Honduras, es del criterio que el crimen organizado en sus modalidades de tráfico de drogas, trata de personas, robo de vehículos, secuestros, extorsiones, tráfico de armas y de migrantes, entre otros, se encuentra instalado en la región centroamericana, en donde Honduras no es la excepción.

Así dijo que los mercados ilícitos son muy usados por las redes criminales y “poco o nada se conoce sobre este mercado, por ser un tema en donde uno expone su vida muy fácilmente”.

Díaz dio cifras globales del blanqueo de dinero a nivel mundial, pero alertó que en el caso hondureño esta economía ilícita tiene cada vez una fuerte presencia que se manifiesta en el rubro de la construcción, la agricultura, la ganadería, entre otros.

Del verde al marrón

Para el sociólogo, Eugenio Sosa, la infiltración del crimen organizado en sus diversas modalidades, hace que el país tenga altos déficits de seguridad, porque hoy en día no puede asegurarse, en términos gráficos, que Honduras sea una nación “con zonas verdes libres de la droga, por citar algo”.

“Si uno colorea el país, uno puede decir que no hay muchas zonas verdes libres del narco, el color que más avanza es el marrón, y uno percibe que la delincuencia transnacional en algún momento se imbrica con la legalidad, y ese el desafío de una sociedad y del Estado para saber en qué momento ello se produce, cómo detectarlo y cómo abortarlo”, agregó.

Para el abogado Raúl Pineda Alvarado, quien junto a Eugenio Sosa, abordaron la parte de las respuestas institucionales del Estado frente a la criminalidad organizada transnacional, esta lucha se vuelve complicada para países como Guatemala, El Salvador y Honduras, porque aunque comparten la peor parte de la inseguridad regional, sus realidades son diversas y así deben ser las estrategias de combate: diversas pero complementarias.

“La lucha contra el tráfico de drogas es compleja, cara y equivocada. En la actividad de la interdicción al tráfico, Estados Unidos gasta 40 mil millones de dólares por año, México 10 mil millones por año y Centroamérica ha pedido 6 mil millones para efectuar una adecuada labor de interdicción”, dijo.

Pero, a su juicio, la estrategia está equivocada porque se orienta fundamentalmente a dificultar y reducir la oferta, pero se trabaja muy poco en la causa del problema que es la demanda.

Las manifestaciones en Guatemala

En este sentido, Pineda Alvarado dijo que si bien Honduras ha aprobado 23 leyes para el combate de la narcoactividad y el crimen organizado, algunas de estas, a su juicio, vulneran el estado de inocencia, la privacidad y otras garantías constitucionales.

En el caso de Guatemala, Michel Andrade, de Impunity Wacth, dijo que a diferencia de otros países centroamericanos, Guatemala ha tenido un acompañamiento permanente de las Naciones Unidas, pero aquí las modalidades del narcotráfico, el tráfico de personas, el secuestro, la extorsión, el lavado de dinero y el contrabando de armas son más fuertes.

De esta forma, agregó, tras citar un informe de las Naciones Unidas, que el crimen organizado amenaza la paz y la seguridad, viola los derechos humanos y mina el ejercicio de los derechos sociales económicos y culturales, así como el desarrollo político y cívico de las sociedades alrededor del mundo.

Se afirma que las organizaciones criminales en Guatemala son las más sofisticadas y peligrosas, en donde resalta una participación de agentes estatales en estos grupos ilegales. Muchos de estos agentes estatales fueron parte de los cuerpos de seguridad del Estado durante el conflicto interno con la guerrilla que ahora han pasado al servicio del narco, se explicó.

Guatemala, se afirmó, en uno de los países en donde el narcotráfico ha trabajado mejor sus redes de infiltración en el sector justicia, ha sabido usar la porosidad de sus puertos marítimos y terrestres para traficar la droga y ha logrado minar la credibilidad en las instituciones para deslegitimar el Estado de Derecho. Todo ello obliga, a repensar estrategias más dinámicas de cohesión entre los países del triángulo norte para salir del embudo en que los mantiene la lucha antidroga que se libra en México y en Colombia, se advirtió.

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