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Asesinato de Berta Cáceres es uno más en A.Latina, dice testigo del crimen

Zaragoza (España) – El activista mexicano Gustavo Castro, único testigo del asesinato de Berta Cáceres, asegura que el caso de la líder indígena es «uno de tantos» en América Latina, donde las mujeres están siendo «criminalizadas» por ser la «punta de lanza» en la defensa de los territorios ante los grandes poderes.

Castro, quien impartió una conferencia en la Universidad de Zaragoza (centro-norte de España), afirmó hoy, en una entrevista a Efe, que el asesinato de Cáceres tuvo una reacción y una dimensión internacional sin precedentes, que sirvió para «despertar» la conciencia y para buscar otras alternativas de vida, sin tanta «depredación».

«Fue un despertar en ese sentido, Berta no murió, Berta se multiplicó y despertó muchas conciencias no sólo en América Latina, sino en otros lugares del mundo», comentó Castro, quien dijo que él se queda con las palabras que pronunció la activista hondureña cuando recogió el Premio Medioambiental Goldman: «Despertemos humanidad, no tenemos tiempo».

No obstante, denunció que el asesinato de Cáceres es «uno de tantos casos» que ocurre en América Latina, sobre todo de mujeres que están siendo criminalizadas, amenazadas, violadas, encarceladas y golpeadas por mantener esa resistencia y defensa del territorio, frente a los intereses de las grandes corporaciones.

Castro, defensor del medioambiente y coordinador de Amigos de la Tierra en México, se encontraba junto a Berta Cáceres el 3 de marzo de 2016, cuando fue asesinada en su domicilio en la ciudad de la Esperanza (oeste de Honduras), en un ataque en el que él resultó herido.

Este suceso, que ha marcado su vida y le ha llevado a trasladar su residencia a España por precaución, no ha sido para él impedimento para continuar defendiendo los derechos humanos y el respeto al medioambiente.

Aunque reconoció que siente miedo tras lo ocurrido a Berta Cáceres, apuntó que continúa en el activismo porque no se resiste a simplemente observar y ser víctima de tanto atropello y tanta violación de derechos humanos.

«El miedo uno va teniendo que comérselo como uno pueda; en ese sentido, consideramos que es algo que simplemente tenemos que hacer, no podemos seguir observando solamente cómo están destruyendo nuestras vidas», resaltó.

Respecto al proceso judicial por el caso de Berta Cáceres, Castro explicó que, por ahora, se ha imputado a siete personas que participaron directamente en el asesinato, pero insistió en que no están todavía todos, que faltan los autores intelectuales, entre los que señala a la empresa hidroeléctrica, al ejército y al mismo Estado de Honduras.

Además, acusó al Gobierno hondureño y los abogados de alargar y retrasar la causa para administrar el conflicto, de tal manera que «dentro de unos años, cuando la presión mediática haya bajado, puedan liberarlos y sacarlos de la cárcel».

De momento, hasta que este proceso legal finalice, Castro, quien presentó una demanda ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos contra el Gobierno de Honduras, vive en España, ya que considera que estos hechos le ponen en una situación vulnerable.

Recalcó que, entre los detenidos, no se encuentra la persona que intentó asesinarle en el mismo momento que a Cáceres y que, entre sus intenciones, está presentar otras demandas penales y administrativas contra el Gobierno de Honduras.

«Mientras esté en este proceso legal y jurídico, mientras no acaben de tomar presos a los que participaron, al menos de manera directa, la recomendación es no estar cerca», agregó.

Aunque consideró que el caso de Cáceres ha movilizado a América Latina, donde la población está saliendo para protestar por proyectos mineros, de oleoductos o fracking que «depredan» el territorio, opinó que falta conciencia en otros sectores que, a su juicio, no ven que está en peligro el planeta.

Entre estos sectores, señaló directamente a los gobiernos por «facilitar» y «agilizar» los trámites para hacer «negocios con la vida» en beneficio de las grandes corporaciones y puso como ejemplo los tratados de libre comercio, que, según Castro, no piensan en el bien colectivo, sino en hacer negocio a cualquier precio.

Aseguró que los tratados de libre comercio han acabado con el campo mexicano, facilitando que grandes semilleras, como Monsanto, exporten a México maíz «altamente subsidiario», con el que tres millones de campesinos no pueden competir, lo que acaba generando emigración.

«Ellos generan esa emigración y luego le ponen el muro para que no pase la pobreza que sus propias políticas han generado», apuntó sobre la intención del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de construir una valla en la frontera con México, de quien criticó su actitud «soberbia» y, sobre todo, «ignorante».

«Me parece que muchas más sorpresas nos vamos a encontrar con sus políticas altamente peligrosas», concluyó.

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