El asesinado empresario era de origen ecuatoriano y su familia tenía intereses en la industria del plástico, tarea a la que se dedica el grupo Vanguardia, del cual eran propietarios.
Una nota dejada por los secuestradores señalaba que la muerte de Moya Posas se dio por la falta de acuerdo del pago del rescate y aparentemente porque se informó a la policía del hecho.
Según los informes de prensa desde San Pedro Sula la nota al lado del cuerpo sin vida del empresario señalaba que “esto pasa por no pagar”, en referencia al rescate pedido por los secuestradores.
El vocero policial López Flore confirmó el mensaje dejado por los delincuentes, pero resaltó que ellos no intervinieron en la operación, ya que incluso nunca recibieron la denuncia de parte de los familiares de Moya Castillo.
Asimismo, destacó que por ello la policía no participa durante los secuestros, ya que la prioridad es la vida y seguridad del retenido y esperan que la familia negocie primero la liberación.
San Pedro Sula y el valle de Sula en general vive una ola de violencia generalizada con secuestros, masacres, robo y asaltos, entre otros actos delincuenciales, que mantienen aterrorizada a la población, considerada el motor económico de Honduras.