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Araya, el candidato que se retiró de la contienda y aún puede ser presidente

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San José – El candidato del gobernante Partido Liberación Nacional (PLN), Johnny Araya, fue el encargado de darle un tinte distinto a la segunda ronda de las elecciones de este 6 de abril en Costa Rica, al ser el primero en la historia en dejar su lucha por llegar a la Presidencia y, aún así, aspirar a ella.
 

Con su decisión de retirarse de la campaña un mes antes de la segunda vuelta, Araya le dio otro rumbo a la contienda e hizo tomar nuevas acciones a su rival, el candidato del centro izquierdista Partido Acción Ciudadana, Luis Guillermo Solís, quien se ha dedicado a llamar a las urnas a los ciudadanos para tener un mandato «contundente».

Araya, de 55 años, que se mantiene como aspirante a la presidencia porque la Constitución Política de Costa Rica no permite renuncias para una segunda vuelta electoral, reconoció en su momento que las pocas posibilidades de triunfo lo hicieron tomar esa difícil decisión.

Según su comando de campaña, cuatro encuestas encargadas por el partido reflejaban una ventaja abismal de Solís de hasta 40 puntos.


Araya ha dicho que sigue siendo candidato a la presidencia y que, a pesar de haber estado al margen de actividades de campaña, ha permanecido en contacto con los diputados electos de su partido, con dirigentes y simpatizantes.

Johnny Araya decidió entrar a jugar en la liga principal de la política al presentar su candidatura a la Presidencia de Costa Rica, tras 21 años de estar al frente de la Municipalidad de San José.

Procedente de una familia de políticos del PLN, ha cargado con el peso que significa pretender un inédito tercer mandato consecutivo para su agrupación, tras los gobiernos de Óscar Arias (2006-2010) y Laura Chinchilla (2010-2014), este último el más impopular de la historia reciente del país.

Araya es un ingeniero agrónomo que basó su campaña electoral, en la primera ronda, en su calidad de «constructor» de obras de infraestructura en la capital del país.

Algo que, al mismo tiempo, se convirtió en una crítica ya que tras dos décadas como alcalde, no pudo resolver problemas básicos de San José como la congestión de vehículos, los vendedores ambulantes o la basura en las calles.

El candidato, además, desarrolló en su momento proyectos como la creación de avenidas peatonales, festivales y muestras artísticas, el embellecimiento de parques, la distribución eléctrica subterránea y el fortalecimiento de la Policía Municipal.

El candidato del PLN, de fundación socialdemócrata pero tildado de «neoliberal» por disidentes y opositores, se casó el año pasado, por cuarta vez, con la odontóloga Sandra León.

Es sobrino del exmandatario de Costa Rica Luis Alberto Monge (1982-1986) y padre de dos hijas, María Gabriela y Gloriana, y de un hijo, Sergio, todos mayores de edad.

Como aspirante, prometió devolver al partido las «raíces socialdemócratas» de su fundación y resaltó los logros sociales y económicos alcanzados por los gobiernos de liberación.

Sin embargo, ha sido blanco de críticas porque representa a un partido «de los mismos de siempre» y en cuyos gobiernos se han registrado actos de corrupción de algunos funcionarios.

Entre sus principales promesas, se encuentra la erradicación de la pobreza extrema, que afecta a cerca del 6 % de la población del país.

Para ello, ha propuesto un programa de vivienda, así como entregar cerca de 40 dólares mensuales a cada persona en situación de pobreza extrema para que pueda costearse tres comidas diarias.

Araya también se declaró seguidor de los principios cristianos y anunció su oposición a temas como el matrimonio homosexual y el aborto.

El PLN, fundado en 1951, es el partido con más tradición de Costa Rica y ha gobernado en nueve de los 15 periodos presidenciales que se contabilizan desde entonces.

En los últimos 32 años solo el Partido Unidad Social Cristiana (PUSC) ha podido arrebatarle el poder en tres periodos.

En la llamada Segunda República, formada con la actual Constitución Política de 1949, tras la guerra civil de 1948, ningún candidato a la presidencia había renunciado en la contienda electoral.

El único hecho histórico similar se dio en 1932, cuando Manuel Castro junto a Ricardo Jiménez, posterior presidente, se encaminaban a una segunda ronda electoral.

Castro, en ese momento, había quedado en segundo lugar y después renunció a su derecho de participar en la segunda vuelta.

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