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Cannes, la consagración para Bong Joon-Ho y Antonio Banderas

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Cannes (Francia) – La 72 edición del Festival de Cannes se cerró hoy con un palmarés que supuso la consagración del cineasta surcoreano Bong Joon-Ho, que se llevó la Palma de Oro por «Parasite», y el reconocimiento internacional para Antonio Banderas, mejor actor por su papel en «Dolor y gloria», de Pedro Almodóvar.

Se le escapó de nuevo la Palma de Oro a Almodóvar, en la sexta ocasión en la que competía en Cannes, pero a cambio, Banderas, uno de los actores con los que más ha trabajado y con el que mejor se ha entendido, se llevaba el premio a mejor actor y, precisamente, por interpretarle a él.

«Aunque el personaje se llama Salvador Mallo, no es ningún secreto que Salvador Mallo es Pedro Almodóvar», dijo al recoger el galardón Banderas, que agregó: «Le respeto, le admiro, le quiero, es mi mentor, me ha dado tanto en la vida que no tengo más remedio que dedicarle este premio».

Banderas se había situado desde el primer momento como uno de los favoritos a hacerse con el premio, aunque en los últimos días se apuntaba a la posibilidad de una Palma de Oro para Almodóvar que hubiera impedido cualquier otro reconocimiento.

Pero la Palma fue para Bong Joon-Ho, con un filme aplaudido unánimemente por la crítica y por el jurado presidido por Alejandro González Iñárritu.

La comedia convertida en tragedia de Bong es una crítica certera y muy directa a la sociedad de hoy en día, a las desigualdades sociales y al capitalismo que saca los peores instintos del ser humano.

Fueron los dos galardones más celebrados por los periodistas en la sala de prensa, junto al Premio del Jurado, «ex aequo» para la brasileña «Bacurau», de Kleber Mendonça Filho y Juliano Dornelles, y la francesa «Les misérables», ópera prima de Ladj Ly.

Dos filmes centrados en los más desfavorecidos, pero desde visiones cinematográficas opuestas.

Los brasileños apuestan por la comedia, el terror y la locura para denunciar la venta de su país a los extranjeros, una película crítica con las autoridades y cuyo premio hoy dedicaron «a todos los trabajadores brasileños de la ciencia, la educación y la cultura».

Mientras que Ly utilizó su propia experiencia para contar la difícil vida que llevan los franceses de origen extranjero en los barrios marginales de la periferia parisina.

Más discutido fue el Gran Premio del Jurado para «Atlantique», otra ópera prima, en este caso de la senegalesa Mati Diop, primera mujer negra en competir en la sección oficial de Cannes.

Una historia bienintencionada sobre los jóvenes que en los años noventa abandonaban Senegal en masa para tratar de llegar a España a través del mar y en la que los elementos espirituales juegan un importante papel.

Supo a poco el premio del guion a Céline Sciamma, por «Portrait de la jeune fille en feu», una delicada historia de amor que apuntaba más alto.

Y también se quedó corta la mención especial para el palestino Elia Suleiman por «It Must Be Heaven», una certero retrato sobre la violencia en el mundo y la búsqueda de una tierra de acogida como metáfora de la situación en su país.

Mientras que el galardón de interpretación femenina para Emily Beecham por «Little Joe», de Jessica Hausner, dejó más bien frío al auditorio.

Así como el de guion para los hermanos Dardenne por «Le jeune Ahmed», un filme que trata un tema interesante y de actualidad, la radicalización islámica de los más jóvenes, pero que está lejos de los mejores trabajos de los cineastas belgas.

El palmarés se completó con la Cámara de Oro a la mejor ópera para el guatemalteco César Díaz por «Nuestras madres» y los premios en la sección de cortometrajes, para el griego Vasilis Kekatos por «The Distance Between Us and the Sky», con mención especial para la argentina Agustina San Martín por «Monstruo Dios».

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