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Antigua universidad es ahora un hogar de inmigrantes en Florida

Mulberry (EE.UU.) – Lo que durante años fue una universidad para estudios bíblicos ha sido transformada en una pequeña ciudad campesina, donde jornaleros hispanos que se ganan la vida cosechando y recolectando frutas en Virginia y Florida encuentran un hogar estable junto a sus familias.
 

El hogar está ubicado en la Carretera 60, en Mulberry, en el centro de Florida, en los mismos terrenos e instalaciones donde durante años funcionó el Colegio Universitario Spurgeon, de la Iglesia Bautista.

Aunque está próximo a los cultivos de tomates, fresas y naranjas está apartado, al mismo tiempo, de los olores a pesticidas que forman parte del entorno y del aire que se respira en las casas móviles que se alquilan por unos 700 dólares al mes, y que están situadas entre los cultivos, como las fincas de fresa de la cercana Plant City.

Con una población de campesinos itinerantes de aproximadamente 400 jornaleros, el centro Evelyn y Batista Madonia en el Condado Polk, es como un oasis en medio del desierto, afirma Sandi Thievergi, coordinadora del lugar.

Thievergi ha dedicado su vida a ayudar a los campesinos hispanos, después de que hace casi cuatro años, Leticia González, ahora enlace entre los campesinos y el centro, le mostrara una fotografía de un niño, hijo de campesinos que nació sin extremidades por la exposición a peligrosos pesticidas que padeció su madre en los cultivos de tomates en Plant City.

El centro, donde en cualquier tiempo de «pizca» pueden llegar entre 50 a 100 campesinos, cuenta con dormitorios, separados para hombres y mujeres, quienes pagan una cuota semanal de 30 dólares por semana, e incluye servicios de electricidad y utilidades.

También tiene una biblioteca con acceso a computadores y a Internet, áreas recreativas, el centro de cuidado infantil de los Ministerios Redlands, una iglesia a cuyas misas dominicales en español asisten un promedio de 400 persona.

Se ofrece igualmente un banco de alimentos, del que los campesinos pueden suplirse con la canasta familiar para un día, y tiendas de ropas para adultos y niños en las que se adquieren ropas, zapatos y accesorios, a precios muy bajos o gratis.

«Tenemos un programa en el que si los jornaleros hacen trabajo voluntario en el centro, son pagados con una bolsa de ropas que ellos escogen por cada hora de trabajo», explica Thivierge.

«Les entregamos una bolsa de ropa y juguetes de su preferencia y de los disponibles en las tiendas por sus servicios», agregó.

Uno de los planes del Centro Comunitario Evelyn y Batista Madonia, explica su coordinadora, es contar con la colaboración de médicos, dentistas, abogados y otros profesionales que deseen donar su tiempo y servicio a los campesinos, así como la primera clínica para inmigrantes en el Condado Polk.

Los servicios del centro están disponibles para todos los campesinos que requieren ayuda, aunque se enfoca primordialmente, en el área de vivienda, a los jornaleros que trabajan en las fincas y empresas de la Familia Madonia.

«Los jornaleros hispanos hacen un trabajo muy valioso sin el cual nuestras empresas no serían lo que son hoy día y quisimos prepararles un lugar donde pudieran tener mejor calidad de vida», dijo a Efe Batista Madonia III en relación al Centro Comunitario fundado por sus padres.

De acuerdo con Madonia, para su familia es importante que sus empleados cuenten con una mejor vida, por lo que dentro de sus planes se encuentra la expansión del centro, donde piensan construir, además de más dormitorios, viviendas familiares y un campo de fútbol.

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