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Ante cementerio de empresas, trabajadores temen por su futuro

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Tegucigalpa – El temor y la desesperación comienzan a apoderarse de los trabajadores y los empresarios, especialmente de los medianos y pequeños, ya que su futuro se ve seriamente comprometido de continuar el  confinamiento decretado como parte de su estrategia de controlar la propagación del contagio del COVID-19, alertaron varios sectores.

-La economía se aproxima a la línea de “no retorno” para las empresas, que han estado cuatro meses paralizadas.

Tras más de cuatro meses de encierro, los pequeños empresarios y trabajadores claman por un regreso a labores, ya que señalan que de llegar a agosto en esta situación se cruzará la línea roja y ya no habrá retorno para reiniciar actividades para buena parte del sector de la micro, pequeña y mediana empresa (Mipyme), ya que se estima que casi la mitad de las empresas morirán.

Efraín Rodríguez, microempresario
hondureño
El dirigente de la Mipyme, Efraín Rodríguez, advirtió que el 70 por ciento del sector se encuentra en agonía económica y con pocas esperanzas de reactivar las operaciones productivas y comerciales.

“Muchos de los pequeños empresarios ya están entregando sus locales, decidieron cerrar operaciones porque producto de la pandemia tienen muchas deudas acumuladas”, dijo Rodríguez.

El dirigente de la Mipyme señaló que el sector genera dos millones de empleos, de los cuales ya se perdieron 300 mil y estima que otros 600 mil se perderán definitivamente en las próximas semanas de no haber un reinicio de actividades y la economía no se abre.

El Sistema Nacional de Gestión de Riesgos (Sinager), a cargo de gestionar la lucha contra la pandemia del COVID-19, mantiene el corazón económico del país paralizado, ya que Tegucigalpa, San Pedro Sula y el Valle de Sula, La Ceiba y parte de la región sur se encuentra en fase 0, o sea que solo pueden trabajar el sector bancario, farmacéutico, gasolineras, supermercados, energía y telecomunicaciones.

Dichas ciudades, englobadas en lo que llaman la región 3 de alto nivel de casos de COVID-19 y con densidad poblacional alta, aportan más del 75 por ciento del producto interno bruto (PIB) del país.

No retorno

Gustavo Solórzano, CohepEl asesor legal del Consejo Hondureño de la Empresa Privada (Cohep), Gustavo Solórzano,  estimó entre 500-600 mil empleos que se perderán al final de la pandemia, ya que la inactividad por un cuatrimestre ha golpeado a las pequeñas empresas.

Para el vicepresidente de la Cámara de Comercio e Industrias de Tegucigalpa (CCIT), Daniel Fortín, lo preocupante ahora es que se llegue al punto de “no retorno” para muchas empresas que están en situación agonizante.

En un tuit publicado en la cuenta del Cohep,  se cita a Fortín indicando que además de las personas que fallecen en las calles a causa del COVID-19, “también están muriendo empresas y nos moriremos de hambre”.

Justamente esa es la preocupación de los trabajadores de empresas pequeñas y medianas, que consideran que sus empleos lleguen a desaparecer cuando mueran las empresas y con ello las posibilidades de reiniciar sus trabajos.

La empresaria Ivonne Nasser, propietaria de un salón de belleza, dijo en el programa Frente a Frente “no vemos la luz al final del túnel” y se quejó que les cobren impuestos, mientras no generan ni un centavo porque están encerrados.

Ivonne indicó que su empresa tomó todas las medidas de bioseguridad y por ello clamó que le permitan trabajar.

Debacle económica será mayor

El Consejo Económico Para América Latina (CEPAL), una agencia de las Naciones Unidas señaló este miércoles que la caída de la economía será mayor a la estimada por el Banco Central de e Honduras (BCH), que en la revisión de su Programa Monetario corrigió a la baja el crecimiento económico a menos de 3.9 por ciento.

Pero en el informe divulgado el miércoles por la CEPAL, la actual revisión de julio, estima que Honduras tendrá una caída del PIB de -6.1 por ciento.

Varios economistas locales señalan que el BCH deberá realizar una nueva revisión del Programa Monetario para ajustarlo a las condiciones actuales.

Inicialmente se estimaba que el confinamiento por el COVID-19 sería de dos meses, como ha ocurrido en la mayoría de las naciones del mundo, pero en Honduras la misma se prolongó por cuatro meses y no hay señales que la misma concluirá.

El Sinager autorizó una tímida apertura del 20 por ciento de la economía para la zona del motor económico de Honduras, pero la misma apena duró dos semanas, ya que regresaron a la fase 0, cuando se conoció de un aumento de casos de COVID, justo cuando se hicieron más pruebas de COVID-19, bajo el método PCR.

La presión por el cierre, el congestionamiento de los hospitales y un alza en las muertes, ante políticas sanitarias vulnerables, provocó que los responsables volvieran a cerrar otro mes al aparato productivo nacional.

La mayor parte del mundo comenzó a reiniciar la economía y conviven con los casos de COVID-19, como en Brasil donde se reportan más de mil muertos por día, así como en otros países como México y otras naciones latinoamericanas que dejaron atrás la estrategia que se utilizó en la edad media para hacer frente a la peste, el confinamiento de 40 días.

Pero los trabajadores hondureños y las Mipymes todavía no saben si regresarán a trabajar este mes de julio o cuando algún día autorice la apertura solo les espere un cementerio de empresas, las cuales no pudieron resistir a la parálisis a la que fueron sometida, casi como sus pares de la edad media.    

 

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