- Colombia también informó de la recuperación de un lote de armas y drogas de las aguas del mar de San Andrés, las que presumen fueron transportadas por un barco de bandera hondureña.
Los sumergibles cargados de coca, según la información publicada por el diario colombiano El Tiempo, son sacados de las costas por barcos que los arrastran hasta mar abierto, donde los sueltan para que, impulsados por motores diesel de alta potencia, inicien viaje hacia puertos clandestinos en México, Honduras y Guatemala.
Por su importancia, Proceso Digital reproduce textualmente la nota publicada en la edición digital del periódico colombiano y que se lee en el siguiente enlace:
De nueva generació de semi-submarinos para transportar cocaína alerta Guardia Costera de E.U.
«Las naves son construidas en las selvas de Colombia. Navegan mayormente bajo la superficie del agua pero no pueden sumergirse totalmente como un verdadero submarino», dice un informe de CNN.
En los pasados tres meses la Guardia Costera ha aprendido más de semi-submarinos traficantes de drogas que lo que había hecho en los seis años previos, cuando hubo 23 casos, dice la CNN citando fuentes de la Guardia Costera de E.U., que calculan que este año se totalizarán 85 casos y 120 el próximo.
Aunque los botes fueron una vez vistos como una extraña «atracción secundaria» en la guerra contra las drogas, estas están llegando a ser más rápidas, aptas para la navegación, y capaces de llevar cargas más grandes de droga que los primeros modelos, dice CNN.
Los primeros semisubmarinos eran capaces de transportar entre 4 y 5 toneladas de carga; los nuevos pueden cargar 12 toneladas. Su velocidad se ha incrementado a 12 nudos, que es una muy buena velocidad en el océano, dijo Thad Allen, comandante de la Guardia Costera de Estados Unidos, a la CNN.
«Tienden a ser únicas en su clase. Cuesta hasta un millón de dólares producirlas. Algunas veces son ensambladas en piezas y reensambladas en otras locaciones. Son muy difíciles de localizar. Estamos viendo una evolución en la construcción. Al comienzo veíamos fibra de vidrio, ahora estamos viendo acero», agregó.
En algunos casos, los semi-submarinos son jalados por otras naves y son echados a pique si son descubiertos, dijo Allen. Las autoridades están investigando informes de que algunos semi-submarinos son no tripulados y operados remotamente.
Acuerdos diplomáticos dan a la Guardia Costera de Estados Unidos jurisdicción para la interdicción en aguas de países amigos.
Los encuentros han llegado a ser tan frecuentes -y los peligros de abordar las naves tan pronunciados- que la Guardia Costera está presionando por una legislación que haría el de semi-submarinos sin bandera en aguas internacionales un crimen castigable con más de 20 años de cárcel, incluso si las autoridades son pueden recobrar droga de evidencia porque los traficantes la echan a pique. Una nave sin bandera es aquella que no está registrada ante un gobierno.
«No hay razón legítima para usar naves como estas», dijo Allen ala CNN.
A pesar del incremento del uso de semi-submarinos, la agencia antidrogas de Estados Unidos, la DEA, dice que la mayoría de la droga continúa siendo transportada por métodos tradicionales -botes de pesca, botes ultrarrápidos y aviones.
Pero Frankie Shroyer, de la Oficina de Operaciones de la DEA, llamó al uso de semi-submarinos «una amenaza emergente y la estamos atacando a través de nuestras investigaciones y trabajando con otras agencias».
El foco de la DEA, sin embargo, «es desmantelar organizaciones enteras. Así que estamos buscando las organizaciones que están construyendo estas cosas… que son las misma que están usando contenedores, aviones y botes ultrarrápidos», agregó.
Allen dijo que la Guardia Costera, el Departamento de Defensa y otros están trabajando en cómo abordar estas naves. «En muchos casos, no paran. Y es difícil bajarles la velocidad», dijo a la CNN.
Primeros casos en Colombia datan de 2000
Ocurrió cuando la Policía encontró un artefacto en una bodega en la vía entre Bogotá y Facatativá. La mafia rusa colaboraba en la construcción y le habían invertido por lo menos cinco millones de dólares.
El pasado 6 de febrero, fue capturado Humberto Cuevas Salazar, conocido con el alias de ‘Acuario’ o el ‘Ingenero’, quien según las autoridades era uno de los principales fabricantes de submarinos usados por narcotraficantes.
Cuevas, al parecer, es relacionado con las casi cuatro toneladas de cocaína que guardacostas de Estados Unidos incautaron en un sumergible durante una diligencia de interdicción marítima el 7 de julio del 2006.
Otros casos
Uno de los submarinos más grandes fue encontrado el 9 de agosto del año pasado en La Guajira. En medio del desierto y bajo ramas, el Ejército encontró un sumergible listo para zarpar con 10 toneladas de droga.
La mole de acero tenía 16,8 metros de largo, 3,5 de ancho y 46,6 toneladas de peso.
Los ingenieros pagados por la mafia construyeron la nave con fibra de vidrio y le pusieron dos motores utilizados para buques pesqueros.
Otro operativo importante se realizó el 16 de diciembre del 2006 en el río Yurumanguí (Buenaventura), donde los narcotraficantes tenían una máquina de 6,8 metros de largo y 1,2 de ancho. Lo habían acondicionado con siete aletas estabilizadoras fijas, un sistema de presión con aire y capacidad de 3 toneladas.
El 31 de abril del 2007, en las selvas de Salahonda (Nariño), los narcos estaban a punto de terminar un semisumergible de 14 metros de largo y 3 de ancho. Cargaba 13 toneladas.
El modus operandi
Por lo general, en el país, los sumergibles cargados de coca son sacados de la costa por barcos que los arrastran hasta mar abierto, donde los sueltan para que, impulsados por motores diesel de alta potencia, inicien viaje hacia puertos clandestinos en México, Honduras y Guatemala.
Otra modalidad es que los sumergibles emergen en la mitad del océano, generalmente en Centroamérica donde los esperan lanchas rápidas que reembarcan la droga y la llevan a las costas.
Para los narcotraficantes estos aparatos tienen ventajas porque son difíciles de detectar por los radares y no dejan estelas en el agua, como sí ocurre con las lanchas go fast.
Autoridades colombianas hallan fusiles para las FARC en el mar de San Andrés
La Policía reveló que un barco con bandera de Honduras los habría transportado. Sólo aparecieron 10 armas y se buscan otras 20, que tendrían como destino el Bloque Caribe.
Los uniformados, con el apoyo de la Fuerza Aérea y un equipo de buzos, se dirigieron al sitio, a 200 metros del muelle Los Almendros y los encontraron envueltos en costales y engrasados para su conservación.
El coronel León Darío Villa, comandante de la Policía en San Andrés, descarta que la aparición de los fusiles en la isla se trate de un intento de las Farc por ampliar su accionar hacia el archipiélago.
Lo que sí quedó claro con el golpe, dice la Policía, es el sostenimiento de los nexos de las Farc con traficantes de armas en Centroamérica, región del continente que en la década de los 80 fue sacudida por guerras civiles en Nicaragua, Guatemala y El Salvador.
«El AK-47 es un fusil de fabricación rusa y no hay duda de que esas armas corresponden a los rezagos de esos conflictos, incluso de la Guerra Fría. Son manejadas por redes de traficantes en el mercado negro», explica un oficial de inteligencia.
Las Farc enviaron un enlace a la isla para hacer los contactos y negociar esos fusiles y otras armas.
La Policía encontró que el bloque Caribe negoció la compra de 62 granadas y 20 fusiles y que llegarían a Cartagena, después de pasar por San Andrés.
Sin embargo, al parecer por falta de recursos, dice la Policía, las Farc, las granadas tuvieron que ser devueltas desde el archipiélago a Centroamérica en barcos hondureños.
«Manejamos información de que junto con las granadas se llevaron 14 kilos de heroína.
No descartamos que las Farc hayan pagado los fusiles con esa sustancia, lo que deja en evidencia que el bloque Caribe está diezmado en sus finanzas», afirma el coronel Villa, comandante de la Policía en San Andrés.
Se reactiva paso de armas por la isla
Fuentes de inteligencia de la Policía revelan que antes de la desmovilización de los bloques de los paramilitares en la Costa, la isla de San Andrés era utilizada como plataforma de tránsito para el tráfico de armas y de droga.
No obstante, desde el 2006 cuando se desmovilizaron las autodefensas del bloque Norte, que comandaba Rodrigo Tovar Pupo, alias ‘Jorge 40’, ese mercado clandestino cayó sustancialmente.
Ahora, dos años después, parece que el tráfico muestra una reactivación, según la Policía, por la aparición de bandas emergentes al servicio del narcotráfico en la Costa y de los golpes que ha sufrido el bloque Caribe de las Farc en esta región del país.