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Alemania encarará en febrero su pico máximo de ómicron sin endurecer medidas

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Berlín – Alemania encarará el mes de febrero, en que los expertos y el propio gobierno esperan picos de cientos de miles de contagios, sin endurecer más las restricciones y planteando perspectivas de apertura a medio plazo, en la confianza de que podrá «dominar» a la variante ómicron del coronavirus.

«No es momento de relajar ni tampoco de endurecer» las medidas contra la covid, afirmó el canciller alemán, Olaf Scholz, tras la reunión mantenida con los líderes regionales, en una fase de la pandemia en que día a día se notifican niveles máximos de incidencia y de nuevos contagios.

«Hay que mantener el rumbo», añadió, lo que implica que persistirán las restricciones a los contactos personales y a los grandes eventos, vigentes desde el pasado diciembre.

El acceso a restauración, cines y otros espacios públicos seguirá reservado a personas vacunadas con la pauta completa o sanadas, a las que puede pedirse además un test reciente negativo -como en el caso de piscinas y otras instalaciones deportivas, salvo si tienen la dosis de refresco.

El alto número de nuevos contagios -la semana pasada se alcanzaron los 140.000 en 24 horas, máximo absoluto en toda la pandemia- y la rápida expansión de la variante ómicron obligarán a «priorizar» los test PCR, dado que los laboratorios de Alemania están saturados en sus capacidades.

Mientras siguen ofreciéndose gratuitamente los test de antígenos para todos los ciudadanos -uno por semana, ampliable a más si se requiere por razones laborales o de otra índole-, los PCR se reservarán a personas vulnerables o a profesionales del sector sanitario o geriátricos, donde de otro modo no pueda descartarse un contagio.

Esta decisión, que ha causado fuertes tensiones entre los distintos «Länder», ha precipitado las críticas sobre el gobierno de Scholz, un tripartito entre socialdemócratas, verdes y liberales. Desde el Ejecutivo se recuerda, sin embargo, que esta situación se arrastra de equipo anterior, la gran coalición de Angela Merkel, y que se trabaja en «ampliar» esas capacidades.

Scholz admitió, por otro lado, que sigue sin resolverse el problema principal del alto porcentaje de personas aún sin vacunar pese a las múltiples campañas y llamadas del estamento político a inmunizarse y a existir ahora mismo dosis suficientes para todos de ciudadanos.

La tasa de personas con la pauta completa está prácticamente estancada -un 73,3 %, por debajo de otros socios europeos-, pero sí se está por encima de otros países comunitarios en lo que respecta a las dosis de refresco -un 50,1 %-, factor fundamental frente a ómicron.

Ello permite, según Scholz, contemplar con «moderado optimismo» la situación actual. A juicio del consejo de expertos que asesora a su gobierno, la sanidad pública alemana está capacitada para afrontar la situación. Los ingresos hospitalarios van en aumento, pero son mayoritariamente de personas jóvenes, mientras que la ocupación en las UCIS ha descendido.

LAS ADVERTENCIAS DEL MINISTRO

El ministro de Sanidad, Karl Lauterbach, ha advertido de que el máximo de la ola actual se alcanzará en febrero y que llegarán a reportarse «cientos de miles de contagios diarios», según indicó anoche en el «Berlin Direkt» de la televisión pública alemana.

Lauterbach considera que cuando pase el punto máximo de la ola actual, en febrero, se deberán relajar algunas restricciones pero agregó que temía que en otoño vuelva a haber una situación difícil debido al posible surgimiento de nuevas variantes.

La cifra de nuevos casos se ralentizó hoy, como suele ocurrir tras un fin de semana. El pasado viernes se alcanzó un nuevo máximo de los 140.000 casos, mientras que hoy el Instituto Robert Koch (RKI) de virología reportó 63.393 nuevos contagios de coronavirus. La línea ascendente se mantiene, ya que el lunes anterior la cifra fue de 34.145 infecciones.

La incidencia semanal escaló al siguiente pico y se sitúa ahora en 840,3 contagios por 100.000 habitantes frente a los 528,2 de la semana anterior.

La situación es especialmente preocupante en Berlín, donde la incidencia en siete días es de 1.464,5 casos y cuyas autoridades han decidido «liberar» a los escolares de la obligatoriedad de acudir a clases presenciales, lo que queda a criterio de sus padres.

La rápida difusión de la variante ómicron ha llevado a que el tiempo en que una persona se considera sanada -en el que tiene el mismo estatus que los vacunados- sea reducido de seis a tres meses. El periodo de cuarentena tras un contagio queda reducido a diez días o incluso a siete días, si se presenta un test de antígenos certificado negativo-. 

JS

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