Los fallecidos son los cuatro rusos que formaban la tripulación, tres miembros del ejército de Burundi (un general, un coronel y un capitán), un cabo y un soldado raso del ejército ugandés y un ciudadano sudafricano -todos ellos integrantes de la misión de la Unión Africana en Somalia (AMISOM)- y un indio.
«El avión impactó contra dos barcas en las que se encontraban cuatro pescadores locales, que están fuera de peligro», señaló Masiko.
El aparato, un Ilyushin 76, era propiedad de la compañía Aero Lift y había sido alquilado por la empresa norteamericana DYNA Corp. para enviar tiendas y equipos potabilizadores de agua a las tropas de paz de la AMISOM.
«El mismo avión había sido utilizado en 20 ocasiones anteriores y cumplía con todos los permisos de Aviación Civil», afirmó la ministra ugandesa.
Aunque todavía no se ha encontrado ningún cadáver, buceadores del ejército ugandés siguen buscando en la zona del siniestro, frente a la aldea de pescadores de Kigungu.
Sobre la causa del accidente, Masiko dijo que «dejamos abiertas todas las posibilidades. No descartamos ninguna hipótesis».
Sin embargo, la embajada rusa en Uganda opinó que «podría tratarse de un acto subversivo perpetrado por activistas de organizaciones islamistas que apoyan la guerra en Somalia», adonde se dirigía el avión.
El representante de la compañía Aerolift subrayó que el avión era «bastante nuevo y seguro» y opinó que «los islamistas que luchan contra el Gobierno central de Somalia atacan con frecuencia a las fuerzas de paz y perpetran actos terroristas».
Agregó que en el aeropuerto de Entebbe se han registrado numerosos intentos de actos subversivos contra los aviones empleados por la Unión Africana, como estropear sus motores.