spot_img

Ai Weiwei, en busca de la humanidad en medio de la incertidumbre de la guerra

Por:

Compartir esta noticia:

Viena – Corrupción, autoritarismo, refugiados, derechos… El gran abanico de temas que ocupan y preocupan al artista chino Ai Weiwei aparecen en Viena en una gran retrospectiva, justo en un momento en el que, como él mismo reconoce, la «inaceptable» invasión de Ucrania pone a la humanidad ante la incertidumbre.

«Hay mucha irracionalidad. La invasión es inaceptable, la guerra no es aceptable. Es una tragedia, es una vergüenza para el siglo XXI que aún tengamos a gente o gobiernos tratando de lograr su propia agenda sacrificando la vida de todos y haciendo sufrir a la gente», dice durante la presentación hoy de la muestra.

«En busca de la humanidad» es el titulo del viaje que la galería Albertina Modern abre este martes a través de las redes sociales y que se podrá visitar en persona desde mañana y hasta el próximo septiembre.

Defender la humanidad

«El título de la exposición debería ser defender la humanidad», indicó el artista sobre una retrospectiva que él mismo definió como «crítica, radical y realista».

«La exposición se abre en un momento en el que en Europa hay más de dos millones de refugiados, Rusia ha invadido Ucrania y estamos en medio de lo desconocido y de la incertidumbre», reconoció ante los medios en Viena.

Un momento en el que, advirtió, se tambalean los principios de democracia y libertad y que él teme que pueda derivar en una «crisis aún mayor» en la que la propia existencia de la humanidad esté en peligro.

La exposición recorre prácticamente toda la carrera de Ai Weiwei, explorando experiencias vitales que han definido su obra y su postura en defensa de los derechos humanos y contra el autoritarismo.

Una exposición inédita

La Albertina Modern reúne casi 150 piezas, entre fotos, pinturas, esculturas y videocreaciones, en una muestra que, como el propio artista reconoció hoy, aborda su carrera con una amplitud como ninguna otra hasta ahora.

El visitante encuentra, por ejemplo, fotografías en la Nueva York de la década de 1980, donde un Ai de 24 años documenta luchas políticas y protestas sociales, y descubre un principio esencial en su vida y obra posterior: la capacidad de cada individuo de mejorar la realidad mediante sus acciones.

Entre esas piezas tempranas está la serie de tres fotos de 1995, ya de regreso en China, en las que aparece dejando caer y romperse un jarrón milenario de la dinastía Han, en una polémica y subversiva protesta contra la «Revolución Cultural» de Mao.

La masacre de Tiananmen de 1989, cuando el Gobierno chino aplastó las protestas que reclamaban libertades políticas y mejores económicas, marcaron profundamente su obra.

En contra de los centros del poder

En su larga serie de fotos «Estudios de Perspectivas», aparece su dedo corazón en alto como gesto inequívoco contra los centros y símbolos del poder, nunca contra personas, desde la Casa Blanca a la propia Plaza de Tianamen en Pekín, la Torre Eiffel o hasta la Mona Lisa, en un acto de denuncia en el que se encuadra también su letrero de luces de neón con un inequívoco FUCK.

También destacan sus montajes de bicicletas, amontonadas de forma que pierden su función, y que simbolizan tanto el salto desde una China pobre a una potencia económica como la idea de que la sociedad de su país, coordinada y sincronizada como pueblo, sufre de inmovilidad cuando se trata del individuo.

Protesta y cárcel

Una enorme serpiente, hecha con maletas escolares, recuerda a los miles de niños que murieron en el terremoto de 2008 en Sichuan, por el derrumbe de colegios debido a la mala calidad de las construcciones, un caso de corrupción en China que Ai Weiwei denunció activamente.

La exposición de la Albertina Modern recuerda también los casi tres meses de 2011 que pasó desaparecido, prisionero en una cárcel china, con reproducciones de su vida en la celda, vigilado por los guardias incluso cuando se duchaba, comía o dormía.

Cuando en 2015 recupera su pasaporte, el artista se exilia en Europa. Allí le espera la crisis de los miles de refugiados que huyen de la guerra y la miseria en Asia y África.

Activista y artista

Una catástrofe humanitaria que conoce de primera mano en los campos de refugiados y ante la que reacciona en su doble faceta de artista y activista, con obras de arte y varios documentales, como Human Flow, sobre cómo una persona se convierte en refugiado.

El impresionante «pilar de porcelana con motivos de refugiados», donde cuenta la guerra, la huida y la muerte en el Mediterráneo usando la técnica de la cerámica tradicional china, sus series de fotos y sus montajes con los salvavidas que visten quienes huyen cruzando el mar, son ejemplos de esta etapa exhibidos en Viena.

La retrospectiva se extiende hasta sus últimos trabajos, dedicados por ejemplo al confinamiento al que el régimen chino sometió en enero de 2019 a la ciudad de Wuhan, epicentro de la pandemia de coronavirus. AG

spot_img
spot_img

Lo + Nuevo

spot_img
spot_img
spot_img
spot_imgspot_img