Denver (CO) – La hondureña Vicky Chávez, que había buscado santuario en una iglesia de Salt Lake City, Utah, a principios de 2018, podrá abandonar ese lugar luego de recibir confirmación de las autoridades federales de inmigración de que no será deportada, informó la congregación que alojó a la inmigrante.
Según la Primera Iglesia Unitaria, el Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE) le informó a la hondureña que ya no figura en la lista de personas con prioridad de deportación y que, por eso, su orden de deportación (vigente desde 2017) quedó cancelada indefinidamente.
Por eso Chávez, de 33 años, podrá ahora continuar las gestiones para solicitar asilo en Estados Unidos, un pedido que ya le había sido negado hace cuatro años pero cuya apelación aún no se ha resuelto.
La meta final, dice el comunicado de la Primera Iglesia Unitaria, es que Chávez obtenga su residencia permanente.
En declaraciones enviadas a los medios locales, Chávez agradeció al presidente Joe Biden por los cambios realizados que contribuyeron a la postergación sin fecha de la deportación.
“Ahora podemos ir a Disneyland”, comentó Chávez, madre de Yaretzi (de 9 años) y Bella (de 3).
Chávez huyó de Honduras en 2014 para escapar de una situación de violencia doméstica que incluyó amenazas de muerte. Sin otros familiares directos en su país natal pero con numerosos familiares en Utah, Chávez eligió a Salt Lake City como el lugar para librarse de las amenazas.
Cuando su asilo fue rechazado a fines de 2017, Chávez recibió la orden de abandonar el país el 31 de enero de 2018. De hecho, ella y sus hijas estaban en el aeropuerto, listas para abordar la aeronave, cuando Chávez tomó la decisión de quedarse en Estados Unidos y buscar santuario.
Durante los últimos tres años la hondureña no salió de la Primera Iglesia Unitaria, donde miembros de la congregación transformaron una sala de escuela dominical en un apartamento para Chávez y luego se turnaron para acompañarla todos los días y a toda hora del día “por amor a Vicky y a su familia”.
El mes pasado, una mexicana en santuario en Filadelfia (Pensilvania) abandonó una iglesia y en febrero otra hondureña, pero en Virginia, también salió de santuario. Se estima que unas 20 personas aún permanecen dentro de iglesias para evitar ser deportadas, incluyendo la peruana Ingrid Encalada Latorre y la mexicana Rosa Sabido, ambas en Colorado.
(ir)