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A confesión de parte relevo de pruebas

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Por: Otto Martín Wolf 

Desgraciadamente para ellos -y para Honduras- una importante familia de empresarios cayó en la tentación del dinero fácil, debo ampliar; realmente del multimillonario dinero fácil.

La primera pregunta que muchos se hacen es: por qué?

Nacieron ricos, millonarios de tercera generación, no necesitaban nada más que conservar el capital para seguir disfrutando por siempre los placeres extravagancias que puede producir el dinero, cuando se tiene en grandes cantidades.

Pero, la ambición a veces produce ceguera.

Por qué arriesgarlo todo?

Quizá pensaron que debido a su importancia financiera y contactos políticos estaban fuera del alcance de la justicia y la ley o, a lo mejor y como parece evidente, no pensaron nada.

La pregunta que yo me hago es: para qué más dinero, para qué tanto dinero?

Cuántas casas de lujo, cuántos autos último modelo, cuántas casas en la playa y apartamentos en Miami, cuántos estadios, aviones y  helicópteros hay que tener para lograr ser felices?

Enfrentan ahora un mínimo de diez años en prisión; diez años de la vida, diez años irrecuperables, diez años que ningún dinero puede pagar y el patriarca de la familia, viejo y vencido, languidece en una cama de enfermo quizá preguntándose una y mil veces… para qué?

Los delitos aceptados por ellos están ligados a sus relaciones con la que fue una de las organizaciones criminales más grandes que ha producido Honduras.

Pero, de verdad sus crímenes se limitaban al lavado de dinero o ese blanqueo conducía a otros delitos?

Cuántas vidas se arruinaron por consumir las drogas que sus socios comerciales vendían?

Cuántos asesinatos se cometieron en las calles de Honduras y otros países en la lucha territorial entre bandas dedicadas al negocio del narcotráfico y cuántos inocentes cayeron en el fuego cruzado de los feroces combates de las pandillas en su lucha por el poder supremo?

Como un ejemplo, quizá recordará usted que hace unos cinco años fueron masacradas cerca de 20 personas en una zapatería en San Pedro Sula; cuántos de esos muertos eran empleados o clientes inocentes que sólo estuvieron en el lugar equivocado en el momento equivocado? Cuántos de los muertos en las frecuentes masacres cayeron sin tener nada que ver?

Lavar dinero proveniente del crimen va más allà que una transacción financiera oscura; si los delincuentes no pudieran gastar su dinero quizá las cosas serían diferentes.

Pero, al encontrar socios que permitan legalizarlo todo se facilita, el crimen se estimula.  

El dinero “limpio” puede comprar bienes raíces a montones, empresas, haciendas, pistolas de oro y hasta pagar músicos para que los diviertan y hagan canciones a sus hijos.

Darle un camino legal a dinero proveniente de una de las actividades más sucias a las que se puede dedicar un ser humano, como es el narcotráfico, no sólo los convierte en socios comerciales, pero también en cómplices de todos los crímenes relacionados.

No creo que haya habido en Honduras alguien medianamente informado que no hubiera oído algo o conocido a qué se dedicaban los “Cachiros!, no se puede alegar ignorancia.

Pretender hacer negocios con el diablo y no salir un poco chamuscado es algo infantil.

Falta saber, en toda esa trama mafiosa, quién era el verdadero jefe y quién el subalterno.

Falta saber quién, en realidad, era el diablo?

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