Tegucigalpa – En un mensaje con motivo del 50 aniversario del crimen de Estado perpetrado en Santa Clara y Los Horcones, la Compañía de Jesús en Honduras lanza un llamado contundente a la familia del expresidente Manuel Zelaya Rosales.
– Don Manuel Zelaya (padre) fue encontrado culpable por la matanza de Los Horcones y recibió condena, pero en 1980 -apenas cinco años después del suceso- fue favorecido por una amnistía política o indulto.
– En una parte central del pronunciamiento, los jesuitas vinculan el crimen directamente con la lucha por la tierra y la reforma agraria, y formulan una exigencia adicional: que la familia Zelaya impulse una verdadera reforma agraria como acto de reparación histórica.
Una de las homilías de eucaristías, por el medio siglo de la Masacre de Los Horcones y Santa Clara, se celebró en Juticalpa, Olancho. La misa fue celebrada por los obispos José Bonello y Jenry Ruiz.
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En ese contexto de la masacre de Santa Clara y Los Horcones, ocurrida el 25 de junio de 1975, la Compañía de Jesús en Honduras emitió un mensaje de reflexión cargado de indignación, memoria y exigencias concretas hacia la familia del exmandatario Manuel Zelaya Rosales, señalando directamente la responsabilidad de su padre, Manuel Zelaya Ordóñez, en los hechos.
“Nuestra demanda es firme y directa para usted, don Manuel Zelaya hijo, y su familia: exigimos que haya un reconocimiento de lo ocurrido y una petición de perdón en nombre de su padre”, señala el mensaje publicado en Radio Progreso. El mensaje recuerda que 14 personas —entre ellas el sacerdote jesuita Iván Betancourt— fueron brutalmente asesinadas y despedazadas por exigir justicia social y acceso a la tierra, en un crimen ejecutado con ensañamiento, planificación y complicidades estatales.
Los religiosos denuncian que los cadáveres fueron arrojados a un pozo malacate con dinamita, y compararon la brutalidad del crimen con la violencia de las pandillas actuales. “Algunas víctimas fueron torturadas, les cortaron la lengua, sus cuerpos despedazados, como lo hacen hoy grupos de mareros en contra de sus víctimas”, expresaron.
Además, se refirieron al pacto de silencio y la amnesia oficial que ha acompañado el caso por décadas: “Lo que ocurrió después fue la imposición del silencio, y hoy tenemos un olvido palaciego y dictado como consignas. La historia oficial ha buscado enterrar ese crimen, y muchos políticos y activistas se han convertido en cómplices para borrar esa memoria”.
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“Si por oponerse a la reforma agraria su padre estuvo involucrado en un crimen despiadado, que sea la tierra y la reforma agraria lo que hoy se convierta en el compromiso de los Zelaya con el campesinado hondureño”, enfatiza el mensaje. Piden que dicho compromiso se convierta en una política de Estado, bandera de lucha y parte fundamental de la agenda gubernamental y electoral de los próximos cuatro años.
Finalmente, el mensaje reitera que el propósito no es la venganza, sino la justicia y la verdad: “No conmemoramos esta fecha por venganza. Lo hacemos por obligación de rendir homenaje a nuestros mártires”.
Los hechos de 1975, considerados una de las peores masacres contra campesinos en la historia reciente de Honduras, fueron cometidos en el contexto de la lucha por la reforma agraria y contaron con la complicidad de terratenientes, militares y políticos. Hasta la fecha, nadie ha sido judicialmente condenado por estos crímenes. LB
